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Se encienden los ánimos en juego de leyendas del Zócalo

MÉXICO -- Las emociones se desbordaron durante algunos minutos. Nadie quería perder. De amistoso tuvo poco. Los roces entre mexicanos y alemanes fueron constantes en el partido de leyendas disputado en la Ciudad de México.

En el encuentro jugado entre los equipos que jugaron en el Mundial de Francia 98, los choques causaron el enojo y algunos empujones entre los jugadores de ambos equipos.

El primer choque que causó empujones fue entre Jörg Heinrich y Luis Hernández, quien empujó a su rival cuando este estaba en el suelo después de cometer una falta. De inmediato futbolistas de los dos conjuntos los separaron para evitar que se encararan.

Minutos después, a pesar de las advertencias del árbitro, Alberto García Aspe y Pierre Littbarski se encararon luego de que el teutón levantara de más el codo, algo que molestó al mexicano quien se barrió con fuerza en la siguiente acción ante lo que intercambiaron palabras.

Tras la acción, Aspe salió del campo para evitar que pasara a mayor el choque entre ambos. Con el paso de los minutos, los ánimos bajaron y terminaron por darse la mano los jugadores de ambos combinados.