<
>

América, con hipo; Cruz Azul, sobrio y saludable

LOS ÁNGELES -- La coalición de los morbosos bulle, porque la colisión imperial tiene fecha: 27 de octubre, Jornada 14.

El pacto está hecho para el encontronazo entre dos locomotoras. Cierto, una con hipo: América. La otra, afinadita: Cruz Azul.

Por primera vez, seguramente, la rivalidad nacionalmente histórica o histéricamente nacional entre Chivas y América, se verá relegada de la escena. Guadalajara vive en terapia intensiva.

Para entonces, deberán llegar a plenitud el coloso del #ÓdiameMás y el insurrecto resucitado del #YaMerito con sus casi 21 años de abstinencia de títulos de Liga.

MÁS CELESTE QUE AZUL...

Este fin de semana, tras algunos estremecimientos y heroicidades de Jesús Corona, el Cruz Azul impuso la autoridad de manera absoluta. Con el 2-0 a los 42 minutos, se fue al vestuario, donde Pedro Caixinha mostró otro mapa táctico para el segundo tiempo.

Con un hombre menos, pero con Elías Hernández mandándole doble saludo de amargo rencor, pero de dulce venganza, a Juan Carlos Osorio por negarle un sitio en el Mundial, La Máquina dio otra demostración de equilibrio y solvencia, que estableció en el 3-0 final con autoridad.

Cierto, fue el León, que posiblemente sigue en disputa con su Caín, el Pachuca, por ver quién lanza el perfume millonario de seducción sobre Matías Almeyda, pero tal vez ha sido una de las mejores exhibiciones esmeraldas del torneo.

Insistimos: el mejor refuerzo de Cruz Azul llegó donde más lo necesitaba, en la directiva. Ricardo Peláez ha sido determinante. Cerró el mercado a la importación de fraudes en calzoncillos. En Miami deben estar babeando de codicia.

Firmar a Elías Hernández, Roberto Alvarado, Iván Marcone y Pablo Aguilar (ausente ante León) marcan la diferencia.

A Cruz Azul y a Peláez no les tembló la chequera para firmar a Elías. Alguna vez, Néstor de la Torre, en el escritorio de Chivas, dijo a Raza Deportiva de ESPNDeportes, que "aquí tenemos muchos como él".

Y ya se sabe que José Luis Higuera, bautizado por el mismo Peláez como #Pelagatos2.0, no fue capaz de firmar a Elías, porque "me dijeron que es intransferible". Días después, se vestía de celeste. Seguro hizo un ofrecimiento, ad hoc, es decir, muy pelagatos.

Peláez pujó por Alvarado y después apostó por Marcone, seguramente uno de los mejores jugadores que han llegado a México en su posición. Tal vez por encima del mejor Guido Pizarro. Recupera, ordena, guía, pausa y evita sobresaltos en la salida.

Importante es tener a un directivo que no sólo este presente siempre en los entrenamientos, sino que sea proactivo en las intimidades del equipo. Ya no son tiempos de directivos contemplativos, sino participativos.

Según algunos jugadores, Ricardo Peláez ha exorcizado el vestuario celeste del miedo al fracaso. Aunque, cierto, apenas van cinco fechas. El clímax, la prueba sublime, será en diciembre.

Pero, sobre todo, Cruz Azul se desordena poco, y sus propios jugadores reflejan el trabajo de la semana. Si pierden posición y posesión de balón, son capaces de hacer su propia diagnosis. Son auto regenerativos. Esa es fruta madura de la cosecha diaria.

Y es necesario agregar que el equipo tiene fortuna. Y tiene a Corona. El aroma a incienso es del pasado.

ESPASMOS EN EL NIDO...

América, aún, no entiende que debe jugar como si se enfrentara al traidor del espejo. Debe aprender del adversario. América, aún, debe jugar con la rabia con que le juegan al América.

Por eso, las Águilas son un equipo con hipo. Sentencia a Atlas, Pachuca y Monterrey, pero lo hace como acto de contrición a deudas en Liga (Necaxa) y en Copa.

Llega Querétaro, y sus jugadores quieren saldar deudas con su conciencia y con la Inquisición de su directiva y tienen su mejor noche. Y América vuelve a verse complaciente, engreído, abandonando por momentos la batalla. El 1-1 le apesta a derrota.

Miguel Herrera se desgañita y vocifera contra el arbitraje, que equivale a un desahogo de frustración o impotencia. América dio el doble de patadas de Querétaro y le perdonaron tarjetas.

El Piojo debe estar molesto por el piojoso comportamiento de algunos de sus jugadores. Por eso, insisto, América debe jugar a cualquier adversario con la misma sangre agolpándose a borbotones, con la que le juegan sus antagonistas.

Por eso, seguramente, para desgracia del León, que tratará de dar el juego que lo redima, también, los contritos americanistas serán la otra cara de esos momentos de pusilanimidad vistos ante Querétaro, que le anegó el partido, que le negó espacios, y lo desesperó.

Mientras tanto, a la coalición de morbosos sólo nos queda regodearnos con los esfuerzos de ambos equipos que están urgidos, ya, de un título.