Nos asomamos a la jornada ocho. Respiramos ya cerca de la mitad del campeonato y Chivas sigue sin ganar. No sólo eso, como suele ocurrir alrededor de un club de estas dimensiones, hay rumores, hay malas intenciones que intentan desestabilizar y destruir. Matías Almeyda, el hombre más importante en esta transformación de Chivas, parece ir de la preocupación, a la desesperación y luego hasta cierto hartazgo. Lo primero que necesita Chivas es recordar quien es y como es. Recuperar la memoria futbolística y el hambre de ganar. Nunca es tarde para hacerlo. Pachuca es un escenario ideal.
CIUDAD DE MEXICO -- El Campeón tiene amnesia. No recuerda quien es, como se gestó su hazaña, su gloria, su felicidad. Debe tener por ahí un vago recuerdo, pero olvida, olvida de pronto todo y no sabe quién es.
Chivas sabe vivir en la crisis. Lo ha hecho, irremediablemente, de esa forma en los últimos años. El problema es simple, sencillo y muy claro: es el Campeón y no ha ganado en el torneo.
Y ahora, más que las condiciones de juego de un equipo que alcanzó la cima hace tan sólo algunos meses y la baja sensible de algunos futbolistas que andaban a la máxima revolución, me empieza a preocupar el semblante de Matías Almeyda. El hombre más importante en esta gran transformación de Chivas no sólo parece preocupado y por momentos desesperado, también da la idea de haber caído en un escenario de hartazgo. Tampoco ayuda, como siempre, el polémico entorno del Guadalajara, en el que los rumores van y vienen y cualquier tipo de insinuación, alimentada más por los tiempos de las redes sociales que vivimos, hace más complicado el panorama.
La presión se intensifica porque Chivas no gana, no encuentra un nivel futbolístico y se aleja cada vez más de la posibilidad de defender su campeonato. Lo mejor que le dio Almeyda a Chivas es estabilidad. Ahora no la tiene. Ha vuelto a los tiempos de las 'idas y venidas', de las 'bajas y subidas'. Chivas no pude vivir en una montaña rusa de emociones constantes. Debe ser un equipo de la zona alta de la tabla, siempre, sin excusas, sin ninguna clase de justificación que sea válida.
Algunas señales son positivas: poco a poco se recuperan los lesionados. Regresa Cisneros y la semana que viene lo haría Allan Pulido. Un triunfo, es obvio, ayudaría moralmente al grupo. Pero a este Chivas se le ha dificultado todo en el torneo, incuso ganar por encima de sus defectos o alegándose del estilo que más le conviene.
Lo que más me preocupa en esta crisis de Chivas es el semblante de Almeyda. Al mismo tiempo, hay quien alimenta al interior y al exterior de Guadalajara rumores que de ninguna manera hacen más sencillo el proceso. Que si tiene una oferta de España, que si José Luis Higuera habría viajado a Europa a buscar a su substituto... que si esto, que si lo otro. Normal. Chivas es un club muy querido, pero que también ha despertado envidias y recelos a su paso ganador. Hay muchos que quieren aprovechar para no solo desestabilizarlo, también, de paso, si se puede, destruirlo.
Un triunfo es fundamental para revertir los vientos de la temporada. La visita a Pachuca será muy complicada, pero no imposible. El Campeón debe recordar quien es.