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Las dependencias del Barcelona debilita sus aspiraciones

El Barcelona, como se suele decir, volvió a pinchar en hueso y fue incapaz de enlazar cuatro victorias en la fase de grupos de la Champions. Silvio Proto, un portero belga de 34 años y que tras pasar casi toda su carrera en el Anderlecht llegó a Grecia el último día del mercado de verano, frenó a un Barça espeso y al que, de pronto, le renacieron las ‘dependencias’.

Ausente en los dos últimos partidos oficiales por una lesión en el recto anterior de la pierna izquierda, Iniesta se convirtió en protagonista inesperado del empate azulgrana frente al Olympiacos. Tres días después de que su nombre no se citase tras una sufrida, y aburrida, victoria en San Mamés, apareció en el plano por los errores ante portería, que no por el insulso juego que el equipo de Valverde va mezclando más de lo esperado en estos tiempos.

De repente los elogios a Paulinho desaparecieron y el brasileño pasó a convertirse en un jugador ‘limitado’. Con él recibió la habitual colección de críticas André Gomes, quien jugando apenas el último cuarto de hora fue hasta más señalado que Luis Suárez, aunque menos que Denis, claro, cuyo regreso al plano en un partido de enjundia después de semanas de ausencia fue puesto en duda.

Todo ello, obvio, acompañado de la señalada mala racha que acompaña a Luis Suárez, quien después de 13 partidos oficiales solo suma 3 goles… Y que no marca lejos del Camp Nou en Champions desde septiembre de 2015, quedándose a cero en los últimos 9 encuentros a domicilio en Europa.

LECTURAS Y URGENCIAS

El Barça no jugó bien en el Karaiskaki Stadium pero pudo, debió y mereció, ganar al Olympiacos, que, echando una simple ojeada a las estadísticas se salvó de una derrota que a nadie habría sorprendido y acabó celebrando el empate como si de un triunfo se tratase.

El equipo de Valverde ni brilló en Atenas ni, tampoco, lo hizo en Bilbao… Pero sí gustó frente al Málaga o al Olympiacos en el Camp Nou, de la misma manera que hizo un excelente ejercicio futbolístico en el Metropolitano, donde tampoco ganó, o en su atropello a la Juventus. Siempre, o casi siempre, bajo el liderazgo de Messi, claro, porque Messi es el jefe del Barça y no se entiende un Barça sin Leo.

Pero a partir de ahí, poner en el escenario la falta de otros jugadores para rebajar la validez del proyecto de Valverde o, incluso el potencial de la plantilla azulgrana se antoja un oportunismo fuera de toda medida. Hoy es la falta de Iniesta, mañana será la de Rakitic o Umtiti y hace días es, como si tal cosa, la de Neymar, sí, un nombre al que se ha colocado tan deprisa como alegremente en el escenario a partir de una ‘supuesta’ añoranza (http://www.espn.com.mx/futbol/francia/nota/_/id/3665574/neymar-estaria-arrepentido-de-irse-de-barcelona) del crack.

En el Barça de Valverde, como en el de Luis Enrique, Martino, Vilanova e incluso Guardiola el único jugador del que podría, y debería, hablarse de dependencia responde por Lionel Messi. En 16 partidos disputados, todos completos, suma 16 goles y 5 asistencias. A partir de aquí es fácil explicar y argumentar qué es la dependencia en el Barcelona.