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Cómo la carrera del prodigio estadounidense fue casi arruinada por el Barça

Es una mañana de domingo tranquila y bañada por el sol. Cerca de la catedral de San Bavo hay poco tráfico, tanto automovilístico como de peatones. Aunque a 10 minutos de allí en un viaje en taxi, el centro de entrenamiento del equipo local KAA Gent está vibrando con la actividad. Los equipos juveniles del club están jugando sus partidos semanales de liga, ante la presencia de padres, hermanos y amigos. Algunos espectadores aplauden mientras que otros mueven sus cuerpos en un intento inútil de influir en la acción.

Entre todo el movimiento, el equipo sub-21 del club pisa una cancha que permanece vacía, para iniciar una práctica previamente programada. Con una gran cantidad de sus jugadores en compromisos internacionales, se trata de un grupo reducido con apenas una docena de jugadores. Es aquí donde Ben Lederman, quien ha quedado dentro y fuera del radar futbolístico en Estados Unidos desde la tierna edad de 11 años, dará los próximos pasos en su intento de ascender en la jerarquía futbolística profesional.

Hubo una época en la cual Lederman, ahora con 18 años, provocaba considerable atención (y esperanzas) por parte de una afición estadounidense, ansiosa de ver al país producir a su primera estrella de impacto global y transformadora. Siete años atrás, Lederman fue invitado a jugar en La Masía, la famosa academia del Barcelona que jugó un papel en el desarrollo de Lionel Messi, Xavi Hernández y Andrés Iniesta, ídolo de Lederman. A pesar de ello, el entrenamiento en esta lenta mañana dominical se siente a millas de distancia de esa compañía repleta de estrellas.

El técnico del equipo de reservistas del Gent, Bart van Renterghem, está haciendo que sus jugadores cumplan con distintas rutinas; la calidad de Lederman con el balón es evidente. Si bien es el jugador más delgado en la cancha, tiene poca dificultad a la hora de lidiar con los aspectos técnicos de la sesión y hace gala de contar con un potente pie izquierdo.

Poco después, en la cafetería del equipo, Lederman tiene una actitud tranquila y tímida, que de alguna forma recuerda a otro creador oriundo de Estados Unidos: Christian Pulisic. Lederman también cuenta con el mismo sentido de determinación.

“Es mi sueño convertirme en profesional y no me voy a detener hasta lograrlo”, afirmó.

A pesar de ello, mientras Pulisic firmó recientemente un pacto récord para un jugador estadounidense cuando acordó su contratación con el Chelsea y mientras otros jugadores estadounidenses se reúnen para su primer campamento de enero bajo las órdenes del nuevo DT Gregg Berhalter, Lederman sigue allí, trabajando sus rutinas, intentando terminar lo que comenzó con el Barcelona.

“SACRIFICAMOS NUESTRAS VIDAS POR ESTO”

Lederman fue invitado a asistir a La Masía en 2011 luego de haber impresionado a los scouts en un partido amistoso entre su club de California y un equipo juvenil del Barça. Luego de un periodo de prueba de una semana, se convirtió en el primer estadounidense inscrito en la historia de la academia del club. (En los años posteriores, otro estadounidense, Konrad de la Fuente, ha sido aceptado y ahora de la Fuente juega con el club B del Barcelona en la Segunda División española). Incluso a los 11 años, la técnica y visión de Lederman dejaba perplejos a los evaluadores. Su familia (su padre Danny, Tammy, su madre y Dean, su hermano) tomaron la difícil decisión de dejar sus vidas hechas en el sur de California y mudarse a Barcelona para estar con él, atando sus futuros aún más a los sueños futbolísticos de Ben.

Lo que vino después fue parte “La Odisea” con una dosis de “The Truman Show: historia de una vida”. El progreso de Lederman fue seguido de cerca por aficionados y medios desde la distancia, incluso siendo protegido, de forma comprensible, por sus padres y el club. El hecho de que se encontraba a un continente de distancia facilitó las cosas, aunque Lederman fue objeto de un perfil (sin entrevista) por el diario The New York Times cuando tenía 13 años.

