"Lo invité a Nueva York y vimos juntos la pelea entre Joe Louis y Ezzard Charles. Ese mismo respeto se mantuvo cuando fui a la Argentina, especialmente invitado por él y el General Perón. El 13 de septiembre de 1954 Perón nos entregó medallas conmemorativas en el Luna Park y luego fui a un asado a la casa de Firpo. Y para mí, El Toro Salvaje de Las Pampas lo siguió siendo toda la vida”, Jack Dempsey.
No hubo revancha, y sí polémica, por supuesto, luego del choque del Polo Grounds. Dempsey venció ampliamente, pero su caída fuera del ring dejó un enorme mar de dudas. De hecho, Firpo fue cuestionado por no haber incorporado a su esquina a Jimmy De Forrest, que había entrenado a Dempsey y que, por su gran prestigio podría haber protestado de otra manera, pero prefirió ahorrar el dinero que hubiera debido pagarle al entrenador.
De hecho, Forrest declaró que, “Si yo hubiera estado en su rincón, lo retiro a Firpo de la esquina y lo llevo los vestuarios para protestar en el mismo momento”. Pero Forrest no estuvo en el rincón Fue cosa juzgada, porque Dempsey también se quedó siempre al lado de Firpo cuando éste caía, por lo que no le dio nunca tiempo a recuperarse: lo mismo hizo Muhammad Ali ante Oscar Natalio Bonavena y, si no me creen, pueden repasar el video.
En el caso de la pelea de Polo Grounds, la película no sirve de prueba, porque según afirmó el periodista Horacio Estol, la misma fue editada. Se cortó la película en el momento en que Dempsey sale del ring y hasta que sube, por lo que quedaron unos 17 segundos de rollo fílmico, totalmente eliminados. Y que podrían haber sido una prueba inapelable de la duración de la caída.
Sea como sea, no hubo revancha. James Gallagher, el árbitro, fue sancionado por esa actuación quince días después. Su final fue trágico, ya que aunque continuó trabajando, se suicidó en un hotel de la 10ma Avenida de Nueva York en noviembre de 1930. Es difícil encontrar más información sobre este hombre, que fue decisivo en la contienda y que quedó marcado para siempre por su pésima actuación en la noche del Polo Grounds. Una icónica pintura de George Bellows inmortalizó el momento en el que Dempsey vuela afuera del ring.
Jack Dempsey pagó después su costumbre de quedarse al lado del rival caído para seguirle pegando. Cuando se instauró la regla de que el hombre de pie debía esperar en un ring neutral, no lo hizo y eso le valió la derrota ante Gene Tunney. Pelearon dos veces. En la primera, Tunney le ganó por puntos (23 de septiembre de 1926 en Filadelfia.) y se alzó con el campeonato mundial de todos los pesos.
En la revancha, el 22 de septiembre de 1927, en Chicago y ante 102.000 espectadores, Tunney fue derribado en el séptimo asalto. Dempsey no cumplió con la nueva regla de retirarse a un rincón neutral y ello permitió que Tunney lograra levantarse. No solamente lo logró, sino que terminó ganando por puntos. Fue la llamada “La pelea de la cuenta larga”, porque en realidad, de no haber mediado las interrupciones, Tunney debió haber perdido por nocaut.
En su libro, Dempsey, refiriéndose a su match con Luis Angel Firpo, consignó que “Después de la pelea quise abrazarlo, pero no me abrió la puerta de su vestuario. Y sé que se negó muchas veces a hablar de esa caída. Encima me separé de Tex Rickard, que tenía su teléfono y no me animé a pedírselo. Pero el 12 de septiembre de 1948, dos años antes del 25 aniversario de la pelea, me llamó él y hablamos 240 segundos, lo mismo que duró la pelea. Dos años más tarde lo invité a Nueva York y vimos juntos la pelea entre Joe Louis y Ezzard Charles. Ese mismo respeto se mantuvo cuando fui a la Argentina, especialmente invitado por él y el General Perón. El 13 de septiembre de 1954 Perón nos entregó medallas conmemorativas en el Luna Park y luego fui a un asado a la casa de Firpo. Y para mí, El Toro Salvaje de Las Pampas lo siguió siendo toda la vida”.
