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Donde hay desquite, no hay agravio

Por segunda vez en cuatro ocasiones, Estados Unidos se coló entre los semifinalistas del Clásico Mundial de Béisbol.

En otro partido intensísimo, los estadounidenses eliminaron al campeón defensor, República Dominicana, que se va a casa con las manos vacías, tras ganar la edición anterior de manera invicta.

Los quisqueyanos ya habían vencido a los norteamericanos en otro encuentro épico, disputado en el Marlins Park de Miami, correspondiente al grupo C de la primera ronda, cuando remontaron una desventaja de 0-5 y sacaron el juego del congelador.

Pero donde hay desquite, no hay agravio. Aquel de Miami podía perderse. Este de San Diego no.

Cuatro momentos clave tuvo el juego, que inclinaron la balanza a favor de los dueños de casa.

En el segundo inning, con ventaja de 2-0 en la pizarra, los dominicanos colocaron corredores en tercera y segunda sin outs, pero el zurdo Danny Duffy se las arregló para conseguir un escón de leyenda, al dominar nada menos que a José Reyes, Manny Machado y Robinson Canó.

Un racimo ahí habría sacado a Estados Unidos del juego, pero el cero logrado a la defensa inspiró a los bateadores, que en el siguiente inning consiguieron igualar la pizarra.

El segundo momento determinante llegó en el principio del cuarto episodio, cuando Giancarlo Stanton le desapareció una pelota a 424 pies por el jardín izquierdo al abridor quisqueyano Ervin Santana, para darle a su equipo una ventaja que no volvería a perder.

En el cierre del séptimo se produjo la que podría ser catalogada hasta ahora como la jugada del torneo.

Machado estuvo a punto de botarle la pelota al relevista Tyler Clippard por el jardín central, pero Adam Jones, nativo de San Diego, se llevó la bola con un salto felino, que mereció hasta el reconocimiento del propio bateador, quien se quitó el casco y reverenció semejante atrapada.

El verdadero valor de ese fildeo se vio en el turno siguiente, cuando Canó, despachó cuadrangular por la banda contraria, que habría igualado el marcador 4-4 de no haber sido por la jugada de Jones.

Si República Dominicana hubiera conseguido empatar en ese inning, el impacto anímico podría haber sido devastador para los norteamericanos, que ya vieron cómo, una semana antes, se les escapaba de las manos un triunfo ante los caribeños.

Y por último, fundamental fue el despertar de Andrew McCutchen, quien llevaba de 12-1 (.083), cuando en el octavo episodio disparó un doblete que remolcó dos más, para devolver la tranquilidad en la pizarra del Petco Park, abarrotado por 43,002 fanáticos.

Estados Unidos ganó la revancha y ahora tiene la posibilidad de tomar otro desquite, cuando enfrente a la invicta escuadra de Japón en la segunda semifinal, a jugarse el martes 21 en el Dodger Stadium de Los Ángeles.

En ese mismo escenario, durante la segunda edición del WBC en el 2009, los nipones eliminaron en semifinales a la selección de las barras y las estrellas por pizarra de 9-4.

De aquel juego sólo queda un pelotero que volverá a tomar parte en el nuevo duelo: el jardinero de los Astros de Houston, Norichika Aoki, quien en aquella oportunidad se fue en blanco en cinco turnos, con un ponche.