“En Barcelona, todos trataban a Ben como un niño más”, expresó Tammy Lederman vía telefónica. “No recibió ningún tratamiento especial, por ello, no se sentía especial o único de manera alguna. Es un niño pequeño que vino a jugar aquí. Eso era todo lo que queríamos para él concentrarse”.

Incluso, mientras Ben maduraba y se hacía más consciente de la atención que generaba su aventura, terminaba desestimándola.

“Siempre intentaba concentrarme en mi juego y dejar que los demás hablaran de lo que quisieran”, afirma. “Intentaba enfocarme cada día en la cancha y no prestar atención a los medios y cosas así. Siempre era lo mismo, disfrutar mi juego y dejar a los medios fuera”.

Las intrusiones se originaban desde otras partes, específicamente desde la FIFA.

El artículo 19 de las regulaciones de la FIFA con respecto al estatus y transferencia de jugadores prohíbe a los futbolistas juveniles registrarse con un club de un país distinto a su nación de origen hasta cumplir 18 años. Esta regulación permite tres excepciones: si un jugador reside en un radio de 50 kilómetros de la frontera de un país y el club con el que desea firmar se encuentra a una distancia no mayor de 50 kilómetros de la misma frontera; si un jugador se muda de un país europeo a otro (o cuenta con un pasaporte de un país miembro de la Unión Europea) y tiene al menos 16 años; o si la familia de un jugador se ha mudado a un país diferente por motivos ajenos al fútbol.

Lederman no cumplía con ninguno de los criterios anteriores. La FIFA comenzó a investigar y Tammy recordó que la familia conoció del problema poco después de su mudanza a Barcelona. Pero no fue sino hasta 2014, cuando Ben tenía 14 años, que la FIFA dio su veredicto y determinó que los blaugranas habían infringido el estatuto con 10 jugadores juveniles, incluyendo a Lederman. Entre las penalidades, se prohibió que dichos jugadores participaran en encuentros con las oncenas juveniles del Barcelona, aunque se les permitía entrenar. Durante un año, Lederman estuvo en un limbo, limitado a prácticas y el amistoso ocasional, mientras el club apelaba la decisión de la FIFA.

“Fue una situación muy difícil porque, tanto mi familia como yo, sacrificamos nuestras vidas para esto y no poder jugar todas las semanas, fue algo difícil para todos”, dice Lederman.

Las reglas podrán tener buenas intenciones a fin de evitar la explotación de jugadores juveniles, pero no permiten flexibilidad o matiz alguno. Tammy aún se enfada a la hora de recordar la sanción.

“Creo que es muy injusto”, expresó. “Alguien me dijo que era similar a que mi hijo fuera aceptado en Harvard o una de las principales universidades en Estados Unidos y le dijeran: ‘Muy bien, no puedes venir y estudiar aquí porque no eres estadounidense’. Si alguien cuenta con la calidad suficiente y es capaz, tiene talento y se le prohíbe jugar porque no cuenta con los papeles... Quiero decir que si (el estatuto) hubiera estado en vigor durante la época de Lionel Messi, pues Messi no estaría jugando hoy en día con ellos porque Messi tenía 12 años cuando se mudó de la Argentina y no contaba con pasaporte europeo alguno”.

“No estamos de acuerdo en absoluto con esa regla. Pero intentar luchar contra la FIFA, es imposible. Lo intentamos. Teníamos a los mejores abogados del club y todos perdieron”.

En un intento de poder cumplir con las regulaciones, Lederman intentó conseguir un pasaporte polaco a través de sus padres, pero la FIFA indicó que Lederman ni siquiera podía entrenar con el Barcelona. Regresó a Estados Unidos, se inscribió en la Academia IMG en Bradenton, Florida y formó parte de campamentos con la selección nacional sub-17 de Estados Unidos. Fue allí cuando se revelaron las consecuencias de la carencia de minutos de juego.

