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Matías Almeyda: El argentino más humilde del mundo

CIUDAD DE MÉXICO -- En las calles de Buenos Aires es común encontrar camisetas con diferentes leyendas, y una de las más comunes dice lo siguiente: "No sólo soy perfecto... También soy argentino".

Se le conoce como 'la argentinidad al palo', frase que incluso da pie a una canción del grupo Bersuit Vergarabat, la cual encierra parte de la idiosincrasia del argentino, que conoce poco de humildad y se concibe como lo mejor que hay en el mundo.

Matías Almeyda nació hace 44 años en Azul, una ciudad de la provincia de Buenos Aires; sin embargo, es un argentino atípico que tiene a la modestia como bandera.

Más allá de una carrera internacional como futbolista en Europa, seleccionado de su país y de ser símbolo de River Plate, en México el llamado 'Pelado' adquirió notoriedad hace dos años y medio cuando llegó a las Chivas en una de las peores crisis en la historia del club.

Con poca experiencia en su faceta de entrenador y dos ascensos como su principal carta de presentación, Matías tomó la papa caliente llamada Guadalajara, y sobre la marcha empezó a conocer el futbol mexicano, además de impregnarse de inmediato de la filosofía de un club conformado solo por futbolistas nacionales.

La paciencia es virtud y esta vez el dueño del equipo, Jorge Vergara, la tuvo con Almeyda, quien no ofreció resultados inmediatos, pero sí forjó el camino para, primero, "despertar al gigante", y después, regresarlo al lugar donde debe estar: el protagonismo.

No son solo los títulos el parámetro para medir el legado de Matías, si no su mesura en la victoria y la derrota; la forma en la que los futbolistas se expresan de él; su capacidad para identificar cuándo debe o no abordar un tema; su apuesta por los jóvenes; y exprimirle todo el jugo a un plantel corto, que es capaz de competir y triunfar incluso cuando se sabe inferior.

Tras obtener la corona de la Concacaf en una eliminatoria ante Toronto en la que sorprendió al mandar una marca personal de Michael Pérez sobre Sebastián Giovinco, Almeyda otorgó todo el crédito a sus futbolistas, se dio tiempo de pedir vacaciones, pues tiene cinco úlceras producto de la intensidad con la que vive el futbol, y puso freno a los que lo colocan como el próximo técnico nacional.

Un argentino atípico que entiende poco de presunción y mucho de sencillez.