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Relación coach-coordinadores, una de respeto y (casi) sin imposiciones

PHOENIX -- Un sentimiento común luego del Super Bowl LI era que si Dan Quinn, coach de los Atlanta Falcons, hubiera impuesto otra estrategia a la que decidió usar el coordinador ofensivo Kyle Shanahan de lanzar al final del último cuarto, probablemente el histórico regreso de los New England Patriots hubiera quedado sólo en un intento.

Jugar conservadoramente para intentar un gol de campo de 37 a 40 yardas y forzar a los Patriots a anotar dos veces hubiera provocado que Tom Btrady y compañía no tuvieran tiempo para consumar la remontada.

Si tan sólo Quinn hubiera decidido cambiar la decisión de Shanahan de ir por aire en segunda y 11.

La increíble secuencia que terminó con la coronación de los Patriots aún es un tema a debate a poco más de dos meses del Super Bowl LI y así quedó evidenciado durante la reunión de dueños de la NFL la semana pasada. Tan pronto Quinn tomó su lugar en la sesión de coaches con los medios, el estratega de Atlanta fue cuestionado sobre si sentía remordimiento por no haber cambiado la estrategia de Shanahan (Quinn aseguró que no).

Durante una hora, la pregunta llegó en varias ocasiones y Quinn mostró una paciencia impresionante y comprensión mientras reflexionaba sobre una de las derrotas más dolorosas de su carrera, quizá la más.

La decisión de Quinn de no imponerse a Shanahan –los Falcons sufrieron una captura de quarterback y luego un castigo los sacó de zona de gol de campo—ha sido debatida y analizada intensamente, pero parece que hay una parte importante de la discusión que no ha sido explorada y que debe ser analizada a fondo.

Dada la velocidad con la que se necesita decidir cada jugada y luego ser ejecutada en el campo, ¿qué tan real es que un coach decida cambiar la decisión de un coordinador en ese momento?

¿Y qué tan seguido sucede eso?

Como sucede con varios aspectos del futbol americano profesional, hay muchas áreas grises en las respuestas, pero la opinión de nueve de los 32 coaches de la NFL ayuda a dar una idea de lo que ellos piensan en esos momentos.

“Las cosas se mueven rápido. No se tiene tiempo para sentarse y pensar, ‘OK, ¿(el coordinador) quiere mandar esta jugada? ¡La voy a cambiar!’. Así no funciona esto”, explicó John Harbaugh, coach de los Baltimore Ravens cuando se le preguntó qué tan seguido modifica las decisiones de sus asistentes.

“No es algo real porque cuando la jugada se decide, pone en marcha la operación: el personal para esa acción corre al campo, el reloj de los 40 segundos ya corre, o el de los 25 segundos y uno tiene que sacar la jugada. Para que, realmente, uno pueda cambiar decisiones, tendría que pedir tiempo fuera, así que se intenta planear con tanto tiempo de anticipación como se pueda”, agregó Harbaugh.

En la secuencia crítica del cuarto periodo en el Super Bowl LI, Quinn tuvo un poco de tiempo para planear con anticipación luego de que Julio Jones hizo una extraordinaria recepción de 27 yardas por la banda derecha para poner el ovoide en la yarda 22 de New England, pues los oficiales retrasaron la reanudación del juego por un problema con el reloj.

En ese punto, restaban 4:40 minutos del tiempo regular y los Patriots aún tenían sus tres tiempos fuera. Quinn pudo haber ordenado a Shanahan a correr, pero la decisión fue mantenerse agresivos, así que el coach ni parpadeó cuando su coordinador ofensivo mandó dos jugadas por aire luego de que el corredor Devonta Freeman perdió una yarda en un acarreo en primera oportunidad.

“Escuché todas las jugadas que mandaron. Como en cualquier otro momento del año, si hubiera dicho, ‘Cambiemos la jugada y tomemos otro camino’, lo hubiéramos hecho”, explicó Quinn. “Lo hicimos algunas veces la temporada pasada, así que no es algo nuevo para nosotros. Siempre alzaré la voz cuando sienta que es lo mejor para el equipo”.

Sin embargo, entender cómo sucede añade contexto importante a la discusión. Especìficamente, la idea de que un coach interrumpiría a un coordinador ofensivo mientras manda una jugada no es específicamente realista.

“No voy a interrumpir el envío de una jugada”, afirmó Mike Mularkey, coach de los Tennessee Titans. “Pero sí diré, ‘Si llegamos al primero y 10, vayamos con esta jugada’ o ‘Si quedamos en tercera y una distancia media, esto es lo que quiero’”.

Marvin Lewis, coach de los Cincinnati Bengals, agregó: “Uno no se va a imponer a sus asistentes todo el tiempo, pero en ocasiones, quizá sí me interponga en alguna decisión. No sucede muy seguido, incluso dudo que suceda una vez por juego.

“Pero sí sucede ocasionalmente que vas a instruir al coordinador, ‘No quiero presionar aquí’ o ‘Hagamos esto aquí y asegurémonos de cuidar esto otro’, porque unoaprecia todo el manejo del juego mientras los coordinadores están metidos con su trabajo en particular”, agregó Lewis.

Bill Belichik, coach de los Patriots, discutió esta dinámica recientemente en SiriusXM.

“Cuando un coordinador entra en ritmo en una serie, regularmente no digo demasiado en ese momento, a menos de que quiera un tiempo fuera o vea que se aproxima una situación en la que debamos jugárnosla en cuarta oportunidad, por lo que quizá debamos cambiar qué usamos en tercera o algo así”, explicó Belichik. “Pero la mayor parte del tiempo, dejo (que los coordinadores) decidan cómo jugar conforme a las situaciones que enfrentan para que puedan entrar en ritmo.