“A una edad tan joven, es importante competir cada día, cada semana. Y no poder hacerlo por una semana, pues lo sentí”, expresó. “Tácticamente hablando, y con respecto a la forma en la cual me muevo en la cancha, no me sentía tan cómodo. Luego de un año sin jugar, me sentí un poco perdido en la cancha al principio. Pero me acostumbré. Luego de quizás cinco o seis meses, ya estaba de vuelta”.

Lederman no fue convocado para la selección estadounidense que participó en el Mundial Sub-17 de 2017, pero su carrera pronto recibió un impulso, cuando el pasaporte polaco tan esperado finalmente llegó. El volante regresó a Europa y el Barça lo recibió de vuelta, sin hacer preguntas. Aunque si bien Lederman sentía que regresaba a casa, la dificultad de ascender de la academia al primer equipo se hizo evidente.

Durante la primera temporada tras el regreso de Lederman en 2016, todo estuvo bien. Sin embargo, su tiempo de juego decayó sustancialmente durante su segunda campaña, bajo las ordenes del técnico Denis Silva. Tammy sentía que Silva no lograba hacer una conexión con Lederman y éste expresó que ya no podía ver posibilidades de que él llegara al primer equipo del Barcelona. Si bien se le ofreció la oportunidad de seguir o de ir a otro equipo por la vía del préstamo, él decidió dejar el club catalán.

Lederman y su familia no tomaron la decisión a la ligera. En el caso de Tammy, ha generado una reflexión considerable. Ella estima recibir cerca de una llamada telefónica cada mes por parte de familias que piensan hacer el mismo trayecto que ellos: dejar Estados Unidos para establecerse en una academia internacional. Sus consejos están llenos de advertencias, a pesar de que Danny, padre de Lederman, pudo establecer una empresa que traslada a técnicos juveniles del Barcelona a una escuela en China.

“Siempre digo que no creo que lo haría nuevamente si tuviera la oportunidad”, dice. “Pero es muy difícil, especialmente cuando se tiene un hijo mayor que no quería mudarse. Estaba muy feliz con su vida en California. Sentía que estaba haciendo un sacrificio. ‘¿Por qué tengo que cambiar mi vida por mi hermano menor?’ Además, (fue muy difícil) para mí. Mis padres siguen viviendo en Los Ángeles. Estoy lejos de mi familia, lejos de mi hermana y de toda mi rama de la familia”.

“Puedo decirte que esto no es para todo el mundo. No todos pueden, simplemente, levantarse e irse. No es sencillo”.

“NO LO PUEDES PONER A JUGAR... NO ESTÁ LISTO”

Con cifras bajas de asistencia en la práctica dominical, Van Renterghem termina las acciones con una rutina 7-vs-4. Considerando la presencia superior en el equipo de Lederman, habría sido sencillo solo ir hacia adelante y abrumar a la defensiva contraria, pero Lederman muestra paciencia, sentido de manejo de los espacios y tiempos, consciente de cuando incursionar hacia el área contraria.

El Gent no tiene el mismo nivel del Barcelona, obviamente. Sin embargo, han tenido ciertos éxitos, ganando la liga belga en 2014-15 y produciendo jugadores de alto nivel, como Kevin De Bruyne, quien ahora es ficha del Manchester City. En esta ocasión, Lederman intenta seguir su camino por sí mismo. También es muy concreto a la hora de recordar cómo llegó al Gent. Luego de expirar su contrato con el Barcelona, el agente de Lederman le informó del interés que había en él en Bélgica, decidiendo firmar con el Gent. Rápidamente, se sintió cómodo dentro del club.

“Decidí quedarme porque estaba contento”, afirma. “Todos me trataban muy bien, todos me trataban con respeto”.

Lederman aseguró su puesto tras haber causado grata impresión en las pruebas hechas en el verano y fue uno de dos jugadores en firmar tras dichas pruebas, superando a 30 competidores. Sus destrezas, particularmente su habilidad para adaptarse rápidamente, despertó interés en Van Renterghem y el club.

