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México, la vaca estéril del Mundial 2026

MOSCÚ -- Cuando México aún no recorre su vía crucis en el Mundial Rusia 2018, ya cabalgan los advenedizos, como hilanderas de alucinaciones, para el Mundial 2026.

Aún zumbaban los botones de las votaciones para determinar la sede del Mundial 2026, y ya Jorge Campos y Decio de María hablaban "de la oportunidad inmejorable de que México sea campeón del mundo". Examen urgente de alcoholemia... por lo menos para el segundo.

Hoy, en tiempos de chapuzas, incoherencias, ilegalidades deportivas, y sus apóstoles oscuros de la corrupción manejando al futbol mexicano, es una burla a la afición, es una calumnia a las neuronas de los aficionados, vociferar semejantes opiniones.

Hoy, en tiempos del fomento a la multipropiedad, de la esclavitud reinventada del futbolista mexicano, del emporio de promotores con trueques clandestinos, y con clubes que carecen de proyectos deportivos serios, hoy, sí, hoy, es deplorable venir a buscar incautos con semejantes vaticinios.

Hoy, en tiempos en que los futbolistas exitosos en selecciones juveniles van directo a las filas del desempleo, porque futbolistas extranjeros de nivel barriada, llegan a usurparles el puesto como parte de la impunidad entre los hampones directivos y promotores, ¿se puede engatusar a alguien así?

El siseo de las serpientes quiere parecerse a los cantos de sirenas. Y los dos conducen a la tragedia.

Hoy, en tiempos en que Decio de María se va de la FMF dejando la herencia más negra, después de los cachirules de Rafael del Castillo, y que todo indica que las mismas práctica suicidas se continuarán ejerciendo en el Castillo de la Pureza, quién puede vender espejistos.

La llegada de Yon de Luisa es una incógnita. Él cree saber de futbol. Él se cree preparado para hacer las cosas mejor que sus antecesores. La diferencia es que él ha tratado de amamantarse de tutores accidentales o preconcebidos.

Pero, además, Yon de Luisa ha sido adoctrinado en las artes de la manipulación y la confrontación, bajo maestros que ejercen el exquisito arte de mandar sin gobernar, y eso no se aprende en las canchas, sino entre lobos, para enseñarse a aullar... y a morder.

Prueba de ello, se sabe ya hoy, es que en aquella comparecencia de los ilusos que respaldaban el golpe contra Juan Carlos Osorio, encabezada la rebelión por el Grupo Pachuca, quien decidió cómo confrontarla y desarmarla fue Yon de Luisa. Emilio Azcárraga Jean fue puntual: "Encárgate".

Y De Luisa aniquiló la revolución, con todo y sus Adelitas, al explicarle: "Los escuchas, aceptas sus argumentos, y les dices que lo vas a estudiar, y que un día de estos los avisan".

De Luisa ganó la batalla sin disparar ni un suspiro. Los revoltosos, con todo y lo prudente, veraz y contundente de sus argumentos, estaban derrotados: habían sido masacrados con el arma letal de la indiferencia.

Y después, el nuevo mandamás del futbol mexicano hizo la recomendación de un trabajo periodístico, puntualmente irrefutable, documentado de los haberes y deberes de Pachuca y León.

En manos así, con escenarios así, pueden Jorge Campos y Decio de María salir a vaticinar con el tarot y la imprudencia en las manos que México puede ser campeón del mundo en 2026.

Ahora, si Yon de Luisa quiere cambiar la historia, tiene los recursos, pero sobre todo, el respaldo, la inmunidad diplomática de su padrino Azcárraga Jean para poder hacer y deshacer, para poder reconstruir el futbol mexicano, más allá, algo que ya le habíamos comentado: los muertos empiezan a salir de sus tumbas, porque el grupo de oposición reculó para fortalecerse no para rendirse.

Como sea, en ese escenario dividido, confrontado, así como no parece correcta la propuesta de anarquía, tampoco es correcto el fortalecimiento de la dictadura.

Por eso, usando expresiones del mismo Jorge Campos, le damos la receta a él y a Decio, ante estas pretensiones de promesas para el 2026, "su lechita y a dormir".

Digámoslo así: una vaca estéril, de ubres áridas, pretende vender leche para el Mundial 2026.