Ernesto Valverde sorprendió este sábado con su primera alineación liguera. Escarmentado por los problemas que le provocó la pasada temporada el Alavés, el entrenador azulgrana solventó reforzar las bandas y adelantando a Sergi Roberto al centro del campo colocó a Semedo en el lateral… Pero lo que más llamó la atención al conocerse el once fue la ausencia de Phil Coutinho, quien catapultó al equipo en Tánger, y de los cuatro fichajes realizados por el club este verano.
Lenglet, Arthur, Arturo Vidal y Malcom, casi 160 millones invertidos en el mercado de fichajes, quedaron en el banquillo, un banquillo que completó el referido Coutinho junto a Rafinha y Cillessen, en una demostración clara por parte del entrenador azulgrana de su plena confianza en la columna vertebral del pasado curso.
Mención especial para Dembélé, tan atado a rumores de todo tipo alrededor del Camp Nou como abrazado por un Valverde que evidenció la confianza que mantiene en el joven delantero francés, acompañante de Luis Suárez y Leo Messi en el ataque.
Igualmente llamó la atención la presencia de Umtiti en el centro de la zaga junto a Piqué, apenas doce días después de regresar de las vacaciones y desplazando a un Lenglet que mostró buenas maneras en la Supercopa de España y cuya continuidad en el once inicial se pudo entender a priori más lógica. A Piqué, por supuesto, su viaje relámpago a Orlando del jueves para la votación de la nueva Copa Davis no le penalizó y fue elegido por el técnico.
La pasada temporada (2-0 al Betis), Valverde apostó en el once inicial por Semedo, fichado al Benfica, y Deulofeu, incorporado desde el Milan, como caras nuevas, una circunstancia que esta vez no se repitió. Así, el primer partido liguero de la temporada, el primero sin Iniesta en la plantilla, mostró a un Barça muy reconocible. Al menos de entrada.