“(Lederman) estaba en el autobús, en la fila de atrás, con todos los otros jugadores belgas, diciendo cosas como: ‘Muy bien, jugamos juntos…’ Fue asombroso”, expresa Van Renterghem. “También es importante que tengamos la impresión de que el chico se sienta bien aquí y se adapte muy rápidamente. Obviamente, tuvo que adaptarse a España, siendo un niño muy joven. Tiene que ser algo muy difícil para él, pero si hablas con él al respecto, entiendes que pudo hacerlo”.

Lederman ha encajado tan bien con sus compañeros que funge como DJ extraoficial del equipo. A pesar de ello, aún hay retos por superar. En noviembre, el Gent contaba con 35 jugadores en su primer equipo, lo cual no deja mucho espacio ni minutos para jugar con futbolistas sub-21. También está el tema del estilo. Si bien es cierto que Bélgica ha producido jugadores con destrezas increíbles a través de los años, permitiendo a los “Diablos Rojos” llegar a la semifinal del Mundial de Rusia en el verano pasado, Lederman entiende que en Bélgica el juego es más físico. Ese es el área en el cual tiene mayor espacio para crecer.

“(En Bélgica), es mucho más directo, creo. Tres pases y ya estás en la otra mitad”, dice Lederman. “Pases largos... es un juego diferente, más táctico también. En España, existe mucha mayor posesión del balón, mucho mayor juego armado y creación de oportunidades con la posesión. Aquí, es algo mucho más físico”.

“Los primeros dos meses aquí, fue algo muy difícil. Me estoy adaptando muy bien. Estoy dentro de un programa en el gimnasio, entrenando tres veces a la semana allí, también corriendo sin el balón. Me estoy acostumbrando. Ahora, puedo jugar fácilmente durante 90 minutos”.

Lederman ha debido enfrentar los altibajos usuales. En una ocasión, jugó con los sub-18 y tuvo un nivel tan bajo que el técnico le pidió a Van Renterghem que no lo enviara nuevamente allí. Sin embargo, Lederman pudo recuperarse y fue convocado para un amistoso con el primer equipo contra el St. Truiden. Si bien o pudo jugar, fue al menos un indicio tangible de que sus destrezas están siendo consideradas. Van Renterghem quiere llevar las cosas con tranquilidad.

“Si colocamos a Lederman en la cancha con el primer equipo ya, mostrará algunas cosas buenas, pero perderá demasiados duelos”, expresó. “Los aficionados comenzarán a molestarse un poco y él lo sentirá. No puedes ponerlo a jugar ya. No está listo. Su cuerpo debe desarrollarse”.

Por ello, Van Renterghem se muestra reacio a hacer predicciones con respecto al futuro de Lederman con el Gent.

“No puedo estimar si Ben tendrá la oportunidad de desarrollarse con nuestro primer equipo”, afirma. “Si no lo hace en nuestro primer equipo, seguramente le irá bien en otro club. Los chicos tienen que esperar, esperar y esperar; (tienen) que trabajar duro, prepararse para esa oportunidad que seguramente tendrán”.

Sus padres, que siguen viviendo en Barcelona, hacen visitas ocasionalmente, aunque Lederman ha comenzado a sentirse establecido en Bélgica.

“Tengo muchos amigos en el equipo”, dice. “Vivo en un apartamento con un compañero. Nunca estoy solo, siempre estoy con alguien. A veces, es demasiado difícil cocinar”.

La competencia es tan fuerte que el futuro de Lederman con el Gent es incierto. Sin embargo, a pesar de todo lo que se dice con respecto a la necesidad que tiene de fortalecerse, él sabe que aporta algo especial al equipo.

“Pienso que aporto ese juego de posesión extra”, afirma. “Intento mantener al equipo con mayor posesión y en ocasiones, no jugar de forma tan directa. Sé cuando jugar directamente y cuando mantener las cosas simples”.

Mientras Lederman sigue trabajando en sus sesiones de práctica, su calidad se destaca, al igual que la de otros jugadores. Sigue trabajando y esperando su oportunidad. Aún tiene esperanzas.