<
>

El alambre con el tridente es menos delgado

Messi y Neymar Jr. celebran la victoria del Barcelona ante Valencia. AP

Sostenido en el alambre. Así vive el Barça en la Liga y así, se supone, se mantendrá en la recta final de un campeonato pendiente de la visita del Real Madrid a Balaídos, que ya ha expulsado al Sevilla de la pelea y que no le ofrecerá al campeón ni el más mínimo resbalón si quiere reeditar el título.

Sostenido en un alambre que es menos delgado por obra y gracia de un tridente que las arregla para sacar del atolladero a un equipo al que le cuesta encontrar su verdadera personalidad y que sufre más de la cuenta con el arriesgado, a veces suicida, planteamiento de un Luis Enrique decidido a despedirse del club imponiendo un ataque sin cuartel.

La jugada le salió redonda contra el PSG en la noche más mágica de los últimos tiempos… Pero se demostró frente al Valencia una suerte de lotería en la que salió airoso gracias a la pegada de sus cracks, con Messi a la cabeza, con Suárez apareciendo en el momento oportuno y con Neymar, magnífico, asistiendo de todas las maneras y ofreciendo una nueva exhibición de verticalidad.

Ney, con un saque de banda, asistió al uruguayo para igualar el 0-1 de Mangala; el propio Suárez forzó el penalti (con expulsión incluida de Mangala) que Leo se encargó de transformar antes de colocar el 3-2 con un disparo soberbio, ya en la segunda mitad, y Neymar cerró la discusión regalando a André Gomes el cuarto tanto de la noche.

Entre el 3-2 y el 4-2 perdonó el Barça no menos de cuatro ocasiones claras para arrodillar a ese Valencia que presentó batalla hasta el último aliento, pero acabó demostrándose que vertical e imaginativo el equipo de Luis Enrique se sostiene, sigue haciéndolo, gracias a sus estrellas.

No marcó su gol centenario Neymar a pesar de rematar de todas las maneras, estrellarse primero con el pie de Alves y después con la escuadra, pero volvió a ofrecer una actuación providencial que demuestra ese papel excepcional que se le espera…

Y acabó la noche con la tarjeta amarilla para Messi, por molestar a Diego Alves que motivará la sanción que le impedirá jugar dentro de dos semanas en Granada. Forzada, se entiende, por el argentino y que provocará que en Los Cármenes, ante un rival al borde del descenso, el Barça se la juegue sin su tridente de oro.