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Zidane, el extraño caso de un crack que triunfa como entrenador

MADRID -- Zinedine Zidane llega a los 45 años en la cima del mundo. Le ha tomado menos de dos años disipar las dudas en torno a su incipiente carrera como entrenador y con cinco títulos bajo el brazo, empieza a dejar atrás al jugador legendario para abrir paso al técnico de éxito.

El 3 de junio pasado, cuando levantó la ‘Orejona’ en Cardiff tras la victoria merengue por 4-1 sobre la Juventus, Zidane completó esa difícil transición de uno de los mejores jugadores del mundo a técnico de éxito siendo el primero en refrendar el título de Champions League en la era moderna.

"Si me llegan a decir que iba a ganar todo eso como entrenador nunca me lo habría creído", dijo Zidane apenas se coronó campeón de la Champions League por segunda ocasión. Se dice fácil, pero es algo que ni Alex Ferguson o Josep Guardiola, por poner dos ejemplos entre la aristocracia de los banquillos, han podido lograr.

Zidane es, además, el único entrenador en la historia del Real Madrid que ha conquistado cuatro títulos estableciendo una marca en el futbol español, la de 40 partidos consecutivos sin conocer la derrota.

El ascenso ha sido meteórico y su ya larga lista de títulos parecen impropios para un técnico que sólo ha dirigido 87 partidos en la elite. Más sorprendente resulta que de estos 66 se cuentan como victorias, 14 como empates y solo siete derrotas.

Muchos han sido los jugadores legendarios que han probado suerte en los banquillos, pero han sido muy pocos los que lograron superar el peso de su propia historia y dejar huella; incluso revolucionar el juego, desde el área técnica.

Diego Maradona, una de las leyendas más grandes de la historia, ha pasado con más pena que gloria por los banquillos. Después de probar suerte en los 90 con equipos de bajo perfil, se hizo cargo de una selección argentina en crisis en 2008… y apenas le alcanzó para clasificarla al Mundial de 2010, donde cayó eliminada en cuartos de final. Y aunque en términos de resultados acabó con más victorias que derrotas (72 por ciento), el pobre estilo de juego de su equipo y su carácter controversial no le ayudaron. No ha vuelto a dirigir desde entonces.

Pelé, el hombre de los 1282 goles y tres mundiales y uno de sus principales críticos en aquella época, tuvo la sensatez de nunca meterse a entrenador. "Porque para ser entrenador hay que estar muy loco", llegó a decir en una entrevista para un medio brasileño en la víspera del Mundial de Sudáfrica.

Bobby Charlton, símbolo del Manchester United y Campeón del Mundo en 1966, tuvo un tortuoso y fugaz paso por los banquillos. Descendió al Preston North End en su primera temporada, aunque figuraba como jugador-entrenador. No volvió a intentarlo a tiempo completo y prefirió asumir un rol directivo en Manchester.

Para estudio, el caso de Hristo Stoichkov, el mejor jugador en la historia de Bulgaria, pero quien falló en clasificar a su selección al Mundial de 2006 y acabó por descender al Celta de Vigo en 2007.

Lo intentaron, además, Lothar Matthaus, Gheorghe Haghi, Marcos Van Basten – quien incluso acabó por admitir que el banquillo le causaba “malestar físico y emocional” – y más recientemente Filippo Inzaghi, Clarence Seeedorf o Gennaro Gattuso. Todos estrellas en su día, y todos sendos fracasos desde el área técnica.

De ahí que los casos de éxito -- tanto en la continuidad como en la cosecha de títulos -- sean tan llamativos.

Alfredo Di Stéfano, uno de los goleadores más grandes que se recuerdan, alcanzó mediano éxito desde los banquillos, sobre todo en Argentina pues y al cabo, es el único (a la fecha) que ha hecho campeones tanto a Boca Juniors como a su archirrival River Plate.

Ya en el ocaso de su carrera ocupó el banquillo del Real Madrid, su hogar, pero no logró trascendencia, entre otras cosas, porque se trataba de un equipo que, por allá de 1990, atravesaba una de sus etapas más obscuras. Sin embargo, aquel que fuera el mejor jugador de su época, no logró pasar de buen entrenador. Así, a secas.

Franz Beckenbauer, Campeón del Mundo con Alemania en 1974 y símbolo del Bayern Munich de la década de los 60 y 70 , ha sido uno de esos casos de éxito casi tan sorprendente como el de Zinedine Zidane. 'El Kaiser' ni siquiera esperó; apenas un año después de colgar las botas tras pasar por el Cosmos de Nueva York, volvió a su patria para hacerse con las riendas, nada menos, que de la selección alemana en 1984. Su nombramiento fue controversial, pues su experiencia en los banquillos era nula.

Sorprendentemente, llevó a Alemania Federal hasta la final del Mundial de 1986 y conquistó el título cuatro años después convirtiéndose en el primer hombre en coronarse Campeón del Mundo como técnico y jugador. Su estrella como entrenador se apagó poco después y su gran éxito, al frente del Bayern Munich, no ha estado en el banquillo, si no en la dirigencia.

Aunque dirigió temporalmente al equipo en la campaña 93-94 logrando conquistar la Bundesliga, ha sido bajo su guía como máximo responsable que el cuadro germano recuperó su esplendor como un grande de Europa.

Quien sí ha dejado una huella imborrable, tanto por sus logros como por sus revolucionarias ideas, es Johan Cruyff. Probablemente, la persona más decisiva en la historia del futbol.

No solo fue uno de los mejores jugadores que han pisado las canchas. Fue el hombre que sentó las bases del futbol moderno con el Dream Team del Barcelona de los 90. Cruyff marcó un antes y un después con su juego ofensivo y pasión por la tenencia del balón. Fue con el holandés al frente que el Barcelona ganó su primera Champions en 1992, además de convertirse en el gran dominador del futbol español conquistando cuatro Ligas consecutivas.

Su legado ha alcanzado para que hoy uno de sus pupilos, siguiendo sus enseñanzas a rajatabla, sea visto como uno de los mejores y más exitosos entrenadores del mundo. Josep Guardiola. Miembro de aquel Dream Team que lo ganó todo, Pep es hoy uno de los entrenadores en activo con más títulos en su historial, 21 en total, conquistados en tan solo nueve temporadas.

Zidane en el Madrid, como Diego Simeone en el Atlético de Madrid -- otro caso forjado a base de temple y dedicación -- aspiran precisamente a eso. Aldejar huella no sólo con una estela de títulos, si no con estilo identificable. 'Cholo' que ya le lleva varios años de ventaja, ha empezado a hacerlo. Ha devuelto a un equipo maltrecho a la elite dándole un sello de identidad.

Su juego, muchas veces tachado como defensivo, podrá no gustar pero es indudable que sigue una filosofía definida de lucha y entrega grupal para compensar esa falta de talento nato de las grandes estrellas. Le falta, para redondear, el título que se le ha escapado ya dos veces, el Campeonato Europeo.

Zidane, que ya lo tiene y por partida doble, se ha ganado un lugar privilegiado en la historia del Real Madrid por ello. Le falta ese sello que apenas empieza a desarrollar, no con un estilo de juego, si no con su forma de administrar recursos humanos. El tiempo dirá si se trata de una estrella fugaz o llegó para quedarse.