Las tribunas dieron una mano

Los jugadores argentinos siempre hicieron hincapié en la importancia del apoyo del público, pero el viernes ante Japón, hasta los más fieles seguidores fueron puestos a prueba

BUENOS AIRES - Días atrás, los jugadores argentinos enfatizaban la importancia que tenía para ellos el comportamiento del público en este Mundial. Algunos hasta lo llamaron "el jugador número ocho".

Aunque, seguramente, no imaginaban que las cosas se les complicarían tanto en el siguiente partido, ante Japón, poniendo a prueba a sus más fieles seguidores.

Evidentemente, éstos acusaron recibo de los elogios y el pedido de aliento. Más de 9 mil personas volvieron a darle al estadio Luna Park un marco espectacular, algo que se repetirá el sábado y el domingo, ya que todas las entradas están prácticamente agotadas.

La relación de este equipo con su público ha sido muy intensa desde hace varios años. Por eso, no sorprende que ahora, cuando los muchachos de Carlos Getzelevich enfrentan el desafío máximo, la gente responda de esta forma.

Como ocurre habitualmente, la gran mayoría de los concurrentes fueron adolescentes, con energía suficiente como para gritar hasta la disfonía después de haber hecho colas de hasta dos cuadras para adquirir sus localidades.

La tarde había empezado con el partido entre Italia y Bulgaria, en el cual el público tomó partido decididamente por los búlgaros, a quienes la victoria se les escapó por muy poco, en el quinto set.

Los búlgaros fueron premiados con una gran ovación final, aunque seguramente el sábado a la noche, ante la Argentina, la cosa será muy diferente.

De todas formas, da la impresión que el público de voley está interesado únicamente en su equipo, ya que cuando se jugaba el set decisivo de Italia vs. Bulgaria el estadio estaba ocupado sólo en un 60% de su capacidad.

A eso de las 9 de la noche, cuando llegó el turno de Argentina vs. Japón, las tribunas se colmaron en cuestión de minutos y tan pronto como aparecieron los equipos, banderas y globos comenzaron a agitarse, generando cierta reminiscencia al Mundial '78.

El momento de la presentación de cada uno de los jugadores no deparó sorpresas. Marcos Milinkovic parece tener asegurada la mayor ovación de la noche. Y esta vez no fue diferente. Hugo Conte, Javier Weber y Pablo Meana le siguieron en el ránking de los más aplaudidos.

Aunque algunos, como Santiago Darraidou, cuentan con hinchada, y hasta bandera propias. En una de las cabeceras aparece una bandera en la que Darraidou es flanqueado nada menos que por Diego Maradona y el "Che" Guevara.

Hasta el momento de los himnos, el público fue muy respetuoso con los japoneses. Pero bastó que la pelota comenzara a rodar para que la actitud se volviera mucho más activa. Sin caer en la falta de respeto, es cierto, la hinchada argentina se empeñó en silbar estruendosamente cada vez que los visitantes tenía que sacar.

Quizás para algunos este no sea un método demasiado lícito de aliento, aunque, en definitiva, hasta el propio Getzelevich mencionó en la semana que, "bien coordinado, un aliento muy ruidoso puede tener efectos sobre jugadores rivales".

Pues bien, los hinchas argentinos tomaron al pie de la letra la sugerencia del entrenador y lograron que los japoneses cometieran errores en momentos clave del encuentro.

Pero no todo fueron rosas. Las imprecisiones de Milinkovic y Weber se fueron haciendo más frecuentes al promediar el segundo set y pronto el resultado se dio vuelta.

En el cuarto set fue clave la reacción de la gente, cuando parecía que el partido se escapaba.

"Esta noche tenemos que ganar" se escuchó en las tribunas. Pero, enseguida, quizás dándose cuenta que este cántico normalmente es más una exigencia que un pedido, pronto fue reemplazado por el tradicional y eminentemente futbolero "vamos, vamos Argentina", que hizo tronar el estadio.

Todo parecía encaminarse hasta que Milinkovic quedó tendido en el piso, tras chocar con Yamamoto. Entonces, el público se paralizó por unos minutos, hasta que Marcos pareció recuperado.

Fue sólo un traspié. Porque enseguida volvió el apoyo, que ahora sí, no paró hasta que Argentina se quedó con el triunfo.

Al final, los jugadores se acercaron a las tribunas en señal de agradecimiento, que en realidad fue recíproco. Claro, los hinchas ya son parte importante de este Mundial.

SEBASTIÁN CONTURSI es redactor especial de ESPNdeportes.com.

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sábado, 05 de octubre