<
>

Rueda apunta a facilitar la transición generacional en Chile

Rueda destacó la importancia de haber evaluado jugadores nuevos. Agencia Uno

Excepto por Argentina y Brasil, las selecciones de los países sudamericanos suelen ser equipos de una generación.

Perú, por ejemplo, luchó durante años para reemplazar a la generación de Teófilo Cubillas de la década de los '70. Lo mismo sucedió con Colombia y el equipo liderado por Carlos Valderrama a fines de los '80 y principios de los '90. Paraguay ha tenido dificultades para mantener el nivel del equipo de Roque Santa Cruz. Y ahora es el turno de Chile.

Arturo Vidal, Alexis Sánchez y compañía integraron la generación más brillante y victoriosa en la historia de Chile. Sus triunfos en las Copas América 2015 y 2016 fueron los primeros grandes trofeos conquistados por el país. Pero la selección chilena no clasificó al Mundial 2018, lo que bajó bruscamente el telón de una época.

Chile, sin embargo, reaccionó con rapidez. Mientras que algunos equipos sudamericanos están experimentando con entrenadores interinos, Chile sumó a Reinaldo Rueda al comienzo del año - y por unas cuantas razones, parece ser una buena elección.

Rueda tiene mucha experiencia con las selecciones nacionales, habiendo llevado al equipo de Honduras al Mundial de 2010 y al de Ecuador en 2014. Pero antes, ya se había hecho de renombre como un especialista en el desarrollo juvenil, llegando a las semifinales del Mundial sub 20 de 2003 con su nativa Colombia. Esta capacidad de desarrollar talento joven es precisamente lo que necesita Chile y también ayuda el hecho de que Rueda es ampliamente reconocido como un caballero. Incluso en los mejores momentos, el vestuario de Chile ha sido uno difícil de controlar. Una dosis del control sosegado de Rueda no les vendrá nada mal.

Ya tiene seis partidos en su haber. En marzo su equipo superó por 2-1 a Suecia y empató 0-0 con Dinamarca. A fines de mayo y principios de junio, perdieron por 3-2 ante Rumania, superaron a Serbia por 1-0 y empataron 2-2 con Polonia. Y ahora, después de que un terremoto hizo que se cancelara el partido contra Japón, terminaron con un empate el martes ante Corea del Sur.

Los resultados son aceptables, pero lo más importante es la dirección que el escuadrón está tomando. Rueda es una figura metódica y su equipo es mucho más ortodoxo que los equipos que

Chile construyó con Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli al mando. No hay espacio para revolotear entre un fondo de tres y cuatro, y tampoco hay lugar para el pequeño Gary Medel en la línea defensiva. En su lugar, Rueda juega con un ortodoxo fondo de cuatro, con los tradicionales defensores centrales de gran tamaño, Igor Lichnovsky y Guillermo Maripán. Previamente, la falta de altura de Chile había sido un problema; ahora, los defensores centrales son lo suficientemente grandes como para ganar los cabezazos clave en las dos áreas -- Maripán anotó contra Rumania y Serbia mientras que Lichnovsky estuvo cerca de hacerlo contra Corea del Sur.

Rueda también ha encontrado un sucesor de Claudio Bravo en el arco. El naturalizado argentino Gabriel Arias está demostrando ser un muy buen reemplazo.

La formación básica es un 4-2-3-1. Con Sánchez descansando en este tour, el equipo contra Corea del Sur se armó en torno a Vidal, quien pudo moverse desde la posición de delantero central. De todas maneras, Rueda, que no es ningún tonto, está intentando construir un nuevo equipo de Chile que incorpore algunas de las virtudes del viejo escuadrón. Si bien es cierto que Medel ahora juega en el mediocampo, en vez de la línea defensiva, cuando el equipo tiene la posesión, él se mueve entre los defensores centrales para organizar jugadas desde el fondo.

Chile continuó con el ataque constante, intentando crear situaciones de dos contra uno por los laterales. Además, los delanteros también tienen la capacidad de ir por adentro y operar en el canal del delantero central. Arturo Sagal lo hizo muy bien desde la derecha, tal como Diego Rubio lo hizo desde la izquierda. El hombre de Sporting Kansas City, Rubio, jugaba su primer partido internacional desde que ganó algunos enfrentamientos siendo adolescente en 2011, y lo cierto es que lo hizo lo suficientemente bien como para asegurarse futuras oportunidades.

Además, Chile continuó presionando arriba. Fue esto lo que hizo que el partido contra Corea del Sur pareciera tan interesante. Los sudamericanos hicieron la mayoría de las jugadas, pero la velocidad de los coreanos en la transición fue una verdadera prueba para los chilenos. La mayor parte del tiempo, se las arreglaron para detener la movida, pero los coreanos luego rompían las líneas oponentes y hubo algunos momentos de pánico en el fondo. Arias, sin embargo, fue muy hábil desde su línea y pudo eliminar la amenaza.

En medio de la habilidad metódica de Rueda, hay un gigante signo de interrogación con respecto al renovado equipo de Chile. ¿Serán capaces de reemplazar la calidad individual de su generación dorada? Vidal, por ejemplo, sigue siendo una figura imperiosa. Pero está perdiendo algo de ritmo y lo cierto es que no podrá seguir eternamente. ¿Chile será capaz de descubrir talento del calibre de Vidal, Sánchez, Medel y Jorge Valdivia?

El último ha sido reemplazado por Diego Valdés, de Morelia. Ha tenido momentos sobresalientes, pero no está claro si es que será capaz de lograr el equilibrio en el nivel más alto. La última patada del partido contra Corea del Sur fue suya, mientras que conectó un terrible pase de atrás, superó al portero por la izquierda, pero terminó enviado la pelota por encima del travesaño.

El equipo chileno de Rueda, entonces, tiene mucho trabajo por delante si pretende lograr todos sus objetivos. Pero a diferencia de muchas otras naciones de la CONMEBOL, al menos su proceso está encaminado.