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La salida de Dez Bryant no debe sorprender a nadie

DALLAS -- Dez Bryant estaba casi seguro de lo que iba a suceder este viernes por la mañana cuando salió de su casa rumbo a las oficinas de los Cowboys.

Ni siquiera llevó a su agente, como si supiera que no habría necesidad de renegociar contrato para aceptar una reducción salarial por parte de los Dallas Cowboys.

Sabía que era muy, pero muy probable, la última vez que se reunía con el propietario y gerente general del equipo Jerry Jones con la estrella solitaria en la cabeza.

Desde la noche anterior estuvo muy activo en Twitter escribiendo que había prensa que quería verlo fuera de Dallas, que aún podía producir al mejor nivel y que sus estadísticas distaban de ser las mejores de los últimos dos años, él no era el único culpable.

Bryant ni siquiera tuvo oportunidad de negociar. Jones abrió la puerta de su oficina para decirle que habían decidido cortarlo de manera inmediata. Incluso los Cowboys prefieren sacrificar casi 3.5 millones de dólares, al despedirlo de inmediato, y no esperar a junio donde recibirán crédito en el tope salarial por ocho millones de dólares, en vez de 11.5.

El despido de Bryant se veía venir desde antes de que terminara la temporada anterior, cuando Jones envió este mediodía el comunicado que confirmó la separación con Bryant, incluyendo un párrafo en el que dice que llegaron a la decisión después de escuchar diversas opiniones dentro de la organización.

Es un hecho que Jason Garrett debió tener mucha voz y voto en la decisión. El entrenador en jefe estaba cansado de él; se quejó en privado varias veces de la conducta y sobre todo del nivel de juego de Bryant.

En realidad, Bryant se fue sin que le ofrecieran reducir su salario, porque Garrett ya no lo quería ahí. Les costó tres meses a él, a Stephen Jones y Will McClay convencer a Jerry Jones.

Para Bryant, Garrett tampoco era su personaje favorito, ni el quarterback Dak Prescott, ni el nuevo entrenador de receptores, quien fue contratado por los Cowboys este 2018.

Otro mensaje muy claro fue que los Cowboys ya tenían en sus filas a dos receptores agentes libres, incluido Jalen Huns, quien deberá dar el paso al siguiente nivel como el principal receptor ahora que Bryant no estará más.

Bryant tampoco estaba contento de que Garrett jamás confirmara que quería que se quedara. La última vez que Garrett contestó a pregunta directa sobre si quería a Bryant en el roster la próxima temporada, fue hace poco más de una semana donde afirmó que aún estaban analizando el personal con el que iban a jugar.

Tampoco estaba satisfecho con que los Cowboys ya hubieran entrevistado al menos a tres receptores prospectos de primera ronda en los días anteriores.

Bryant salió molestó, de hecho más que molesto de las oficinas. Y con el carácter y orgullo que tiene, nadie deberá sorprenderse si firma contrato con algún rival divisional de los Cowboys para enfrentarlos dos veces por temporada. Él mismo lo manifestó a través de su cuenta de Twitter, en la que estuvo muy activo inmediatamente después de ser cortado.

Que a nadie sorprenda que Bryant tenga una gran temporada, con la mejor preparación de su vida, porque va a querer demostrarle al mundo que aún está en plenitud de facultades, a pesar de que en Dallas se haya pensado lo contrario después de ver sus últimas dos temporadas.

“Si ya no tuviera mi habilidad, lo entendería ahora…”, escribió Bryant, de 29 años, en su cuenta de Twitter. Discúlpenme, pero me hicieron sentir que era personal… Es muy personal”.

Ningún aficionado de los Cowboys deberá estar sorprendido hoy que inicia la era post Bryant. Alguna vez dejaron ir a leyendas como Tom Landry, Emmitt Smith, Larry Allen, DeMarcus Ware, etcétera, etcétera… Así es la NFL, que como decía el gran Bill Parcells, “es un negocio de reemplazos”. “¿Qué puedes hacer por mí ahora mismo?“, comentaba Parcells.