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Venta de Marlins atascada en medio de la nada

MIAMI - Llámele como quiera: callejón sin salida, punto muerto, laberinto, limbo.

Póngale usted el nombre a la situación en la que se encuentran los Marlins de Miami, atascados entre un proceso de compraventa que no acaba de concretarse y una incertidumbre sobre el futuro inmediato de sus principales figuras.

El equipo maneja el asunto con un secretismo no tan hermético, pues quedan grietas por las que se filtran rumores que sólo hacen aumentar las expectativas, para bien o para mal.

La gente común, los que siguen a los Marlins en las buenas (pocas) y en las malas (muchas), ha entrado en un estado de resignación, a la espera de lo que venga, con tal de salir de una vez y por todas de Jeffrey Loria.

El entusiasmo inicial que despertó el nombre de Derek Jeter entre los posibles compradores se ha desvanecido en las últimas semanas, pues el legendario Capitán de los Yankees no ha tenido el suficiente poder de convocatoria de inversionistas que pongan plata.

Primero fue Jeter contra el exgobernador de la Florida Jeb Bush, quienes luego unieron fuerzas ante el grupo de Tagg Romney, hijo del ex candidato presidencial republicano Mitt Romney y el pitcher miembro del Salón de la Fama Tom Glavine.

Después Bush se retiró de la puja y aparecieron la leyenda del baloncesto Michael Jordan y el rapero miamense Pitbull, Míster 305.
Hasta llegó a mencionarse, en un principio, el nombre de Jared Kushner, yerno del presidente Donald Trump.

Pero uno tras otro aparecían y desaparecían de los rumores como por arte de magia, mientras aumentaban los temores de una venta de liquidación del núcleo de jugadores, incluido el mismísimo Giancarlo Stanton, con todo y su cláusula de no canje y su megacontrato de 325 millones de dólares.

Fue entonces que apareció en la palestra el empresario Jorge Más Santos, presidente de la compañía tecnológica MasTec e hijo del fallecido Jorge Más Canosa, el más emblemático líder del exilio cubano en Miami.

Más Santos, presidente además de la Fundación Nacional Cubanoamericana (FNCA) que creó su padre en la década de los 80 para promover cambios democráticos en la isla, parece ser "el hombre", a juzgar por las señales emitidas en las últimas semanas.

Al empresario se le vio en la gala previa al Juego de las Estrellas, que reunió a la crema y nata del jet set de la Capital del Sol y luego se sentó en el palco de Loria en el partido estelar, disputado el martes 11 de julio en Marlins Park.

Varios reportes de prensa aseguraron que la oferta de Más Santos habría sido aceptada de palabra por el vendedor y que sería alrededor de los 1,170 millones de dólares, unos 130 millones menos del precio que andaba pidiendo Loria.

Con mucho dinero comprometido en salarios, deudas por 400 millones y bajos ingresos por asistencia al estadio y contrato con la televisión, es difícil pagar 1,300 millones por los Marlins, por mucho que quiera el vendedor.

Pero la realidad es que la transacción no acaba de darse y en la oficina del comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred, comienzan a preocuparse, pues quieren que la compraventa se dé ya.

MLB teme que Más Santos pierda la paciencia ante la demora de Loria y retire su oferta, lo cual haría retroceder el proceso nuevamente casi al punto de partida.

Pero el dueño actual no parece tener apuro. La propuesta para ocupar el cargo de embajador de Estados Unidos en Francia que le habría hecho el presidente Trump, que sería una de las razones para acelerar la venta, también se ha demorado.

Además, para un avaro como Loria, esperar hasta abril del 2018 podría significar una diferencia de algunas decenas de millones.

Si Loria vende antes de esa fecha, el cinco por ciento del dinero que se genere en la transacción tiene que ir por ley a las arcas del condado Miami-Dade.

Si se vendiera el equipo, digamos, en 1,170 millones, 58.5 millones le corresponderían al gobierno condal. Si lo hace después, la suma total irá a su bolsillo.

Pero por la buena salud de los Marlins, MLB no quisiera arrancar los entrenamientos primaverales del año próximo sin que se haya completado el negocio y de ahí, el temor de que Más Santos se impaciente y cambie de parecer.

¿Qué son 58.5 millones para quien se va a ganar 1,111.5?, se preguntarán algunos.

De Jeffrey Loria no debe sorprendernos nada, se responderán otros.