La noticia del día es la renuncia de Canelo a su pelea contra GGG antes de su audiencia ante la Comisión de Nevada del 18 de abril. El hecho tiene dos lecturas, una favorable al mexicano que con su renuncia le baja la espectacularidad al esperado anuncio de su suspensión por consumo de clembuterol y acaba con todas las especulaciones. La segunda lectura, sin embargo, es la que contempla las imprevisibles consecuencias de esa renuncia. El peligro es que ocurra un efecto similar a " intentar matar una bacteria con un antibiótico que al final termina fortaleciéndola".
Renunciar es confirmar que no habrá pelea del 5 de mayo y con ello dividir el foco de las reacciones. También se logra terminar de raíz con el proceso de investigación que seguramente había empezado la Comisión de Nevada, imaginando - claro - que el 18 de abril Saúl Álvarez no negará su culpabilidad sobre el consumo de clembuterol. Si todo ocurre bajo ese guion, el mexicano reconocerá su culpa por un lado y asumiría oficialmente el papel de víctima de un error o un descuido por el otro. De lo malo eso es lo mejor, no hay dudas.
Encontrar una perspectiva a partir de la inmolación mediante la renuncia es una forma de cambiar la narrativa. Tal vez se pretende liquidar de esa manera con las sospechas de dopaje antes de que echen raíces en la opinión pública. La pregunta es si la estrategia, al final del día, no termina produciendo el efecto contrario y esas son las imprevisibles consecuencias que citamos en el primer párrafo.
ESCENARIO 1: POSIBLE AÑO SABÁTICO PARA CANELO
Saúl Álvarez deja de preocuparse por una pelea (GGG) y pasa a prepararse para otra, contra la Comisión de Nevada. Pero también encara otra batalla, contra la opinión pública, alimentada por un número sorprendente de detractores a los cuales nunca el tapatío logro enamorar o siquiera convencer. Gran parte del escándalo que provocó el "tan común drama del clembuterol" entre boxeadores mexicanos, en el caso de Canelo cobró otra dimensión por esa división que existe en la fanaticada mexicana, entre aceptación y rechazo.
En época de redes sociales, en un presente donde los fanáticos le dicen lo que piensan a sus propios ídolos o generan corrientes de simpatía o de odio de una hora para la otra, el caso Canelo ganó una dimensión hasta exagerada. Basta recordar el pasado reciente y los ejemplos comparativos nos brindan el exacto grado de magnificación que se le ha dado a los dos positivos de Canelo.
Por más que la renuncia desvía el foco de atención, esa pelea de Canelo no terminará con la fiesta de sus detractores. El tapatío no ha sabido manejar su imagen pública y su condición de súper estrella no le permite abandonar los reflectores. Quizás, esa atmósfera toxica le obligue a tomarse un año sabático y regresar en el 2019, libre de esa presión mediática por momentos asfixiante.
Con la Comisión de Nevada, ya es más difícil imaginar lo que ocurrirá ¿Sanción larga, reducida o no sanción? Todo es posible, no obstante hay que recordar que Canelo pelea dos veces al año y tiene apenas 26 años, aquí también aplica lo anterior: año sabático para terminar con las sospechas y especulaciones.
Si la renuncia a la pelea del 5 de mayo es una decisión drástica que apunta a buscar una solución definitiva al problema causado por el clembuterol en su carrera, han dado el paso correcto. El tiempo suele ocultarle a la memoria los grandes dramas y solo guarda números estadísticos positivos, algo que abunda en el palmarés de Canelo. El problema es si la intención no es esa y por el contrario solo buscan resolver este problema ante la Comisión Atlética de Nevada, sin abandonar su intención de pelear este año contra GGG.
ESCENARIO 2: POSIBLE PELEA EN SETIEMBRE Y LOS PERJUICIOS DESCONOCIDOS
"Vamos a cancelar la revancha planeada con Gennady Golovkin el 5 de mayo. En este momento, hay una audiencia para el 18 de abril con la Comisión y desafortunadamente no habrá tiempo para promover para el 5 de mayo", dijo Eric Gómez de GBP. Luego adelantó que el combate podría ser reprogramado para agosto o septiembre de acuerdo a lo que defina la comisión de Nevada.
