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Los inocentes se saben culpables y, al fin, se sublevan

LOS ÁNGELES -- El silencio es una forma de opresión o de represión. Pero, el silencio por sumisión es un acto de complicidad.

Y el silencio de los inocentes no los hace menos culpables, por el contrario. La autocensura es el peor acto de cobardía porque germina en la tierra fértilmente estercolada por el miedo.

Pero, finalmente -y tal vez tardíamente-, algunos ya alzaron la voz. Andrés Guardado y Guillermo Ochoa invocaron, porque creen que sí existe, "la inteligencia del Profe Osorio", para que saque "conclusiones importantes" y "reflexiones útiles" tras la oscuridad mentirosa del 3-0 ante Islandia y tras las penumbras genuinas del 0-1 ante Croacia.

Ambos, el capitán del equipo, y el líder del cuadro bajo, le censuraron el acto suicida de jugar con tres en el fondo y un contención, que, por cierto, no contiene ni la risa, que es Diego Reyes.

Coinciden Guardado y Ochoa en que, de esa manera, Osorio fragilizó a México, y claro, más que dolerles la derrota ante Croacia, les duele el consumarlos como el hazmerreír en un juego que debió ser aprovechable y no de autoflagelo. Nadie les avisó que serían los payasos del circo.

A ellos, en tonos distintos, se unen Miguel Layún, y hasta un Rodolfo Pizarro -sacrificado inmisericordemente en el festival aberrante de las improvisaciones y las ocurrencias-, ambos, decía, se manifiestan en contra de los experimentos del Frankenstein colombiano, quien arma a retazos su mamarracho, a poco más de dos meses del Mundial de Rusia.

"Esa es una táctica que nunca ensayamos, así es complicado", dijo Pizarro, quien tal vez puso clavos a su ataúd, tras la tumba que le cavaron las recomendaciones lapidarias y dictatoriales de Pompi, para sus amigos, es decir, Pompilio Páez, quien metió el hígado y corazón de pollo del jugador chiva y se los tragó en una arepa.

Así, más allá de que le sobra el tiempo para enviar ramos de 36 rosas en encendido escarlata a algunas personas, pero acomodarles las espinas a sus jugadores, llegó el momento de que alguien obligue a Juan Carlos Osorio a ejercer el oficio de la autocrítica y trabajar en ello.

Este jueves, en Raza Deportiva de ESPNDeportes, Denis Te Kloese, director general de la Comisión de Selecciones Nacionales de México, aceptó que el recurso de la autocrítica es un bálsamo en tiempos de dudas o "de funcionamientos sólo regulares", como evaluó momentos del Tri.

Se le preguntaba a Te Kloese si, eventualmente, recomendaría una terapia de grupo, una lluvia de ideas, y hasta un ceremonial de catarsis entre los jugadores inquietos, el cuerpo técnico y quienes tienen o mantienen el hilo de autoridad absoluta: el mismo holandés, Guillermo Cantú y hasta Gerardo Torrado. No descartó hacerlo.

Recordemos que, al menos de palabra, Cantú dijo a este reportero que la lista de jugadores mundialistas se depurará de manera consensuada entre directivos y cuerpo técnico, con diálogo, sin caprichos y sin imposiciones.

Y recordemos que Torrado también a este reportero le aseguró que tras sus experiencias como jugador rudo, ríspido, con caudillaje en vestidor, saltaría de su investidura de director deportivo a alzar la voz en el vestuario en beneficio del equipo.

Pues llegó el momento. Los jugadores empezaron a salir de ese capullo represivo de la sumisión y si ya antes cuestionaron esa ruleta rusa de las rotaciones, es el momento de dejar de cuchichearlo ante los medios para hacerlo cara a cara con Osorio, Pompi y compañía.

Lamentablemente, los jugadores dependen exclusivamente de su propia fortaleza como grupo. Y eventualmente del respaldo que encuentren, en una retribución de empatía, con los propios Te Kloese, Cantú y Torrado.

Y quede claro: si estos tres dirigentes del Tri abandonan al futbolista inconforme, estarán traicionando sus obligaciones. Y sus propias raíces como futbolistas.

Por otro lado, entre los directivos, hay un silencio sepulcral. Todos han inclinado la testuz. Se han puesto el yugo. Los dueños de equipos, tigres en sus empresas, hoy son zombis millonarios en el tema de futbol.

Nunca mejor que hoy, el bautizo de Sven-Göran Eriksson: "La Yunta de Dueños". Aran hoy los surcos donde sepultan su dignidad y derecho a réplica.

Recordemos que el último intento de sacudir a Osorio lo hizo el Grupo Pachuca. Presentó sus 14 beligerantes puntos acerca de las deficiencias del técnico colombiano, y Decio de María lo sintetizó todo en un: "Gracias por tu preocupación, ahí déjamelos y luego te aviso qué decidimos...".

Esto que cito es genuino: el documento que entregó Andrés Fassi, en esa reunión, lo depósito Decio en el basurero de la misma sala de asambleas.

Obviamente Osorio, quien ya renunció a la selección de México cuando la exigua vida del tricolor expire en el Mundial de Rusia, sabía y sabe que tiene aún más libres las manos para comprar tres docenas de rosas rojas a unos y espinas a otros.

A menos que Guardado, Ochoa, Layún, Chicharito, Moreno u otros entiendan que esta es su última oportunidad de conseguir algo histórico en un Mundial.

Ghandi les tendría un consejo: "Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena".