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Yu Darvish: ¿Pan para hoy y hambre para mañana?

Yu Darvish ya andaba preparando las maletas para irse al campo de entrenamientos que el sindicato de peloteros abrirá en la Florida para los casi 200 agentes libres que siguen sin empleo, pero a última hora tuvo que cambiar el boleto por uno mucho más caro.

El lanzador derecho japonés consiguió un pasaje de 126 millones de dólares que por los próximos seis años lo enviará directamente a Mesa, Arizona, sede de los entrenamientos primaverales de los Cachorros de Chicago.

El contrato que Darvish acaba de pactar con los Cachorros podría incluso llegar hasta los 150 millones, en dependencia de una cláusula que activaría una opción por un año más, en caso de cumplirse ciertas estadísticas.

El nipón, de 31 años, ganará un promedio de 21 millones por campaña y su firma coloca nuevamente a Chicago en condición de favorito en la división central de la Liga Nacional.

Darvish viene a completar una rotación que ya tenía al derecho Kyle Hendricks y a los zurdos Jon Lester, Drew Smyly y el colombiano José Quintana.

Ello le daría la opción al mánager Joe Maddon de reforzar aún más el bullpen con Mike Montgomery, ese comodín que lo mismo abre un juego, que lo releva.

Montgomery sería entonces de gran ayuda dentro de un cuerpo de relevistas que consiguió a Brandon Morrow en el invierno, para sumarlo al zurdo Justin Wilson, adquirido a mitad de la campaña pasada, y a los derechos Carl Edwards Jr. y el dominicano Pedro Strop.

El cuerpo de serpentineros se ve blindado por todos lados para poder competir ante los Cardenales de San Luis, sus eternos rivales divisionales, y los reforzados Cerveceros de Milwaukee. Eso, a un plazo inmediato.

La historia en contra de Darvish

A la larga, lo que está por verse es si 126 millones por seis años no es mucho dinero o demasiado tiempo para Darvish.

El japonés, que debutó con los Rangers de Texas en el 2012, ya suma cinco temporadas en las Mayores, más un año completo (2015) que se perdió por lesión.

A los hechos me remito: solamente dos lanzadores japoneses en toda la historia, Hideo Nomo y Tomokazu Ohka, han logrado permanecer en las Mayores por diez o más campañas.

Nomo (123-109, 4.24) fue el que más tiempo estuvo. Pasaron 11 contiendas desde que debutó en 1995 con Dodgers de Los Ángeles, hasta que cerró en el 2005 con los Rays de Tampa Bay, cuando no era ni la sombra de aquel que ganó el premio de Novato del Año.

Luego intentó un regreso, a los 39 años, en el 2008 con los Kansas City Royas, pero prácticamente no pudo sacar outs en tres apariciones como apagafuegos y el equipo lo dejó en libertad.

Por su parte, Ohka (51-68, 4.26) fue un mediocre abridor itinerante que a duras penas se mantuvo diez temporadas con los Medias Rojas de Boston, los desaparecidos Expos de Montreal, los Nacionales de Washington, los Cerveceros y los Indios de Cleveland.

Entonces, Darvish estaría obligado a superar en lo que a tiempo respecta, a estos dos compatriotas para hacer valer cada dólar de su contrato.

Además, desde que regresó en el 2016 de su operación Tommy John no ha sido el mismo.

En sus primeras tres campañas con los Texas Rangers, el asiático tuvo récord de 39-25 y 3.26 de efectividad, con un promedio de 181 entradas trabajadas en cada uno de esos años.

Desde entonces suma 17-17 y 3.70, con una media de 144 episodios por temporada.

Sus números globales, antes y después de la cirugía, son de de 56 triunfos, 42 derrotas y efectividad de 3.42 en 131 aperturas, buenos, pero no excepcionales como para involucrar tanto dinero que a la larga puede terminar tirado al inodoro.

Si bien Darvish puede resolver de manera inmediata el completamiento de la rotación, su pacto podría resultar pan para hoy y hambre para mañana.

En eso de botar millones a la cañería los Cachorros tienen experiencia previa. Si no, pregunten por un tal Jason Heyward.