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A uno le dicen "El Chucky" y al otro "El Tecatito"...

Son dos futbolistas diferentes que pueden servir para encontrar el estilo que tanto ha perseguido y que tanto le ha costado encontrar a la Selección Mexicana. A partir de Hirving Lozano y de Jesús Corona, Osorio y México no sólo pueden descubrir soluciones, también una forma, una condición de juego que tenga las características de esos futbolistas: profundidad, desequilibrio, velocidad, imaginación y hasta cierto grado de "magia". Ya otros jugadores en la historia del futbol mexicano han insinuado con ese nivel protagónico y han fracasado. Nadie garantiza que "El Chucky" no termine siendo un Gio o que "El Tecatito" no se extravíe como Vela, pero por ahora, son dos francas esperanzas a las cuales aferrarse...

CIUDAD DE MEXICO.- Uno pone el balón por delante, luego lo esconde, hace una finta y se impulsa hacia el frente antes de sentir el dolor que le produce la patada sobre el tobillo. Se queja, se levanta y sigue corriendo. El otro, acelera en diagonal cuando por sus instintos percibe la línea blanca que delimita del área grande. El "slalom", las izquierdas y las derechas a toda velocidad, desenfrenadas, la pelota bien pegada a sus pies. El desequilibrio en su máxima expresión.

A uno le dicen "El Chucky". Al otro "El Tecatito". Los dos tienen cara, corazón y gestos de futbolistas mexicanos.

En la búsqueda de un estilo, de una forma de jugar, de una condición propia que no ha llegado y que ha provocado polémica y desanimo a su alrededor, la Selección Mexicana se ha encontrado con un par de futbolistas a los que vale la pena seguir. Dos jugadores que le pueden dar un aroma, un sentimiento y una profundidad diferente su futbol. Son jóvenes, Hirving Lozano un poco más que Jesús Corona, pero deben estar listos para mostrarnos sus grandes y desarrolladas destrezas durante el próximo verano ruso.

¿Qué tan distintos son a otros futbolistas que en su momento se asomaron como la gran esperanza de una dependencia o de un cambio en el futbol mexicano? No lo sabemos todavía. No sabemos si "El Chucky" será un Gio que amagó con ser el mejor y que se quedó simplemente en uno "bueno". No sabemos si "El Tecatito" se transformará en un Vela que teniéndolo todo fue casi nada. Lo único que sabemos hoy es que a partir de ellos se puede soñar.

Lozano ha caído "de pie" en la liga holandesa. Y lo mejor de él parece su personalidad, su humildad y su deseo de ser mejor todos los días. Hace algunos meses, cuando todavía jugaba en Pachuca, me lo encontré en el Salon de la Fama del futbol. Le dije: "A ver, muéstrame tus tobillos, quiero ver si es verdad que te pegan tanto". Sonrió tímidamente, se levantó los "pants" y me dijo: "Para mi son como 'caricias'" mientras yo quedaba estupefacto por la cicatrices, la hinchazón y el tono entre rojizo y morado que evidenciaba su tobillo derecho. "El Chucky" no le tiene miedo a nada ni a nadie. Corre, desborda, le pegan, se levanta, sigue corriendo y le vuelven a pegar. Para él son, simplemente, "caricias" de la cancha.

Jesús Corona ha mostrado en Holanda y en Portugal que tiene las condiciones para jugar en un futbol aún más desarrollado. Durante el verano, estuvo en la órbita del Borrusia Dortmund alemán y también apareció, me parece más por un rumor de prensa, entre las muchas "agendas" que tiene el Barcelona. Sigue en el Porto, pero a diferencia de sus compatriotas Miguel Layún, Héctor Herrera y Raúl Jiménez que también juegan en Portugal, él tiene un papel con una mayor regularidad. Es un jugador con desequilibrio y personalidad, una personalidad que mostró cuando prácticamente "escapó" del Monterrey para buscar el nivel del futbol europeo. "El Tecatito" tiene carácter y hambre para seguir creciendo. Fue una pena no haberlo visto durante el verano en la Copa de las Confederaciones. Era una vitrina excepcional en un momento muy interesante su carrera europea.

Ambos, sin embargo, deberán luchar contra el peor enemigo del futbolista mexicano: la regularidad. Esa misma que desmoronó trayectorias que parecían contar con todas las ventajas para jugar y competir ante y entre los mejores del mundo. Lozano y Corona tienen talento de sobra para lograrlo. En la medida en que no lo desperdicien estará la clave de su futuro.

Pero hay otros beneficiados directos de la "explosion" de este par de futbolistas: México y Juan Carlos Osorio tienen dos elementos diferentes sobre los cuales pueden generar la base y las condiciones de una manera de jugar. Ya en la fecha FIFA por la que acabamos de pasar, probó empezando con uno y dejando en la banca al otro en la banca como un revulsivo. Luego, los puso a ambos al mismo tiempo en el campo y la selección mexicana adquirió un futbol y un carácter mucho más profundo y determinante. A uno le dicen "El Chucky" y al otro "El Tecatito". Y son distintos, tienen una combinación de talento que le dan a México otro sentido, otra cara y también, otra esperanza...

@Faitelson_ESPN