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Carlos Vela: Soberbio 'Bombardero'

CIUDAD DE MÉXICO -- Cuando lo conocimos no tenía acento español y la inocencia propia de la edad le impedía ser amigo de la arrogancia.

Fue entre septiembre y octubre de 2005, en Perú, el momento en el que salió del cascarón para mostrarle al universo que con menos de 17 años era capaz de firmar goles de adulto.

El chico de la sonrisa fácil que portaba el número 9 en aquella selección infantil y obtuvo la bota de oro como mejor anotador, tenía una figura frágil, escuálida, pero cada kilogramo de masa muscular de la que adolecía lo sustituyó con talento e inteligencia.

Carlos pertenece a la primera generación de ´Niños héroes´ que le dio a México un título inédito en los anales de una historia futbolística carente de gloria.

A partir de ese momento embarcó para emprender un viaje con destino a la consolidación. Sin debutar en la máxima categoría, Vela no volvió a pisar suelo nacional desde que decidió salir del club que lo formó, el Guadalajara, para buscar su sitio en el Viejo Continente.

A sus 28 años que cumple este 1 de marzo, ha vestido seis playeras distintas en Europa (Arsenal, Salamanca, Celta de Vigo, Osasuna, West Bromwich y Real Sociedad), pero la actual parece haber sido bordada con su molde.

El apodado Bombardero luce poderoso con la Real Sociedad, maduro y con una seguridad en sí mismo que le sirve de arma para aventurarse, dejar rivales en el camino, plantarse frente al portero, y a máxima velocidad definir un gol con la sutileza de una primera dama.

Fuera de la cancha es de pocas palabras y sólidas convicciones. Quienes lo conocen cuentan que el futbol es solo su profesión, porque su verdadera pasión es el baloncesto.

Molesto por alguna situación que sólo él y distintos técnicos de la Selección Mexicana conocen, rechazó una, dos, tres y hasta cuatro veces asistir a las convocatorias, dejando a la deriva el traje de salvador que de forma anticipada se le colocaba. Ya no tenemos a Cuauhtémoc y en el pasado Vela no quiso venir, ¡vaya ´tragedia´!

A casi 13 años de aquella victoria memorable en Lima, el chico de la fácil sonrisa es el mismo, pero ha cambiado... evolucionó.

Cada minuto en la banca del Arsenal lo convirtió en aprendizaje, su físico ya no es endeble y ahora la soberbia dentro y fuera del campo es parte de su personalidad.

Cuando lo conocimos tenía acento distinto y no era arrogante... Cuando lo conocimos no marcaba goles a lo Messi.