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La Selección y una gesta para la historia

HOUSTON (Enviado especial) -- Dicen que muchas veces el recorrido hacia un objetivo genera más satisfacciones que la finalidad en sí misma. La Selección argentina sabe mucho de caminos y metas. En los últimos tres años, logró llegar a tres finales de los torneos más importantes que existen. Los resultados fueron negativos en las dos primeras, pero el destino y la capacidad de sus jugadores le dieron la posibilidad de una tercera. Aquí, en Estados Unidos, todos están seguros de que esta vez sí se logrará el postergado título.

En menos de tres años, la Albiceleste disputó nueve partidos de eliminación directa, de los cuales ganó seis y no perdió ninguno en los noventa minutos. Sólo cayó en tiempo suplementario en la final del Mundial contra Alemania y en los penales en la final de la Copa América 2015 contra Chile. Son varios los jugadores que repitieron convocatoria en los tres certámenes: Sergio Romero, Mariano Andújar, Marcos Rojo, Lucas Biglia, Javier Mascherano, Ángel Di María, Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín, Ezequiel Lavezzi y Lionel Messi. Además, otra buena cantidad participó de al menos dos. Estos significa que la continuidad en las citaciones hizo que se formara un grupo sólido que entendió cómo se deben jugar estas paradas.

Sólo hay un antecedente de esta gesta nacional. En 1997, 1998 y 1999, Brasil logró jugar tres finales en años consecutivos. Ganó la Copa América ante Bolivia en La Paz, luego perdió el Mundial contra Francia en Saint Denis y finalmente ganó la Copa América contra Uruguay en Asunción. Hace poco tiempo, España estuvo muy cerca de lograrlo también. Ganó la Euro 2008 y el Mundial 2010 y entre ambos disputó las semifinales de la Copa Confederaciones 2009, en las que cayó sin atenuantes frente a Estados Unidos. Luego, ganó la Euro 2012 y se convirtió en el único equipo en obtener dos Euro y un Mundial de forma consecutiva.

Es cierto que en otras épocas esto era imposible por la frecuencia de los torneos, sobre todo en Europa. Por ejemplo, en la década del setenta, la Alemania Federal de Beckenbauer y Müller jugó las finales de dos Euros y un Mundial, pero en cuatro años.

Argentina comenzó este sendero exitoso en Sao Paulo contra Suiza. Desde aquel encuentro que se definió con gol de Di María, el equipo fortaleció su carácter y aprendió a jugar las instancias de eliminación directa. Luego, venció a Bélgica con claridad y mostró personalidad para aguantar y eliminar a Holanda en los penales. La final ante Alemania es una historia con final triste pero con la tranquilidad de que se hizo todo lo posible para lograr el máximo objetivo.

Menos de un año después y con otro entrenador el fútbol otorgó la revancha que siempre otorga. Es cierto que no hay comparación entre una Copa del Mundo y cualquier otro campeonato, pero al fin y al cabo la Copa América es el segundo certamen más importante para un Seleccionado de este continente. Tras una fase de grupos que se sorteó con autoridad, llegó el turno de Colombia en cuartos de final. La Albiceleste tuvo una gran actuación pero no fue contundente y recién ganó por penales. Después, goleó sin piedad a Paraguay en la semi y cayó por penales frente a Chile en una final que estuvo a punto de ganar en los noventa minutos.

Las razones de las dos caídas son parecidas. La principal, aunque parezca un facilismo, es la falta de suerte. En el Maracaná, Argentina hizo todo para ganar y contó con las mejores ocasiones. Jugó su mejor partido del torneo y perdió porque una vez falló la defensa. En Santiago, ambos rivales se respetaron demasiado, pero sobre el final Messi hizo una jugada espectacular e Higuaín no pudo definir. Allí se fue la posibilidad de ganar el título. El resto ya se analizó demasiado. Hoy es tiempo de mirar el futuro cercano.

Más allá de los resultados, es imprescindible valorar el hecho de estar presentes en tres finales de esta importancia. No sólo porque nunca en la historia una Selección jugó nueve fases de eliminación directa en tres años sin perder en los noventa minutos, sino también porque saber competir es la única forma de ganar. Y de tanto competir, Argentina se transformó en el mejor. Ahora, llegó el momento de afianzarlo con una Copa.