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Cruz Azul y América, rehenes del VAR

LOS ÁNGELES -- El silencio del VAR sólo puede ser sospechoso. Ese silencio sólo significa incompetencia o contubernio.

O calla el VAR por timorato o lo callan por timorato. Cierto: la autocensura es tan perniciosa como la censura.

El VAR tuvo espléndidas oportunidades de rescatar su menoscabada credibilidad en este primer torneo de aparición en el futbol mexicano.

1.- ¿No merecía revisión el rodillazo de Lichnovsky sobre Bruno Valdez? Conforme a los lineamientos del VAR, era imprescindible que desde su unidad móvil apercibieran a Fernando Guerrero.

2.- ¿No merecía revisión el reajuste del puente dental que le hizo Bruno Valdez a Iván Marcone? Por supuesto. El espíritu de existencia del VAR se debe a acciones como esta.

3.- ¿No merecía revisión la plancha de Milton Caraglio sobre Bruno Valdez? Entra en las opciones para el VAR. Haberla auscultado no habría provocado ningún reclamo. "Fiat iustitia et pereat mundus ('Hágase justicia, aunque por ello perezca el mundo')".

Cierto, los oficiales del VAR tienen la razón al explicar de manera confidencial que no lo vieron ni Miguel Ángel Chacón ni Quetzalli Alvarado, en la dinámica inmediata del partido.

Y si ellos no lo vieron en la secuencia del juego, pues seguramente escapó al árbitro y tenor fallido, Fernando Guerrero, y a sus asistentes. El único testigo, fue el cadáver, dirían.

La justicia es ciega. Y aún más ciegos fingen ser quienes fingen que la imparten. Y no es que no vean, sino que saben, perfectamente, que es mejor tener los ojos cerrados. No importa que la omisión sea por sí misma un acto de injusticia.

Visto así, en México, el VAR no opera como instrumento de un reglamento, sino como un instrumento para oficializar la violación del reglamento.

Es decir, el VAR es la versión James Bond del arbitraje: con todas las licencias para hacer y deshacer.

Curiosamente, los involucrados, víctimas pues, Cruz Azul y América, deciden convertirse en cómplices: ninguno de ellos apeló ante la Comisión Disciplinaria. Su silencio protege la inoperancia de los operadores del VAR.

Claro: si uno pide la inhabilitación de Bruno Valdez, el otro pedirá la inhabilitación de Caraglio. Una pérfida versión del Rey Salomón, quien habría enloquecido dirigiendo al VAR.

Descartando el "ojo por ojo, diente por diente", ahora, después de renunciar, por conveniencia, a exhibir y denunciar la negligencia del VAR, Cruz Azul y América se convierten en compinches del mismo.

Entonces, ¿con qué cara podrán ambos equipos protestar por los fallos del VAR en el Juego de Vuelto de la Final? Ambos, Cruz Azul y América, ahora, son rehenes del VAR.