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Yacaré Benítez: la intimidad de un campeón que va por más

Yacaré Benítez, campeón sudamericano de la categoría medio pesado. ESPN.com

Doña Rosa no pudo evitar las lágrimas. Allá, sobre el ring y a través de la tele, estaba el “Bechu” “! Este título es para vos, mamá!” Con una sonrisa grandota, más grandota aún que su flamante cinturón, David Benítez festejaba su título de campeón sudamericano de la categoría medio pesado.

“Esa noche, cuando subí para pelear con Omar Díaz, tenía en claro que iba de punto, como suele decirse. Claro que no es la primera vez que el punto sale banca y se queman todos los papeles”, afirma Benítez, más conocido por 'El Yacaré'.

Ídolo de Belén de Escobar, veterano de muchas batallas a pesar de sus treinta años sigue siendo 'El Bechu' para su familia. Su victoria fue ante el santafesino Omar Díaz, la noche del 24 de mayo en el ring de la Federación Argentina de Box. Díaz, hombre de fuerte pegada, subió con un récord de 15 ganadas, 7 perdidas, 7 definidas antes del límite. Amplio favorito para llevarse el campeonato sudamericano vacante, ante un hombre que, como 'El Yacaré', venía con casi tantas peleas perdidas como ganadas: 11 triunfos, 10 derrotas, 3 nocauts a favor. ¿Los números sirven en el boxeo? A veces sí.

"Tengo muchas perdidas porque también muchas fueron en el extranjero, te contratan para perder. Para que te den ganador no podés dejar duda alguna. Pero, ¿sabés lo que pienso? Que aunque tenga muchas derrotas, tengo mucha enseñanza, porque de cada pelea hay que saber sacar experiencia. Eso me pasó cuando le gané a Díaz", explica Benítez.

De fuerte pegada, más vigoroso, el santafesino lo tuvo por el suelo en el segundo round al Yacaré: una izquierda cruzada y justa pudo haber sido el final, pero Benítez se levantó, se protegió como pudo y terminó el asalto. Díaz, con un ojo que comenzaba a cerrarse, lastimado, siguió buscando meter una nueva mano, pero fue inútil. Apelando a toda su experiencia, 'El Yacaré' continuó contragolpeando. Y no solo eso: en el cuarto asalto también lo escupió, lo que provocó el descuento de un punto.

“Lo hice porque él, desesperado porque yo no le daba la pelea abierta que quería, insultó a mi mamá y eso me sacó de quicio. Fui y lo escupí, eso no se lo iba a permitir”, aclara.

Finalmente, y por el ojo de Diaz seriamente dañado, la pelea fue detenida en el quinto asalto y el Yacaré se consagró campeón sudamericano por nocaut técnico. Su primer título importante como profesional.

"Cada pelea es para un ladrillo, porque me estoy haciendo la casita y eso se hace de a poco", dice Benítez. "Este título es importante porque me cotiza mejor. Yo sé lo que es ir a pelear de punto: afuera te ponen con uno más grandote, te crean dificultades con los horarios o el hotel, te mandan en vuelos que tienen muchas escalas, pero... ¿Sabes qué? Todo eso te hace fuerte, porque es cuando las cosas andan mal que se aprende. Yo voy, hago lo mío, me entrego a cada pelea y siento que lo que hago lo hago por mí y mi familia que es lo que importa", agrega.

Mientras construye su nueva casa, sigue creciendo en su gimnasio, el Corrientes Box, de unos tres metros de ancho por unos 17 de largo. "Tenemos tres bolsas, dos punching y un ring. Con mi mujer también damos clases y tenemos como más de treinta alumnos. Hacemos tres turnos, uno de 9 a 11 de la mañana, el otro de 18 a 20 y el tercero desde las ocho de la noche a diez, donde entreno con mi hermano Germán. Mi mujer, Emilse Rocha, también boxea: hizo como 54 peleas. Tenemos una nena, Danis (5) y vivimos con mi mamá, Rosa, mientras vamos armando la casita nueva. Todo es a pulmón, todo es trabajo", comenta.

Claro ejemplo de lo que es el boxeador sin bolsas millonarias ni autos de lujo, 'El Yacaré' es el más chico de seis hermanos. Confiesa que por primera vez en su vida tiene un preparador físico (Leo Fantini) y que hasta hace crioterapia con Diego Fernández: "Te metés en el agua helada de tres a cinco minutos, te sirve como antipánico, es relajante, te obliga a controlar el dolor. Cuando Díaz me tiró, me senté en el rincón, cerré los ojos, respiré profundo y me dije: “Esto pasa, esto no es nada, hay que seguir” y como se darán cuenta, aguanté y seguí".

Después de la pelea hubo algún cruce entre los dos: "Me acusó de meterle un codazo y no se cuantas cosas más, pero esto se arregla con una revancha, no tengo problema en dársela, por supuesto, yo siempre estoy para pelear. Ahora me tomé una semana y ya estoy de nuevo en el gimnasio. Soy libre, no estoy con ningún promotor especial, así que escucho ofertas, ¡ja!".

También entrena en SOMRA, está con Omar y Elías Farias y ahora trabaja con un quiropráctico, Hugo Barrera y lo apoya gente como Matías Vázquez o Darío Marmorato. "Son los que te ayudan de alguna manera, no solamente con plata sino con lo que pueden, como el Grupo Helite, de perfumes árabes. A veces mantenerse entrenado provoca muchos gastos, no es fácil", dice. Y en su pantalón, además de Trimec Black aparece el Quiosco Doña Rosa, su mamá.

"Mi vieja tiene 66 y sigue trabajando en su quiosco. Nos cuida a mí, a mi mujer y a la nena, claro, porque vivimos los tres juntos. Mis padres están separados. Mi papá, Raúl, que también boxeó, me acompaña siempre. Mi hermana Camila, tiene también problemas de salud y a todas ellas les dediqué el triunfo. Son mi familia y mi mejor estímulo para seguir luchando", agrega David.

Gente común, de lucha y de trabajo. Un boxeador que deja en cada pelea un girón de salud para comprar más ladrillos.

Ha vivido en España, recorrió Suiza e Italia, peleó en Canadá e Inglaterra, tiene casi tantas perdidas como ganadas, sube al ring recordando a los héroes de Malvinas en Concertación TOAS y en su rostro se reflejan sus batallas.

'El Yacaré', el mismo que al subir al ring es acompañado por la música y la voz de Matías Lescano de Los Gendes, cuando llega a su casa pasa a ser sencillamente 'El Bechu'.

El que sabe que por cada golpe que reciba 'El Yacaré', habrá un ladrillo más para el futuro.