El clásico del sur bonaerense entre Banfield y Lanús tuvo que ser suspendido a los 23 minutos del primer tiempo por serios incidentes entre la parcialidad visitante y la policía y en medio de serias acusaciones al dispositivo de seguridad.

Hay un herido de bala y otros cuatro con contusiones aparentemente menores.

El herido de bala, que según informaciones extraoficiales sería hincha de Lanús, fue trasladado al hospital Gandulfo, en Lomas de Zamora.

Otras cuatro personas, una de ellas de 72 años, sufrieron distintas contusiones y heridas, que serían leves.

El responsable del operativo de seguridad, el comisario Dionisio Gauna, Jefe de la Departamental de Lomas de Zamora, informó que fueron detenidas cinco personas.

Los inconvenientes comenzaron cuando barrabravas de Lanús, que según testigos venían cometiendo desmanes en el camino a la cancha de Banfield, chocaron con la policía afuera del estadio porque la fuerza de seguridad les sacó una bandera que superaba las dimensiones (2x1) que permite el Comité de Seguridad Deportiva.

Lo inconcebible es que, del otro lado, la hinchada de Banfield sí pudo ingresar sus banderas "largas", lo que da cuenta de que la policía cometió un gravísimo error.

El vicepresidente de Lanús, Nicolás Russo, responsabilizó de manera directa y contundente a los encargados del operativo de seguridad, al asegurar que dejaron entrar con banderas grandes a hinchas de Banfield y que reprimieron brutalmente a los de Lanús que intentaron hacer lo mismo.

Indignados por lo que consideraron un trato desigual de parte de la policía, los hinchas de Lanús comenzaron a arrojarle piedras a los uniformados, que siguieron reprimiendo con balas de goma, en tanto proyectiles de la parcialidad granate también volaron por encima de la tribuna visitante hacia el terreno de juego, motivando la interrupción del partido al minuto de comenzadas las acciones por parte del árbitro Roberto Ruscio.

Tras quince minutos de espera, Ruscio ordenó la reanudación del juego, pero al volver a producirse inconvenientes nuevamente decidió suspender el partido a los 23 minutos de la etapa inicial, por lo que en total hubo apenas ocho minutos de fútbol.

Ruscio también tuvo su parte de responsabilidad en la suspensión del juego ya que al dar el pitazo inicial no se percató de la presencia de hinchas de Lanús trepados al alambrado perimetral, algo que está expresamente prohibido por el reglamento.

Antes de retirarse de la cancha de Banfield en un patrullero, Ruscio explicó por qué se vio obligado a concluir el juego: "Si alguno de los ladrillos que volaban le pegaba a algún jugador en la cabeza, iba a ser responsabilidad mía. Por eso lo suspendí".

El operativo de seguridad contó con la participación de 350 efectivos.

La cancha de Banfield, adonde concurrieron unas ocho mil personas, se convirtió al cabo en un verdadero pandemonium de violencia e irracionalidad.

Todo esto pasó pese a que el jueves pasado, dirigentes de ambos clubes habían llegado a un acuerdo con la policía en el que ninguna de las dos hinchadas llevaría banderas largas a la cancha.

LO MENOS IMPORTANTE, EL FUTBOL
En los apenas ocho minutos de fútbol que se jugaron en la cancha de Banfield, Lanús estuvo cerca de conseguir la apertura en la primera jugada del frustrado clásico del sur bonaerense.

El reloj todavía no había marcado el primer minuto de juego cuando Cristian Lucchetti salvó en dos oportunidades consecutivas a su valla. El arquero de Banfield tapó primero un derechazo del uruguayo Serafín García y enseguida debió esforzarse para ahogarle el grito a un cabezazo de Ariel López.

Después, hubo tiempo para poco más y la barbarie se terminó de apoderar de la tarde.

SINTESIS DEL PARTIDO: