Si los Buffalo Bills quieren volver a ser tomados como serios contendientes al Super Bowl, lo único que necesitan es vencer a los Tampa Bay Buccaneers y al mayor némesis de su historia: Tom Brady, en el juego más atractivo de la Semana 13.
¿Recuerdan a Aaron Rodgers gritarle, “I still own you!” (¡Aún me pertenecen!) a los aficionados de los Chicago Bears tras vencerlos en el Soldier Field hace varias semanas? Brady no necesita recordárselo a los Bills y sus aficionados, para eso están los números.
En su carrera, Brady tiene marca de 32-3 ante los Bills y las 32 victorias son el total más alto para cualquier quarterback ante un rival desde 1950, cuando se comenzaron a registrar los juegos como titular de los pasadores, de acuerdo a ESPNStats & Information.
Además, con el uniforme de los New England Patriots, Brady ganó sus últimos nueve juegos ante los Bills, incluidos sus tres primeros enfrentamientos ante Josh Allen.
Tras quedar a un paso de llegar al Super Bowl la temporada pasada, Buffalo se perfiló a la actual campaña como serio aspirante a dar el paso y ganar el título de la AFC, pero cuatro derrotas en los últimos siete juegos, incluida una ante los Jacksonville Jaguars, y la pérdida del liderato en una AFC Este que, supuestamente, ganarían sin tanta dificultad, han hecho cuestionar si los Bills estaban preparados para grandes cosas en 2021.
Enfrentar a Brady y a unos Buccaneers que, por su lado, marchan con paso firme a Playoffs e incluso pueden ganar la NFC Sur con un triunfo este domingo, se erige como una oportunidad de oro para unos Bills que, pese a llegar con un desempeño irregular las últimas semanas, quizá sean los Bills más sólidos que Brady ha enfrentado.
El duelo ante los Buccaneers de este domingo representa apenas la sexta ocasión que los Bills llegan a un partido ante Brady con dos o más juegos arriba de la marca de .500.
Con un triunfo sobre Tampa Bay y su némesis, los Bills no sólo se darían a sí mismos una inyección de motivación para el último tramo del calendario, también podrían sacudirse la etiqueta histórica de ser, literalmente, eternos clientes de Brady.