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Entre Oribe y Uribe, América extingue a Monarcas

LOS ÁNGELES -- Oribe Peralta en la banca, pero el contrito Mateus Uribe quería purgar sus pecados capitales. Y el colombiano lo hizo con dos golazos.

Ahí, fincó el América su dominio absoluto en la cancha y en el marcador: 4-1. Sin Oribe, con Uribe, cuestión de una vocal.

América se acerca a la triple bendición de ganar, golear y gustar. La tercera de ellas sólo tiene el empalago de los cuatro goles. El trámite se amargó con el desdén y desorden de la segunda parte.

A Morelia le quedó grande el reto. Parecía un sinodal estricto para examinar a un América que se devanea entre la realidad y la insinuación.

Tres momentos de inspiración individual americanista arruinaron la transpiración de Monarcas. Goles del América que no certifican un mecanismo colectivo de generación de futbol.

El 1-0 refleja la visión de Jeremy Menéz. Cambia la embestida de derecha a izquierda, donde recibe, culebrea y sentencia entre las piernas de Guzmán y el azoro anestesiado de Sosa, el gol del resucitado Cecilio.

Morelia amenaza con el empate de Sepúlveda, pero vendría entonces la expiación de Mateus Uribe, con dos soberbias anotaciones, para espantar los fantasmas de sus tarjetas y penalti errado.

Primero, arrastra en diagonal y mete un zurdazo que embelesa la estirada de Sosa. El 3-1 lo consuma tras una carambola, con una pelota perdida, que en un resquicio, controla, desvencija la cadera a dos adversarios y con la punta toca a segundo poste ante la salida del arquero.

Sí: Uribe purgó sus pecados, más allá de que después recolecta la amarilla imprescindible y se lleva la advertencia de una roja por sus excesos. Parece que Mateus Uribe disfruta las tormentas de vivir entre lo sublime y lo ridículo.

El 3-1 de la primera mitad fue un perjurio. Porque prometía una segunda parte generosa en todo sentido. Por la desesperación de Morelia, y por un escenario abierto de confirmación americanista.

No hubo tal. La expectación no coincidió con las expectativas que se elucubraron en los vestuarios. Morelia se atrevió con precauciones y las Águilas juguetearon con el marcador.

El Nido, literalmente, lo montó Miguel Herrera en el fondo. Ante las tibias embestidas de Monarcas, había hasta nueve hombres americanistas en el último tercio.

Para el minuto 75, ya América tenía a su pareja ofensiva en el arranque del torneo: Oribe Peralta y Carlos Darwin Quintero, con el agregado de Ibargüen, pero para seguir sufriendo, de inicio, los conflictos para salir desde el fondo.

El suplicio aumenta para Morelia. Piernas frescas y veloces al ataque firman en el marcador. Ibargüen por derecha encuentra en el corazón del área el corazón desesperado de gol de Oribe Peralta, quien martilla el balón abajo, tomando a contrapié. 4-1.

Las Águilas montan su nido en el penthouse de la Liga Mx, irrumpiendo en los dominios de Pumas que visita a Veracruz.