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La AS Roma navega a la deriva tras la tormenta

La peor semana imaginable se ha consumado para la AS Roma que ha visto cómo su proyecto deportivo quedaba hecho añicos en escasos días. Perder el derbi capitalino y quedar eliminados de la Champions League han tenido los daños colaterales de los despidos del entrenador y el director deportivo, por lo que está por verse cómo retoma el rumbo el equipo en las próximas semanas.

Lejos queda ya el hito de la temporada 2017-2018, en la que la Loba se clasificó -contra todo pronóstico- a unas semifinales de la Champions League por primera vez en su historia logrando batir al FC Barcelona en los cuartos de final de manera heroica. Tras perder 4-1 en Barcelona, los de Eusebio Di Francesco se deshicieron de un Barça irreconocible por un 3-0 en el Olímpico, dando paso a una oleada de piropos que quizás sobrepasaron el umbral recomendado en un club como el italiano.

Incluso su desempeño en las semifinales de ese torneo dio mucho que hablar, pues tras perder 5-2 en Liverpool, los de Di Francesco acabaron ganando 4-2 en Roma y saliendo de la competición con la cabeza bien alta.

El proyecto para este año no podía ser más ilusionante, pues con el tercer puesto conseguido en Italia, los romanos renovaron el equipo de la mano de su director deportivo, el español Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi, el hombre de los milagros durante un decáda en el Sevilla. Monchi fue quien fichó a jugadores como Dani Alves, Adriano, Rakitic, Seydou Keita, Julio Baptista, Álvaro Negredo o Carlos Bacca, para acabar vendiéndolos por cifras astronómicas, dando así una gran estabilidad económica al Sevilla, o quien incorporó a otros como Frederic Kanoute o Luis Fabiano, para convertirlos en leyendas del club.

En su primer año en la Roma, Monchi no sólo había apostado por Di Francesco en el banquillo tras la salida de Luciano Spalletti al Inter de Milán, sino que había decidido dar luz verde a la venta de Mohamed Salah por 45 millones de euros al Liverpool para así poder reforzar el equipo a conciencia. La apuesta funcionó y, rápidamente, el tándem Monchi-Di Francesco fue venerado como algo poco menos que un par de alquimistas, que iban a devolver la gloria al conjunto romano.

Esta pasada pretemporada los fichajes ilusionaron, pues con Javier Pastore como gran reclamo, llegaron jugadores jóvenes con gran proyección, como Justin Kluivert, Nicolo Zaniolo o Ante Coric, y veteranos contrastados como Steven Nzonzi o Iván Marcano. El grupo conformado -además- prometía, ya que las bases del triunfal año anterior se mantenían, más allá de la marcha de dos puntales como Alisson y Radja Nainggolan. Sin embargo la fórmula esta vez no funcionó. Los resultados no acompañaron desde el primer momento y muchos de los fichajes no tuvieron el rendimiento esperado.

Eusebio Di Francesco llevaba semanas en el disparadero, sobre todo tras perder ante la Fiorentina en la Coppa de Italia por 7-1, un correctivo como no se recordaba alguno en la ciudad. Monchi y su entrenador pasaron de grandes héroes en mayo pasado a ser blanco de las mofas de una afición que pedía semana a semana la destitución del técnico.

La derrota ante la Lazio el fin de semana pasado ya hacía prever lo peor, pero no fue hasta que se consumó la eliminación de la Champions League que la directiva no dio el paso. La derrota 3-1 ante el FC Porto en la prórroga fue la gota que colmó el vaso y al día siguiente Di Francesco estaba en la calle. Lo curioso es que nadie contó con la opinión del director de fútbol, Monchi, a su vez máximo valedor del ya ex técnico romano. De ahí que su salida del club también se considerara inminente y se confirmara de manera oficial este mismo viernes.

Ahora está en camino a Roma, Claudio Ranieri. Un viejo conocido de la afición, pues fue canterano del equipo además de dirigirlo entre 2009 y 2011, antes de alcanzar el hito más importante de su carrera como técnico al proclamarse campeón de la Premier League con el modesto Leicester City.

A sus 67 años, el técnico romano se pondrá al frente del equipo este mismo lunes ante el Empoli, y firmará un contrato hasta final de temporada -quedan 12 partidos- en busca de la clasificación a la Champions League el año que viene. El propio Ranieri se ha hecho eco de lo difícil que va a ser la gesta, pues el equipo tiene a su archirrival, la Lazio, pisándole los talones a tres puntos, la misma diferencia que le separa a la Loba del cuarto puesto que da acceso a la Champions League el año que viene.

De quién armará la plantilla de la próxima temporada, quién comunicará las bajas y quién propondrá los fichajes, quién buscará un nuevo técnico o quién apostará por la continuidad de Ranieri, no ha habido noticia alguna. Monchi estaba ya de camino a España donde se ha venido informando de una oferta en firme del Arsenal para que vuelva a trabajar con Unai Emery, con quien compartió proyecto durante tres años en Sevilla.

Por eso el futuro de la Roma pinta bastante turbio. Ahora mismo es un trasatlántico que navega a la deriva y nadie sabe a ciencia cierta cómo se podrá encontrar de nuevo el rumbo adecuado.