La semana que va del 5 al 12 de mayo, podría, perfectamente, convertirse en la semana del año para el boxeo mundial. No es para menos, la inician Canelo vs. GGG y la cierran Lomachenko vs. Linares. Son tres de los cuatro primeros lugares del Libra por Libra peleando en una misma semana. Dos peleas y cuatro pugilistas que tienen poco en común, empezando por sus estilos y sus historias. Un verdadero paralelogramo, para nada equilátero.
Por ese factor, sin duda, pasa el mayor atractivo de estas dos batallas. La posibilidad de encontrar en las diferencias, el combustible adecuado para que cada pelea consiga colmar las expectativas. En Canelo-GGG es esa curiosidad por conocer los cambios entre una pelea y la otra, junto al morbo por entender como pesa en el desempeño, la batalla contra las acusaciones que empezaron con el clembuterol en las muestras del mexicano.
Las diferencias en Lomachenko-Linares, necesariamente le apuntan a las estrategias, al choque de velocidad contra experiencia y a cualquier sorpresa que pueda romper la lógica de los pronósticos. Es un cuadrado con cuatro lados boxísticos diferentes, pero que, a su vez, deberán hacer algo "diferente" para ganar sus peleas. Cuatro lados de un paralelogramo - además - con otra marcada desigualdad, habrá dos Lados A y dos Lados B, aunque, curiosamente, esta vez los dos campeones serán el "Lado B".
LA NUEVA REALIDAD DE CANELO ALVAREZ
Desde el momento en que se confirmó la segunda pelea contra Golovkin, Canelo impuso su discurso ganador y marcó claramente el rumbo de su estrategia la que sería más ambiciosa: preparación en las montañas de Colorado y certeza absoluta que esta vez noquearía al kazajo. Su buen trabajo en la pelea anterior, donde se vio fuerte, macizo y con una acertada estrategia en su desempeño, creo la sensación de que sus promesas formaban parte de lo obvio, de lo que todos debíamos esperar ante su notorio progreso físico y boxístico.
Pero ocurrió la sorpresa del clembuterol en el control antidoping y si bien en las muestras recogidas días después el resultado dio negativo, el episodio anterior contaminó todas las apreciaciones. Las astutas intrigas y sospechas camufladas que introdujo el entrenador de GGG (Abel Sánchez) en su discurso ayudaron a crear ese clima. El efecto se trasladó a las redes sociales formalizando un debate infinito entre defensores y detractores.
Nadie sabe cómo va la procesión por dentro. Desde entonces, no hubo más declaraciones de Canelo, tampoco de su equipo, no se sabe si se mantendrá la idea de subir a las montañas de Colorado ni tampoco que cambios habrá en la estrategia de pelea. Porque, no hay dudas, el clembuterol estableció un nuevo escenario que condiciona muchas cosas de esa pelea, algo que el equipo de GGG seguramente lo mantendrá vigente durante estas semanas previas a la pelea.
LA NUEVA REALIDAD DE GENNADY GOLOVKIN
GGG llegó a la pelea anterior como el gran favorito y se esperaba una victoria contundente del kasajo. No hubo victoria, no hubo KO y hubo momentos incluso en que el campeón se vio mal, superado por el poder de golpeo del mexicano, sin lograr encontrarlo ni tampoco conectarlo. Cuando lo logró, Canelo le soportó todo y se lo devolvió duplicado. Vimos otro Canelo y vimos otro GGG, sorprendido al punto que se obligó a respetar la pegada del rival.
Hasta el episodio del clembuterol, la segunda pelea prometía dos posibles escenarios: un clon de la primera con Golovkin presionando y Canelo contragolpeando o un GGG retrocediendo, esperando, sacando a Canelo de su zona de confort y un mexicano aceptando la invitación, tomando riesgos y buscando el KO tal como lo prometió. Ahora, es difícil tener certeza absoluta de lo que veremos.
La autoestima elevada del mexicano hasta consiguió colocarlo como favorito para la revancha. Pero las cosas cambiaron, no solo por el examen positivo. El equipo de GGG a través de Sánchez marcó la cancha y puso contra las cuerdas la credibilidad de Canelo. Sánchez lo acusó de tramposo, dejó abierta la posibilidad de que efectivamente el tapatío se haya aprovechado de algún recurso ilegal para mejorar su rendimiento, le apuntó a la Comisión Atlética de Nevada y puso en el ojo de la opinión publica la posible ayuda otorgada en los puntajes al mexicano o permitiéndole recurrir a ventajas en el vendaje.
