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Cristiano Ronaldo y su 2018: ¿el inicio del declive?

El 2018 será un año inolvidable para Cristiano Ronaldo, un año donde disfrutó la alegría de una Champions y de cambiar de equipo, pero también la amargura de tener sus peores estadísticas personales en 10 años, ser acusado de violación y no ganar el Balón de Oro. Fue un año para recordar y que deja la interrogante: ¿inicia su declive?

Corría el 16 de diciembre de 2017 cuando Cristiano Ronaldo cosechaba su quinto título del año: el Mundial de Clubes que el Real Madrid había conquistado tras vencer por 1-0 al Gremio. Era el de menor lustre tras ganar la Liga, la Champions y las Supercopas de Europa y España, pero un título que se había decidido con un tanto de su autoría. Con él llegaba a 53 dianas para superar la barrera de los 50 goles en un año natural por séptima ocasión consecutiva. Días antes había ganado recientemente su quinto Balón de Oro y miraba, desde la cima del mundo, hacia 2018 lleno de esperanza.

Tenía por delante los mayores retos de su carrera. Un tercer título de Champions League al hilo y un Mundial llamado a ser histórico para Portugal, que por primera ocasión llegaba al torneo como monarca de Europa. Entonces aún repetía la cantaleta de querer retirarse de blanco, aunque con una acotación: “no depende de mí”. Dependía de que la directiva accediera a sus pretensiones. De esos sueños, se materializó uno. El europeo.

Un año después, Cristiano Ronaldo cierra 2018 con 41 goles y 12 asistencias en 44 partidos. Su registro más bajo en un año natural desde 2009.

Cristiano Ronaldo tuvo primer semestre de 2018, el último como merengue, de algunos momentos brillantes y alguna gesta para la historia. Marcó 22 tantos en 14 partidos de Liga, aunque de poco sirvieron para refrendar el título. En Champions League, en cambio, fueron cruciales para llegar a Kiev contribuyendo con seis tantos y dos asistencias a partir de febrero. Cristiano se erigió como el artífice de la eliminatoria de octavos de final ante PSG con tres tantos en total, pero fue en los cuartos, ante la Juventus, donde dejó plasmada su influencia. Fue el protagonista del 0-3 en la ida en que marcó dos goles, incluida esa chilena casi perfecta que había buscado durante más de una década. El jugador fue ovacionado por la afición turinesa –algo que a la postre ejercería una influencia directa en su decisión de fichar por el cuadro italiano-. En la vuelta, disputada en el Bernabéu, evitó la prórroga al marcar un polémico tanto desde el punto penal en el tiempo añadido para el 1-3 definitivo. A partir de entonces Cristiano desapareció, tanto en la semifinal ante Bayern Munich como en la final frente a Liverpool en que Gareth Bale salió de la banca para dar el título al Madrid con un doblete para el 3-1 final.

“Fue muy bonito estar en el Real Madrid”, dijo a la televisión española inmediatamente después de proclamarse campeón por tercera ocasión consecutiva. Causó alarma en el madridismo y malestar en el vestidor que veía empañado su momento de mayor gloria. Se tenía que quedar “sí o sí”, dijo, en cambio, el entrenador Zinedine Zidane. Pero tres días después el francés se le adelantó y se llevó con él cualquier esperanza de normalizar la situación.

Se atravesó el Mundial y la incertidumbre se instaló en el Santiago Bernabéu. A la par, Cristiano Ronaldo debutaba en la Copa del Mundo con un triplete en el empate 3-3 ante España. La magia, sin embargo, no alcanzó para más. Portugal sufrió para vencer por 1-0 a Marruecos con el último tanto del capitán en el torneo, no pudo pasar del empate con Irán y acabó eliminado en octavos con una derrota por 2-1 ante Uruguay.

Pocos días después de consumarse su gran decepción en el Mundial, Cristiano y el Real Madrid ponían fin a nueve años de idilio al confirmar su marcha a la Juventus.

Fue el primer ‘fracaso’ en la fugaz gestión de Julen Lopetegui. El vasco, recién llegado al puesto tras ser despedido como técnico de España, no tenía manera de retener a un jugador que ni había estado bajo sus órdenes, ni le interesaba estarlo.

Cristiano se marchaba a sabiendas que sería difícil, si no imposible, reemplazarlo a corto plazo y que pasarían muchos años antes de que alguien le arrebate el sitio que ocupa en la historia del club como máximo goleador de todos los tiempos con un saldo de 450 goles, 131 asistencias en 438 partidos.

Trascendió que su marcha tenía meses gestándose al sentirse abandonado a su suerte por el club tras de un año de batallas legales. El fisco español lo había denunciado por defraudar 14.5 millones de euros después de desviar al menos 150 millones de euros a paraísos fiscales para ocultar sus ganancias por derechos de imagen. Cristiano tardó muchos meses en entender que el clamor con el que defendía su inocencia e insistía en ir a juicio podía costarle varios años en prisión. Acabó negociando con Hacienda para aceptar dos años de cárcel y el pago de una multa de 18.8 millones de euros en un pacto que será formalizado en enero.

Desencantado con la directiva, se buscó un destino donde encontrara el respeto que cree merecer cuando Florentino Pérez, lejos de intentar convencerlo para que se quedara, le dijo que trajera “una oferta de 100 millones”, el 10% del valor de su cláusula, para liberarlo. La oferta llegó pronto desde la Juventus, un equipo que logró seducir a Cristiano un poco por el “reto” de jugar en Italia y un mucho por las facilidades contractuales ofrecidas por la directiva turinesa, con un benévolo esquema fiscal que le permitirá embolsarse hasta 30 millones de euros anuales, de acuerdo con la prensa italiana.

