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La carrera de Canó entra en una nube de dudas

El camino que por 14 años labró Robinson Canó hacia el Salón de la Fama de Cooperstown se puso, en un abrir y cerrar de ojos, resbaladizo y lleno de lodo.

Canó dio positivo a la presencia de furosemida en un control antidopaje y será sancionado por 80 partidos, lo que le hará perder prácticamente la mitad de su salario de 24 millones de dólares correspondiente a esta temporada.
"Recientemente me enteré de que he dado positivo a una sustancia llamada furosemida, que no es una sustancia de mejora del rendimiento", dijo el pelotero de los Marineros de Seattle en un comunicado publicado por la Asociación de jugadores de MLB.

"Durante más de 15 años, jugar béisbol profesional ha sido el mayor honor y privilegio de mi vida. Yo nunca haría nada para engañar a las reglas del juego que me encanta, y después de someterse a docenas de pruebas de drogas durante más de una década, nunca he probado positivo para una sustancia de mejora de rendimiento por la sencilla razón de que nunca he tomado una", añadió.

La furosemida es un diurético, no un esteroide anabólico que mejora el rendimiento, pero está igualmente prohibida porque se usa para enmascarar otros fármacos igualmente ilegales.

Bajo la actual política de drogas del béisbol, los jugadores no son suspendidos automáticamente por el uso de un diurético, a menos que la MLB pueda probar que se usó como agente enmascarante.

Canó dijo que un médico licenciado en la República Dominicana le recetó la furosemida para tratar diversas afecciones.

Una fuente familiarizada con el caso dijo a ESPN que Canó dio positivo antes de la temporada y apeló.
Durante la apelación, MLB aparentemente fue capaz de determinar su intención, por lo que el dominicano retiró la apelación.

Uno de los intermedistas más naturales que hayan pasado por el béisbol, acumula números extraordinarios en 14 temporadas, en la que batea para average de .304, con 2,417 imparables, 522 dobles, 33 triples y 305 jonrones, 1,206 impulsadas y 1,168 anotadas, además de dos Guantes de Oro.

Ahora todo eso se ha ido por la borda, con la misma velocidad en que suelta la pelota en una relampagueante doble matanza.

¿Por qué? Tiene un talento incuestionable y se podría suponer que tiene asegurado su futuro económico y el de su familia.

¿Tenía necesidad de apelar a la trampa y arriesgar un legado que lucía brillante?

Porque después de sus declaraciones, cuando menos, lo que siembra es un campo lleno de dudas, al estilo de Rafael Palmeiro.

¿Desde cuándo venía engañando al béisbol?

Es cierto que no había dado positivo en exámenes anteriores, porque es sabido que el dopaje es una ciencia que lleva varios pasos de ventaja a los encargados de combatirlo y existen formas de evadir o enmascarar los resultados.

Con o sin sustancias prohibidas, Canó es un gran pelotero. Ningún fármaco le dio la habilidad de ver la pelota y hacerle el swing justo en el momento preciso para mandarla bien lejos.

O para capturar un rodado endemoniado y convertirlo en un fácil out con esos movimientos fluidos que sólo él tiene.
Entonces, ¿Por qué? Sólo Canó puede responderlo.

Ahora se irá a cumplir su castigo (que de paso le servirá para recuperarse de una fractura en la mano derecha) y a finales de temporada regresará como si nada hubiera pasado.