En la nueva realidad, Golovkin es la víctima, mientras que Canelo pasó a ser vigilado y bajo permanente sospecha ante la opinión pública. No se sabe el grado de rigor de los controles antidoping a partir de ese panorama ni si cambia la frecuencia de los mismos; no sabemos el manejo de la Comisión de Nevada al control de las reglas de la pelea ni cuánto de estrictos serán luego de la denuncia de Abel Sánchez soibre el vendaje, no sabemos si eso incidirá en la elección de los jueces de la pelea ni tampoco si le atenderán al entrenador de Golovkin aquél reclamo contra la barba de Canelo. No imaginamos tampoco a qué cambios de estrategia se deberá someter Canelo ni como esos cambios repercutirán en lo mental y en lo boxístico. Pero, sin duda, todo suma a favor de la estrategia de Golovkin que vive también una nueva realidad camino al 5 de mayo.
LA NUEVA REALIDAD DE VASYL LOMACHENKO
El ucraniano, considerado como el mejor Libra por Libra del planeta, tiene por delante una nueva oportunidad para hacer historia y ratificar la admiración que despierta su boxeo. Es el estilista diferente, el esgrimista que no especula, que pone presión sin perder la elegancia ni los buenos desplazamientos ni tampoco la infinita variedad de herramientas ofensivas. Como un mago que nunca deja de sorprendernos con todo lo que guarda en su galera. Sin embargo, el 12 de mayo debuta en un nuevo peso y tendrá que enfrentar una nueva realidad que, necesariamente, genera incógnitas sobre su posible desempeño.
Enfrentará a un rival al que si bien supera en velocidad, esa diferencia a su favor no luce como decisiva ni excesiva. Lomachenko es rápido en ataque, Linares es rápido defendiendo, cuerpeando o contragolpeando. El ucraniano va contra un oponente que lo supera en experiencia, que ha sufrido y se ha superado a sí mismo en peleas donde se vio en desventaja, está consolidado en lo mental, vive el mejor momento de su carrera y lo supera (a Lomachenko) desde lo físico con una considerable ventaja en la extensión de brazos.
Lomachenko tiene ante sí una prueba mayor y que obliga a hacer cambios. Hasta hoy, sin poner en discusión su calidad, al ucraniano se le ha facilitado en mucho el camino, con peleas ante rivales de inferior calidad o de divisiones menores. Linares será, sin duda, una nueva realidad.
LA NUEVA REALIDAD DE JORGE LINARES
El venezolano llega al momento cumbre de su carrera, más allá del resultado de su pelea contra Vasyl Lomachenko. Es la batalla más importante de todo su palmarés, es el combate donde deberá mostrar su boxeo al mundo y donde toda su capacidad será puesta a prueba. Lomachenko es un oponente distinto a todo lo que enfrentó y el mayor desafío en este duelo, ocurrirá en el puro territorio donde Linares ha logrado sobresalir y renacer en este deporte, "el desempeño intelectual". Y ese será el factor diferente.
Linares es un púgil de fina inteligencia boxística, con un lector de su propio desempeño que se mantiene activo todo el tiempo y le permite manejar sus tiempos de pelea perfectamente asociados con el plan. Los años de experiencia, la necesidad de reencauzar su carrera cuando la misma cayó en la oscuridad total luego de las dos dramáticas derrotas consecutivas del 2011-2012 (ante Antonio DeMarco y SergioThompson), unida a su capacidad intelectual han vigorizado sus capacidades. Ganarle a Lomachenko, es una posibilidad real, depende de sí mismo, pero deberá demostrarlo en un combate que transformará el ring en un verdadero tablero de ajedrez.
Jorge Linares es la figura de menor proyección ante el protagonismo indiscutible de Canelo, Golovkin y Lomachenko. Lo suyo, además del desafío ante la nueva realidad, significa una enorme oportunidad de consolidarse en la elite del boxeo profesional. Seguramente lo aprovechará y hará un gran espectáculo. Y esa es la característica que iguala a todos los lados del "paralelogramo": la necesidad que todos tienen de superar sus propios desempeños, para vencer a rivales peligrosos, de su mismo nivel y en peleas de difícil pronóstico. Condimento suficiente para que esa semana, de antemano, ya la imaginemos como la mejor de todo el 2018.