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Sanción a Myles Garrett debe ser ejemplar por parte de la NFL

Nos han aleccionado desde siempre que el fútbol americano es un juego violento.

Es verdad, pero siempre debe suceder desde los confines de las reglas e, incluso antes que eso, del decoro profesional.

El lamentable final del duelo entre los Pittsburgh Steelers y Cleveland Browns para dar inicio a la Semana 11 de la NFL nos mostró lo contrario.

El ala defensiva Myles Garrett derribó al quarterback Mason Rudolph justo después de que se deshiciera de un pase. Rudolph sintió que se excedió en el esfuerzo cuando ya no tenía el ovoide en las manos, e inmediatamente fue a buscar el casco del estelar de los Browns, en un intento de arrancarlo de su cabeza. En ese momento, Garrett fue levantado por el guardia David DeCastro, no sin que antes el liniero ofensivo pudiera tomar, a su vez, el casco del quarterback, arrancándolo de la cabeza de Rudolph.

Lo que sucedió después, no creo haberlo visto antes en un campo de NFL.

Garrett usó el propio casco de Rudolph para golpear al pasador en la cabeza. DeCastro y los demás linieros ofensivos de Pittsburgh reaccionaron de inmediato, particularmente el centro Maurkice Pouncey, quien se fue a los puñetazos y patadas contra Garrett. Se vaciaron las bancas y hubo muchos empujones en el terreno de juego de un partido que estaba definido, a segundos de finalizar.

En resumen, una vergüenza. No hay otra forma de describirlo.

La lupa queda ahora sobre la liga y el sindicato de los jugadores, y cómo procederán después de la riña.

Garrett es un estelar joven de Pro Bowl que está entre los líderes de capturas en la NFL. Rudolph es un quarterback, posición que, por su naturaleza, en automático recibe la mayor de las protecciones por parte de la liga.

Este mismo año, la NFL suspendió por el resto de la temporada, y playoffs en su caso, a Vontaze Burfict de los Oakland Raiders por un golpe casco a casco al ala cerrada Jack Doyle de los Indianapolis Colts. En esa instancia, el historial de Burfict fue factor para hacerse acreedor de la mayor suspensión jamás impuesta a un jugador por una acción dentro del campo de juego.

La marca previa correspondía a Albert Haynesworth, quien se ganó cinco partidos de suspensión con los Tennessee Titans en el 2006 por pisar la cabeza, sin casco, del guardia de los Dallas Cowboys, Andre Gurode.

El castigo mínimo que merece Garrett, después de ver la repetición una y otra vez, deben ser esos cinco partidos como Haynesworth. Cualquier cosa que sea menor a eso pondrá en duda la integridad de la liga, y sus supuestas iniciativas para proteger a los jugadores. Porque al final de cuentas, se trata de eso. De proteger a los jugadores.

Al final del partido, el quarterback de los Browns tuvo palabras fuertes para Garrett, pero quizás, no lo suficientemente fuertes.

"No vi por qué empezó, pero es inexcusable. No me importa, rivalidad o no, simplemente no podemos hacer eso. Esa ha sido la historia de lo que sucede aquí últimamente, perjudicándote, y es simplemente poner en peligro al otro equipo. Es inexcusable, lo sabe. Espero que lo sepa ahora. Es duro. Veremos...

"No creo que haya nada realmente en este momento que le pueda decir para calmarlo. La realidad es que será suspendido, no sabemos por cuánto tiempo, y eso lastima a nuestro equipo. No podemos hacer eso. No podemos seguir perjudicando a este equipo. Es inexcusable".

Entiendo que hablar de un tema tan complicado al calor del momento, puede ser complicado. Lo que dijo Mayfield no está mal, pero se queda corto. El acento debe ponerse en la manera en que pudo haber perjudicado, permanente e irreversiblemente, Garrett a Rudolph. No cómo afectará su ausencia por suspensión a los Browns.

La NFLPA tiene la obligación de proteger los intereses de sus jugadores. Eso incluye a Garrett, pero también a Mason. Una vez que sepamos cuál será la medida disciplinaria que imponga la NFL, ¿se prestará el gremio a intervenir en la apelación, como sucede habitualmente?

El partido mismo fue escenario de algunos golpes cuestionables por parte de los defensivos de los Browns, quienes tenían ocho juegos sin vencer a Pittsburgh. En el primer tiempo, JuJu Smith-Schuster sufrió una conmoción al ser golpeado en el casco por el esquinero Greedy Williams, que sin embargo, no fue penalizado por los oficiales. En el segundo medio, fue el turno de Diontae Johnson de recibir un casco a casco de un defensivo de Cleveland. en esta ocasión, Damarious Randall fue echado del partido por la acción.

Los ánimos estuvieron calientes durante buena parte del juego, y en el inicio de las acciones, se puede ver la frustración de un partido miserable de Rudolph, al tratar de despojar a Garrett de su casco. Esa acción, a mi juicio, también merece una acción disciplinaria, lo mismo que para Pouncey, quien en algún momento pateaba a Garrett, tendido sobre el suelo, en la cabeza (con casco).

Pero lo del liniero defensivo de Cleveland debe ser ejemplar. La discusión debe empezar con los cinco partidos de Haynesworth, y de ahí, hacia arriba.

En caso contrario, el sinsabor de este incidente será la mayor mancha en una temporada --la N° 100 de la liga-- que tendría que ser de celebración.