<
>

Orejas de Randy Couture son moda

Cada vez más jóvenes aspiran a tener una orejas como las de Randy Couture Getty Images

Él tiene 230 libras en músculos imposibles de no ver, un atleta famoso y actor que está acostumbrado a que lo miren con extrañeza en los supermercados, aeropuertos y estaciones de servicio. Ya a este punto, su respuesta en esos momentos se ha convertido en un reflejo: Randy Couture ve a un extraño acercarse, le sonríe y lo saluda con la mano. Se imagina por un minuto lo que ellos quizás ya saben acerca de su vida y de lo que quisieran preguntar. Tal vez pertenezcan a uno de sus tres gimnasios de MMA o asisten a alguno de sus campamentos o usen alguna pieza de su línea de ropa Xtreme Couture. Quizás lo han visto ganar uno de sus cinco títulos de la UFC o fueron testigos de sus días de lucha universitaria en el All-America. Puede que lo recuerden como la estrella de dos series televisivas y múltiples películas.

O quizás simplemente le quieran preguntar acerca de sus orejas.

"A nadie realmente le importa lo demás. Son mis orejas las que son famosas", dice. "La gente quiere tocarlas, apretarlas, tomarles fotos. Estas orejas atraen a una muchedumbre".

Couture tiene orejas de coliflor, una aflicción relativamente común entre los peleadores, luchadores y otros atletas de deportes de contacto. Años de ser jaladas, golpeadas y rotas pueden crear coágulos de sangre en la oreja y dañar el tejido. Con el tiempo, sangre y pus quedan atrapadas en el cartílago torcido de una oreja dañada, a menudo causando que los lóbulos se muten en globos endurecidos. Como acné que ha creado una superficie de cicatrices permanentes, las orejas de Couture con deformidades azules y rojas que planean a los lados de su cabeza-crecen y resaltan, son tan evidentes que han ayudado inspirar un movimiento.

Queriéndolo o no, Couture y otros peleadores de élite han convertido a las orejas de coliflor en una codiciada placa de honor en la lucha, el boxeo y en las MMA. Lo que en algún momento fue una lesión antiestética se ha convertido ahora en un trofeo viviente que demanda respeto. (No existen estadísticas formales, pero Couture estima que un 20 por ciento de los luchadores profesionales las tienen.) Hay un Cauliflower Alley Club para luchadores de élite y videos en línea que sugieren formas en las que los amateurs pueden acelerar los síntomas del coliflor. (Una pista: requiere el estrellar la oreja contra una puerta en repetidas ocasiones.) La fanaticada de la lucha puede inclusive comprarse un par de orejas de coliflor de plástico para ponerse.

Lo que es una locura es que el desarrollar orejas de coliflor es esencialmente una elección, dicen los doctores. Si se usa un protector de orejas durante las prácticas y los combates, es poco probable que te salgan. Pero si vas sin protección, puede que tengas orejas de aspecto raro por el resto de tu vida. "Es horrible y doloroso, pero todo el mundo las quiere", comenta Cael Sanderson, un luchador que ganó una medalla de oro en las Olimpiadas del 2004 y ahora es coach en Penn State. "Hay esta idea de que formas parte de una sociedad secreta de chicos fuertes y de los mejores peleadores. La mayoría de los hombres que conozco sé que harían cualquier cosa por tenerlas".

Excepto, por supuesto, Couture, que más que nada desea que su famosa deformidad desaparezca.

"¿Cómo se sientes?", preguntan los extraños.
"Básicamente, como el infierno", les contesta.

Ese es el secreto de las orejas de coliflor, explica Couture: Las quieres hasta que finamente las tienes, para luego no querer otra cosa que desaparezcan.

Couture usó protector para sus orejas como luchador en la escuela superior, pero no lo usó más cuando comenzó a pelear en el ejército porque su coach no lo permitía. Primero su oreja izquierda se comenzó a llenar de sangre durante las prácticas y matches, entonces sucedió lo mismo con la derecha. Visitó a un doctor, quien le enterró una jeringuilla gigante en la parte superior de la oreja y la drenó de sangre y pus. "Se siente como si alguien está cavando un túnel en la parte lateral de tu cabeza", expresa. El doctor le dijo que descansara durante cuatro semanas y la oreja regresaría a la normalidad; Couture fue a practicar al día siguiente. Sus orejas se llenaron de sangre nuevamente. El doctor se las drenaba. El ciclo continuaba. Después de 10 o 15 procedimientos de estos durante unos años, parte del pus y del cartílago en sus orejas se comenzaron a endurecer, convirtiéndose en sedimento, hasta que no había nada más que drenar. El doctor le explicó que tenía una condición llamada orejas de coliflor y que viviría con ellas por el resto de su vida.

