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Kurt Warner vivió un cuento de hadas para volverse inmortal

Kurt Warner vivió una de las historias más sorprendentes para alcanzar el éxito en la NFL y eventualmente la inmortalidad.

Tras no ser reclutado en el draft de 1994 procedente de Northern Iowa, Warner fue invitado por los Green Bay Packers a su campamento de entrenamiento pero el equipo se desprendió de él, desempleado, Warner consiguió trabajo en el almacén de un supermercado antes de iniciar una aventura en la Arena Football League.

Para 1997, Warner consiguió una oportunidad con los entonces St. Louis Rams pero fue enviado a jugar a la NFL Europa, donde se ganó su boleto de vuelta a la NFL con grandes actuaciones.

Warner no volvió como titular, de hecho estaba al fondo de la lista de profundidad en 1998 y en 1999 ascendió a suplente de Trent Green, quien se lesionó al inicio de la temporada dejando su lugar a Warner.

Tras tomar las riendas ofensivas de St. Louis, Warner, junto a Isaac Bruce, Torry Holt y Marshall Faulk, dirigió "The Greatest Show on Turf", una de las ofensivas más espectaculares en la historia de la NFL, culminando su ascenso con el título del Super Bowl XXXIV.

En el 2004, tras ser cortado por los Rams, Warner firmó un contrato con los New York Giants, pero eventualmente perdió la titularidad con Eli Manning y de nuevo quedó desempleado.

Los Arizona Cardinals le dieron la oportunidad en el 2005 y a pesar de iniciar como titular tuvo que luchar contra el recluta de primera ronda del draft, Matt Leinart, para mantener el puesto.

Con Warner en los controles, los Cardinals no sólo se volvieron relevantes sino que fueron contendientes por varias temporadas, alcanzando el Super Bowl en el 2008.

Antes de su retiro con Arizona tras una derrota en la Ronda Divisional de la NFC ante los New Orleans Saints, Warner se convirtió en el segundo mariscal de campo en la historia de la NFL, junto a Fran Tarkenton, en lanzar al menos 100 pases de touchdown para dos franquicias distintas.

En su carrera, Warner fue seleccionado a cuatro Pro Bowls, dos veces fue parte del primer equipo All-Pro, también fue nombrado Jugador Más Valioso de la NFL en 1999 y el 2001 y es parte del Anillo de Honor de los Cardinals.

Warner completó 2,666 pases en 4,070 intentos (65.5 por ciento) para 32,344 yardas con 208 touchdowns.

Como parte de su discurso, Warner tuvo emotivas palabras para su padre, a quien le agradeció por su indondicionalidad.

"Como padre de siete, he llegado a comprender el desinterés y paciencia que se requiere para criar a un hijo que siempre está pidiendo algo. Me ha hecho respetar más a mi padre, porque yo fui uno de esos hijos. Rara vez pedí los juguetes más nuevos o los videojuegos del momento o los zapatos más geniales. Mi gran petición siempre fue el tiempo de mi padre. 'Papá, ¿juegas a los pases conmigo en el patio trasero? Papá, ¿nos llevas al parque para poder jugar uno contra uno contra uno? Papá, ¿me llevas al gimnasio y te pasas toda la tarde atrapando los rebotes por mí?'. He llegado a apreciar que el mayor regalo que cualquier padre le puede dar a un hijo, es decir 'sí' a pasar tiempo con ellos. Papá, sé que hubo muchas ocasiones en que hubieras preferido hacer algo diferente, algo que disfrutaras más. Pero gracias por todas las veces que dijiste 'sí'. Porque tus 'sí' convirtieron mi chispa en una flama, y tus 'sí' me mantuvieron en movimiento cuando todos los demás me decían 'no'. Te amo".

Como Jason Taylor en su discurso antes que él, Warner también hizo mención al ex mariscal de campo de los Miami Dolphins, Dan Marino, miembro del Salón de la Fama desde el 2005.

"A veces, hay que hacer lo que se tiene que hacer mientras esperas a hacer aquello para lo que naciste. Así, mi infame paso por la tienda de abarrotes. Trabajando por las noches acomodando los estantes, cuidando de nuestros hijos durante el día, entrenando durante las tardes para mantenerme listo. Durmiendo cuando podía. Y despertando para hacerlo todo de nuevo. Pero así como supe que era algo que tenía que hacer, también me percaté de que hay un punto sin retorno, y yo estaba retrocediendo hacia esa esquina. Si deseaba resultados diferentes, necesitaba cambiar mi curso. Porque créanme, ningún visor de la NFL viene corriendo al pasillo 7 a las 3 a.m., buscando a su siguiente [quarterback].

"Pero yo estaba lisiado por el temor a lo desconocido. Necesitaba un pequeño empujón para dar ese primer paso. Mi empujón llegó gracias a un par de incidentes separados, apenas con unos días de distancia. El primero, de hecho sí sucedió en el pasillo 7 a las 3 a.m., sólo no en forma de un visor de la NFL, sino más precisamente, en forma de una caja de cereal.

"Estaba acomodando la fila de los cereales, abrí una caja de 'Wheaties', y en la tapa estaba uno de los hombres con un asiento detrás mío: Dan Marino. Sí. Una vez en los estantes, parecía que los ojos de 'Dan the man' me seguían como uno de esos cuadros de una película de terror, mientras caminaba de ida y vuelta a lo largo de la noche. Cada vez que miraba a la caja, Dan parecía estarme preguntando, '¿Vas a pasar tu vida apilando las cajas de cereal de alguien más? ¿O vas a dar el paso hacia afuera para asegurarte que alguien más esté apilando las tuyas?'. Esa alocada conversación entre yo y una caja de cereal haría girar las ruedas del cambio, y conduciría a una muy buena carcajada menos de cinco años más tarde cuando me unía a Dan Marino como uno de solamente dos jugadores en el club de los 40 touchdowns.

"Dan, sé que no tuviste idea en el rol que desempeñaste, pero gracias por la motivación", culminó Warner, ante los aplausos del propio Marino y de todos los presentes..