Hay que tomar con pinzas ese anuncio. Hay demasiadas evidencias previas de que la Comisión de Nevada navegaba a contramano entre "lo que debía y lo que quería hacer". Necesitaba aplicar un castigo que para los que reclaman fuera justo, que la dejara bien parada y estableciera un precedente para futuros casos, ya que el clembuterol va asociado a la realidad del boxeo mexicano de manera permanente. Eso debía hacer, pero quizás lo que quería en realidad, es que esto no ocurriera, porque esa Comisión representa al Estado de Nevada y este tipo de eventos son los que producen mayores ingresos de dinero. En consecuencia, pierde Las Vegas pero también pierde el estado que no recauda.
Basado en ese factor, es posible que la decisión de Canelo junto a GBP, de renunciar a la pelea, le facilita las cosas a Nevada. Es bueno preguntarse si no se trata, entonces, de una decisión consensuada y decidida entre bambalinas. Si así fuera, el 18 de abril la situación de Canelo apunta a ser tratada con paños tibios, una sanción simbólica y el permiso para que la pelea finalmente se realice en septiembre. Ello por un tema de plazos, ya que GGG ocupará la fecha del 5 de mayo y necesita un plazo adecuado para su campamento previo a la nueva fecha.
Ese escenario es el que citamos como el de las "imprevisibles consecuencias". Canelo Álvarez se mantendrá en el foco de la atención pública, los dos positivos de clembuterol se mantendrán vivos como argumento de lo que sea y las sospechas sobre un posible dopaje del tapatío, dependerán del manejo que realice la Comisión de Nevada de esa investigación sobre el uso de clembuterol. Se investiga "hasta el hueso" o desisten de investigar y llegar a conclusiones.
Bajo esa perspectiva, pelear en septiembre es posible que sea muy bueno para el negocio y excelente para Gennady Golovkin, pero tal vez sea pésimo para Canelo Álvarez.
El mexicano había firmado un contrato para pelear el 5 de mayo con Golovkin. El kazajo peleará en esa fecha y en el mismo lugar, pero no estará Canelo. Habrá menos recaudación y menos ganancia ¿Qué dirá el contrato sobre esa eventualidad? Seguramente una enorme indemnización que el equipo de Canelo ahora deberá negociar ¿Cómo? Seguramente con una compensación económica menor y con mejores condiciones ahora para el nuevo contrato de la nueva pelea en septiembre ¿50 y 50 en la bolsa?. Por donde se le mire, sospechamos que por ese lado hay otros perjuicios para el mexicano.
Al nivel que se procesan las peleas donde participa Saúl Álvarez, el boxeo es más un enorme negocio que un evento deportivo. Son cifras astronómicas que manejan todos los involucrados y que obligan a firmar documentos donde se crean las condiciones legales para la distribución de las ganancias o las pérdidas. Si un negocio como este sufre una suspensión hay perdidas, si se decide posponerlo hay que firmar nuevos documentos. Es en ese momento que aparecen las concesiones de la parte más vulnerable (Canelo) y las exigencias de quienes enarbolan la bandera contraria (Golovkin). A la ganancia económica que se incrementara, también se incrementaran los controles antidoping, las exigencias sobre el tipo de vendajes, la elección del referí y de los jueces y posiblemente hasta el lugar que ocupará Canelo en la organización del evento en septiembre ¿Le mantendrán el derecho a entrar en segundo lugar al ring como si fuera el campeón y seguirá siendo nombrado en primer lugar en la promoción?
Son muchas preguntas que hoy no tienen respuesta, pero dejan en claro que en las próximas semanas se conocerá si Canelo apagó el incendio del clembuterol con agua o quizás, lo hizo con gasolina.
Hoy más que nunca, amanecerá y veremos