“Para cuando la jugada termina y se coloca el balón para la siguiente, el coordinador no tiene más de 10 segundos a lo mucho para mandar la jugada, porque aún la tenemos que comunicar en la reunión (de jugadores) y alinearnos. O defensivamente, estamos del otro lado”, señala el estratega de los Patriots.

“El momento cuando más hablamos (con los coordinadores) es entre las series, cuando nuestra ofensiva o defensiva está en la banca. Hablamos de la siguiente serie y lo que necesitamos hacer, no sólo estratégicamente sino que a veces, dependiendo la situación, hablamos del manejo del reloj y del juego. Lo mismo con los equipos especiales, pero esas situaciones pueden cambiar rápidamente. Hablas de una cosa y en un minuto, la conversación puede cambiar radicalmente”, indicó Belichick.

Para el coach de los Patriots y otros estrategas existe una balance cuando de trabajar con asistentes se refiere.

“Si uno se inmiscuye en cosas pequeñas durante elun juego, puedes ponerte en malas posiciones. Es difícil manejar un partido si ponen en duda tus decisiones constantemente”, afirmó Ben McAdoo, coach de los New York Giants y ex coordinador ofensivo del equipo.

“Uno necesita darle poder a quienes mandan las jugadas y a los coaches asistentes y apoyarlos”, agregó McAdoo, quien mandó las jugadas ofensivas de los Giants en 2016.

No importa el equipo o el entrenador en jefe, este tema une a los estrategas.

“Hay una línea muy delgada ahí. Uno debe dejar trabajar a los coordinadores. Debe dejarlos llevar el juego”, afirmó Chuck Pagano, coach de los Indianapolis Colts. “Uno no puede estar interrumpiendo en los audífonos porque los confundiría”.

Pagano ha experimentado ambas dinámicas como entrenador en jefe y coordinador, luego de ser el coordinador defensivo de Baltimore en 2011. Mularkey también está en esa categoría luego de ser el coordinador ofensivo en Pittsburgh, Miami y Atlanta antes de tomar las riendas en Tennessee. Junto con Belichick, Mularkey cree que el mejor momento de dialogar es entre series o en tiempos fuera.

Típicamente, el coach se enfoca en situaciones generales más que en una jugada especifica.

“Conozco todas las jugadas, ofensivas, defensivas y de equipos especiales, así que si quiero acelerar el juego o alentarlo, soy el que va con el coordinadora informarle mi decisión”, dijo el coach de los Jacksonville Jaguars, Doug Marrone. “Lo que puede suceder es que uno quiera mantener el plan de juego, pero quizá las cosas no van muy bien y un coordinador quizá diga, ‘Demonios. Tengo que hacer que algo suceda’.

“Es algo que percibo por la forma en que se comunican (los asistentes) en los audífonos. Uno lo siente y es ahí cuando entro y digo, ‘Estás bien. Sigue como vas. No te preocupes’ o quizá diga lo contrario y diga, ‘Creo que tenemos problemas, debemos intentar hacer algo. Vayamos sobre este jugador’”, explicó Marrone.

En términos más sencillos, Harbaugh, coach de los Ravens, lo resumió así: “La meta de un coach es darle dirección a los coordinadores en términos de cómo queremos jugar en esas situaciones y ojalá haber practicado las situaciones lo suficiente para que todos en la banca sepan exactamente cómo queremos ejecutar las cosas. No es sencillo. Es complicado, pero debe ser sencillo operar bajo presión”.

En el Super Bowl LI, Quinn y Shanahan insisten en que ambos trabajan con el mismo guión agresivo en el último cuarto, luego de la espectacular recepción de Jones. Quinn dijo que la secuencia de eventos fue “decepcionante”, pero aclaró que la decepción no fue por las decisiones que se tomaron.

La jugada en segunda y 11 en la que Matt Ryan fue capturado tenía como intención encontrar a Jones con un pase y Quinn dijo, ‘La mayoría de las jugadas diseñadas para nuestros mejores jugadores regularmente terminan muy bien. Confío totalmente en Kyle en cuanto a las decisiones que toma”.

Por su lado, Shanahan, nuevo coach de los San Francisco 49ers, desestimó la idea de que correr era la decisión obvia luego de la recepción de Jones, señalando que los Patriots habían anulado el ataque terrestre de Atlanta efectivamente durante el segundo medio.

“Sólo porque alguien diga que deben correr el balón, no garantiza que no vayas a perder yardas o algo malo suceda”, dijo Shanahan, quien notó que los Falcons fueron castigados por sujetar un acarreo en el que perdieron yardas en el tercer cuarto.

Pagano indicó que la asociación coach/coordinador es “confianza total” en siuaciones como la sucedida en el Super Bowl.

“Todos hablamos durante la semana y todos somos parte del preoceso cuando preparamos esos planes de juego. Como coach, uno como que se hace a un lado y se mantiene un paso adelante e intenta manejar el juego”, señala Pagano.

“Esa es el papel principal de ser coach. Uno debe poder vislumbrar y saber cuándo es el momento correcto de involucrarse y decir, ‘Quizá quieras hacer esto o esto otro’ o decir, ‘Ya estamos en territorio de cuarta oportunidad’.

“(Los coordinadores) necesitan saber eso antes de que llegue la cuarta oportunidad. Es ir un paso adelante, una jugada adelante. Cuando uno maneja el juego, el reloj, hay muchas cosas que pueden ser realmente difíciles.

“Es fácil tomar decisiones el lunes por la mañana. Nadie se equivoca los lunes en la mañana”, sentenció Pagano.