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Los Perseguidos...

¿Futbolistas y entrenadores acusan un acecho o una cacería de los árbitros. Aunque el futbol mexicano, históricamente, ha estado lleno de intereses, de sospechas y de consignas, está claro que hay cierta exageración en el tema de un futbol agobiado por un terrible nivel de arbitraje. Y muchas veces, los entrenadores y futbolistas han encontrado una salida cómoda para justificar sus carencias: "Me están persiguiendo...". Sigo esperando que alguno de ellos salga, tras un partido, a afirmar públicamente que fue favorecido y que no merece el resultado que obtuvo...

CIUDAD DE MEXICO -- Todavía no conozco a un futbolista o entrenador que, tras un juego en el que el árbitro hizo un buen trabajo o sencillamente se equivocó favoreciéndoles en sus intereses deportivos, se haya atrevido a decir públicamente que lo agradece o que no se merecía lo que obtuvo en el campo de juego.

Es una condición propia del ser humano: cuando te sientes perjudicado, reclamas; cuando sabes que fuiste favorecido a pesar de una injusticia, te callas.
'Los Perseguidos'. No es el título de una película de ciencia ficción ni tampoco la de una obra teatral de intriga y drama policial. Es, o parece ser, el rotulo adecuado para las quejas que se han acentuado en la recta inicial del campeonato mexicano. Cuando no es Paco Jémez, es Matías Almeyda o Miguel Herrera y cuando no se trata de un entrenador, aparece en escena un futbolista como Nicolás Castillo. Quejarse no está mal. Es un derecho del hombre y una de las prerrogativas de la libertad de expresión, pero de ahí a decir que existe una persecución o un 'complot' --cayendo en términos más comunes de la política mexicana-- me parece improbable e insostenible.

Matías Almeyda dice que parece existir cierta molestia por los éxitos de Chivas. Paco Jémez siente que hay una campaña para desprestigiarlo y Miguel Herrera ha declarado una y otra vez que los silbantes tienen 'apuntadas sus placas' y que muchas veces sin razón alguna los increpan, lo provocan y lo expulsan. Lo mismo con los futbolistas quienes, muchas veces, parecen justificar sus carencias en la cancha con el pretexto de una caza o un acoso arbitral.

Así como pienso que históricamente el futbol mexicano ha sido agobiado por sus propios intereses y que ello, en algún momento y de alguna forma, pudo haber generado cierta persecución o presión sobre un club, un entrenador o un futbolista, creo que, esta vez, estamos cayendo en un sendero de exageración.

Los árbitros o el arbitraje en México ha mantenido el mismo nivel de los últimos años en este inicio de campeonato. Un nivel mediocre que conduce a la controversia partido a partido. Los jugadores reclaman, los entrenadores se exasperan, los ánimos suben y entonces se genera un ambiente de sospecha sobre algún tipo de persecución o cacería sobre algún club o persona en específico.

El arbitraje en México tiene que mejorar muchísimo. Para ello, supongo, llegó un personaje como Arturo Brizio a la Comisión. Es muy temprano para analizar si su trabajo en realidad está rindiendo resultados. Existe, además, una presión extra que parece estar incrementándose sobre el arbitraje: la inminente llegada de la tecnología. Aunque los experimentos del VAR en la Copa de las Confederaciones no resultaron muy afortunados, el sistema terminará imponiéndose más temprano que tarde. La vecina MLS comenzó a utilizarlo hace un par de semanas y en México ya se realizan los últimos retoques para implementarlo. Los árbitros están nerviosos. Es algo natural.

Los síntomas de una persecución no son privativos del futbol mexicano. Lo acabamos de atestiguar en otro nivel de competencia y también de futbolista. Cristiano Ronaldo comenzó la semana afirmando que sentía que había una persecución en su contra tras el fallo de su apelación por la suspensión de 5 partidos en la Supercopa de España. Cristiano debe entender que aunque se llame Cristiano Ronaldo no puede atentar contra el reglamento y quitarse la camiseta tras un gol o empujar al árbitro luego de una jugada polémica dentro del área, aunque el silbante --como pensamos algunos-- se haya equivocado en su determinación.

'Los Perseguidos' o el síndrome de una persecución es una reacción del entrenador y del futbolista para justificarse. Sigo esperando, pacientemente, que algún jugador o técnico, después de un juego, declare que no merecieron ganar o empatar porque el arbitrio les favoreció injustamente. Espero... sentado, claro.

@Faitelson_ESPN