<
>

Actuación de Mohamed Salah en Anfield, digna del Balón de Oro

BARCELONA -- Bigoleador y biasistente, futbolista de órdago que disfruta con el vértigo que ha impuesto en el Liverpool Jürgen Klop, Mohamed Salah se convirtió este martes en la estrella más brillante y espectacular del primer capítulo de las semifinales de la Champions League. A falta de Lionel Messi y esperando a Cristiano Ronaldo, el crack egipcio se erigió en la máxima personalidad. Incuestionable.

El Liverpool puso un pie, de momento solo uno, en la final de Kiev apoyado en su liderazgo, ensamblado maravillosamente en el sistema de su entrenador y atropellando a una Roma con la que el Faraón no tuvo ninguna piedad. Marcó dos goles, bestiales, y regaló dos asistencias, soberbias, colocando su nombre en lo más alto.

Elegido mejor jugador del año en Inglaterra y peleando, también en el plano individual, por el título de máximo goleador del Continente, Salah dio su último puñetazo futbolístico sobre la mesa, convirtiendo este primer asalto de las semifinales de Champions en una exhibición mayúscula.

El egipcio regresó en el verano de 2017 a Inglaterra después de dos buenas temporadas en Roma, donde se ganó la estima de la hinchada que este miércoles le sufrió de mala manera. A Salah, de hecho, no le habría importado quedarse en Italia, habituado a la Serie A tras jugar un curso antes en la Fiorentina y desconfiado de volver a una Premier en la que se sintió, con razón, maltratado.

Y es que el egipcio, apuesta personal de Michael Emenalo cuando el nigeriano era director deportivo del Chelsea, fichó por los Blues en el verano de 2013, procedente del Basilea, por 16 millones de euros y siendo considerado un delantero de excelente futuro... Que fue a estrellarse con los planteamientos de un Mourinho que solamente contaba con un delantero fijo (Fernando Torres o Eto’o) y prefería poblar el centro del campo, incluso obligando a Hazard a retrasar su posición por detrás de Lampard o Ramires.

DE LAS CESIONES AL ÉXITO
Después de jugar apenas 10 partidos aquella temporada 2013-14 y solamente tres en la primera mitad del siguiente curso, Mourinho se lo sacó de encima incluyendo su nombre en el fichaje de Juan Cuadrado a la Fiorentina, equipo en el que comenzó a dejarse ver mientras el colombiano pasaba con más pena que gloria por el club londinense.

La Roma, en el verano de 2015, apostó entonces por él, en una cesión con opción a compra que resultó magnífica, puesto que en la capital acabó de mostrar todo lo que le había dado opción de empezar a enseñar Vincenzo Montella y que acabó de explotar a las órdenes de Rudi García, primero, y Luciano Spalletti después, ya bajo propiedad romana.

Así le llamó Klop. Era la pieza, eléctrica, que le faltaba al entrenador alemán para completar su obra en Liverpool, y en primera persona le convenció. Salah volvió a Inglaterra y todo aquello que había visto en él un buen día Emenalo cuando le llevó al Chelsea acabó por completarse en Anfield.

Hoy Salah es el mejor futbolista de Inglaterra. Y cuando empiezan las apuestas entre Messi y Cristiano Ronaldo por conocer al Balón de Oro su nombre aparece de manera incuestionable. El Faraón llama a la puerta.