En cuanto puso un pie en Turín, empezó a borrar cualquier traza de madridismo en su ser. Y lo invadieron los problemas. A sus líos fiscales se sumó, en septiembre, el primer gran escándalo de su carrera: una acusación de violación que databa del verano de 2009, poco antes de fichar por el Real Madrid, vio la luz.

Según destapó Der Spiegel, la estadounidense Kathryn Mayorga afirmó que Ronaldo había abusado sexualmente de ella en una habitación de un hotel en Las Vegas y que posteriormente había firmado un acuerdo de no divulgación por el que había cobrado 375,000 dólares, del que ahora pide anulación. Ronaldo lo negó rotundamente. Lo calificó de “fake news” hasta que se confirmó la reapertura de la investigación por parte de las autoridades de Nevada y tuvo que recurrir a la formalidad para negar, de nuevo, un acto que considera “abominable”.

En la Juventus cayó como jarro de agua fría. El jugador, vinieron a decir, “lleva pocos meses” en Italia y ha tenido un comportamiento ejemplar desde que llegó. La Juventus no volvió a tocar, ni de lejos, el tema. Tampoco Cristiano, aunque el caso sigue en espera a ser resuelto por las autoridades.

Mientras tanto, el delantero no ha vuelto a vestir la camiseta de Portugal desde que finalizó el Mundial. Según la Federación Portuguesa, no ha sido convocado desde julio a petición expresa del jugador por su deseo de “descansar” y “adaptarse” a su nuevo club. Pero fue inevitable que en Portugal surgieran los rumores que apuntan a que ha aprovechado el tiempo libre para preparar su defensa legal.

Su adaptación a la Juventus, por otro lado, marcha sobre ruedas. Suma 13 goles y siete asistencias. El único sobresalto sufrido en sus primeros seis meses como bianconero fue haber visto su primer tarjeta roja en Champions League. Por lo demás, se ha instalado en su normalidad colocándose como máximo goleador de su equipo con cuatro goles más que el croata Mario Mandzukic, con ocho tantos. Con 11 dianas en la Serie A, está a dos de alcanzar al máximo goleador del campeonato, el atacante del Genoa Krzysztof Piatek, quien suma 13 tantos.

Si se atiende a sus palabras, hasta ha encontrado su lugar en el mundo. “Aquí todos son una familia”, dijo a su llegada en verano. Incomodó un poco al Real Madrid en ese momento. Bastante más cuando lo repitió a principios de diciembre.

Lo hizo en el peor momento, con el conjunto merengue en plena batalla para “compensar” ese 50% de la cuota goleadora anual que se llevó con él mientras se ajusta a una nueva gestión, la de Santiago Solari, pues en ese proceso de aprender a vivir sin el portugués, Real Madrid ha tenido que cambiar de técnico tras caer por goleada 5-1 ante Barcelona en el clásico más deslucido de la década, registrar el peor inicio goleador en años y una sequía de cinco partidos sin marcar por primera ocasión en casi tres décadas. Su marcha ha tenido un impacto directo en el pobre nivel de juego del Madrid, y en consecuencia, en la pérdida de interés de la afición. Según publicó el diario Mundo Deportivo, el Santiago Bernabéu registra la peor entrada media en 17 años esta campaña, con solo 63,870 asistentes por partido.

Para mayor ofensa a los blancos, recalcó que su nueva casa “es muy diferente al Real Madrid” ya que en la Juventus “son más humildes y no hay alguien que se sienta más que los demás”. No como en el Madrid, donde por años hubo una regla no escrita a la que se ceñían todos los trabajadores del club y que consistía en pregonar a los cuatro vientos que en su equipo jugaba “el mejor futbolista del planeta”. Incluso Lopetegui tuvo que cambiar de parecer públicamente, aunque de nada le sirviera. Antes de recalar en el Bernabéu le parecía que Lionel Messi era el mejor jugador del mundo, según dijo en alguna entrevista. Para cuando llegó su presentación como técnico merengue, ya era Cristiano Ronaldo.

También sobre la “rivalidad” con Messi mostró sus colores. Lo “invitó” a medirse con él ahora en Italia. No recibió respuesta del argentino. Sí, un vendaval de memes burlándose de la propuesta.

Poco antes de echar sal a la herida merengue, Luka Modric había sido galardonado con el Balón de Oro. Por primera vez en diez años un jugador diferente a los dos ‘rivales’ era premiado como el mejor futbolista del año. Al portugués no le pareció. “Lo merezco todos los años”, dijo. Aunque suavizó su respuesta al afirmar que “si no lo gano, no es el fin del mundo”, sus acciones delataban lo contrario. Se rehusó a acudir a la ceremonia de premiación, tal y como había hecho en septiembre, cuando su excompañero fue galardonado con el premio The Best tras disputar la final de la Copa del Mundo, mientras su entorno arremetía contra la “injusticia”; y en especial, su hermana Elma, que se desahogó en las redes sociales quejándose de un “mundo que vive de la podredumbre, la mafia y el dinero”. No como en 2008, 2013, 2014, 2016 y 2017 en que su hermano fue justo ganador.

Modric logró romper el dominio Cristiano-Messi en el Balón de Oro. Pero el portugués tiene el gen ganador y ya adelantó que en el 2019 volverá para demostrar que es él el mejor jugador del mundo actual… y de la historia.