También él actuó en diferentes películas, hizo de árbitro y fue dueño de un famoso restaurante con su nombre en Broadway, Manhattan, que aparece fugazmente y como punto de referencia en la película “El Padrino”. Una calle con su nombre lo recuerda en pleno Manhattan y se le adjudica una frase ya clásica en el boxeo: “Nunca se vuelve”.
Dempsey murió el 31 de mayo de 1983, a los 85 años, en Nueva York. Su record es de 53 victorias con 43 antes del límite, 6 derrotas y 8 empates. Cinco de sus combates superaron el millón de dólares de recaudación y ya es una leyenda. “El campeón salvaje de los años salvajes” fue fiel a uno de sus apodos. Como “El Matador de Manassa”, su figura se eleva en el Olimpo reservado a muy pocos atletas.
Luis Angel Firpo, por su parte, siguió peleando y haciendo exhibiciones tanto en el extranjero como en Argentina. Tras ese combate, el Intendente de Buenos Aires, Carlos Martín Noel, derogó la ordenanza que prohibía el boxeo profesional en la ciudad, que databa del 3 de febrero de 1924.
Por todo ello, en la Argentina se declaró El Día del Boxeador al 14 de septiembre, como homenaje a aquella noche en la que debió haber logrado la corona mundial de todos los pesos.
Tuvo un regreso a los Estados Unidos a fines de 1924, en donde hizo dos presentaciones sin decisión. Volvió a boxear dos años más tarde y venció a Erminio Spalla. Diez años después, aunque parezca mentira, regresó al ring, a los 41, el 11 de julio de 1936 en el estadio Luna Park. Luego de sufrir siete caídas, su derrota fue por abandono en el tercer asalto ante el chileno Arturo Godoy y de esa forma, anunció su retiro definitivo.
Su campaña fue de 31 victorias de las cuales 26 fueron antes del límite y perdió 4 combates. Un libro en el que le cuenta su vida al destacado periodista Horacio Estol se ha convertido en un incunable, pues es un gran testimonio de primera mano de todas sus andanzas dentro y fuera del ring.
Fue actor de cine haciendo de sí mismo en “La vuelta del Toro Salvaje” (1924) o “Nace un campeón” (1952). Fue propietario de varias estancias y hasta representante de los autos alemanes Stutz en Argentina.
Este año fue exaltado al Salón de la Fama del Boxeo Latinoamericano, presidido por el prestigioso periodista venezolano Orlando José Bohórquez Parra. El acto se efectuó en la Casa del Boxeador, con la presencia de su sobrina nieta, “Chiche” Pérez Barbieri, el presidente de la Federación Argentina, el doctor Luis Doffi y de la Casa del Boxeador, Lic. Marcos Arienti. También se asoció otro “Toro”, el ex campeón mundial Marcelo Domínguez.
Un club de fútbol de la República de El Salvador lleva su nombre desde 1923. Y la Unión de Periodistas de Boxeo de la Argentina (UPERBOX) entrega anualmente sus premios, denominados justamente con su nombre, y que este 14 de septiembre realizó una gala especial conmemorando, justamente, el centenario de aquella breve, brutal, dramática e inolvidable pelea.
Por supuesto, no falta un tango dedicado a su figura. Firpo murió a los 65, el 7 de agosto de 1960. Sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires. En realidad sigue vivo en la admiración y el reconocimiento de todos, ya que sigue siendo, por siempre, El Padre del Boxeo Argentino.
Así culmina el centenario recuerdo de todo lo que rodeó a aquella pelea, que fue denominada “La Pelea del Siglo” y todos los detalles que convirtieron a ese combate, en una leyenda del boxeo de todos los tiempos.