Tomen uno de esos días, entonces: Couture, con 50 años, se levanta en su casa en Nevada después de dormir sobre su oreja derecha porque la izquierda está mucho más hinchada, y dormir sobre ese lado se siente como dormir sobre una piedra. Va esquivándose de la ducha como un boxeador contra las cuerdas porque la pinzada del agua lastima sus orejas. Se frota neosporín en sus orejas, y ya ese toque sutil se transforma en un arduo dolor que durará por la mayor parte del día. Se inclina hacia el televisor porque los canales auditivos están hinchados y le es difícil escuchar. Se dirige hacia el gimnasio con gasas y analgésicos porque sus orejas endurecidas ya no se doblan ante el contacto y en vez tienden a desgarrarse. Practica con la banda sonora de un timbre de bajo nivel en el oído- un zumbido constante que nunca se va. Se frota nuevamente las orejas con neosporín cuando termina de practicar y vuelve a acostarse a dormir para darse una siesta sobre su lado derecho. "Genial y glamorosa no es exactamente de la manera en que lo describiría", aclara.

Aun así el encanto de las orejas de coliflor lo rodea. En sus viajes alrededor del mundo, Couture ha visto atletas con orejas desfiguradas ser guiadas hasta el principio de la fila y a las mejores mesas en los restaurantes. Gene LeBell, un luchador legendario y un doble de riesgo en Hollywood, le dio a Couture un broche de oro con la forma de una oreja desfigurada- un broche que LeBell le ha dado a una docena de luchadores profesionales y peleadores a quienes considera dignos: "Trabajaron duro para ganarse esas horribles orejas, así que alardeen", opina LeBell. Mike Swick, otro peleador de la UFC, realizó un video de él mismo drenándose sus orejas de coliflor y lo subió a YouTube, donde ha sido reproducido más de 350,000 veces.

En el gimnasio de Couture en Las Vegas, son tantos los peleadores jóvenes que están adquiriendo sus orejas de coliflor que ya Couture se está convirtiendo en un experto tratándolas. Los doctores que diagnostican orejas de coliflor recomiendan hacer una sutura y semanas de descanso. Los peleadores en entrenamiento no tienen tiempo para ninguna. Así que una vez por semana, Couture lleva a un peleador a una habitación con gasas esterilizadas, alcohol, yodo y una solución limpiadora. Limpia la oreja y procede a clavarle la jeringuilla. Entonces mira a la densa sangre fluir por la aguja, luego envuelve la oreja y envía al peleador de regreso a la práctica.

Pero la pregunta permanece: ¿Por qué alguien quisiera tener orejas de coliflor cuando es tan fácil evitarlas? La ANAC y la mayoría de las asociaciones de la escuela superior dictaminan que los luchadores tienen que usar protectores para las orejas mientras compiten, y la mayoría de las ligas de lucha juveniles hacen lo mismo. Pero el protector de orejas en el mayor de los casos es opcional durante prácticas y campamentos de verano, y los coaches dicen que muy pocos luchadores los utilizan cuando tienen la posibilidad de elegir. Son pesados e incómodos y les da a los rivales algo más para agarrar.

Casi todos los luchadores amateurs que usan los protectores en todo momento son obligados por su coach o sus padres. El Dr. Douglas Wyland, un All-American en Carolina del Norte en la década de 1980, no permite que sus dos hijos pisen l alona sin los protectores. Él personalmente conoce el dolor de las orejas de coliflor y ahora las trata con sus pacientes en Spartanburg, Carolina del Sur. "Sé lo suficiente como para decirle a mis hijos que el desarrollar orejas de coliflor es algo que se puede evitar, y ellos deben de intentar evitarlo", explica. "Puede que los jóvenes piensen que los protectores no son "cool", pero una deformidad de por vida es mucho peor. Cualquier luchador que me escuche va a pisar la lona con los protectores- en la práctica, en casa, donde sea".

La realidad es que, las orejas de coliflor probablemente no vayan a ninguna parte. En julio, en los campeonatos preparatorios nacionales en Fargo, Dakota del Norte, docenas de luchadores adolescentes esperaron en fila cerca de 10 mesas de entrenamiento en la parte inferior del estadio para que les drenasen las orejas entre combates. En una de esas mesas, el senior All-American Kacee Hutchinson se sometió al breve procedimiento en tres ocasiones durante el torneo, el cual duró una semana, para terminar en el cuarto lugar. "Duele, pero te acuestas en una de esas mesas y nadie se queja", dice. "Conozco algunos que ellos mismo se dan un puñetazo en las orejas para tener una oreja maltratada. Si te están drenando las orejas en las nacionales, esa es una señal de que eres legítimo".

Los luchadores de Sanderson rara vez eligen practicar con los protectores, y él no los obliga. Él no utilizó protectores cuando era chico y comenzó a desarrollar orejas de coliflor antes de cumplir los nueve años. Ahora solamente uno de los luchadores de su equipo suele usar protectores en las prácticas: el dos veces campeón de la ANAC Ed Ruth. Sus compañeros de equipo se mofan de él por querer verse lindo. "Es un poco gracioso", dice Sanderson. "Le preocupa su apariencia".

Al igual que Ryan Couture, el hijo de Randy Couture, quien también es un peleador profesional de la MMA. Ryan creció con la gente mirando embelesados a su papá y escuchando las preguntas que le hacían. "Eso siempre era la primera cosa que mis amigos querían saber de mi papá: ¿Qué le pasó? ¡Miren esas orejas horribles!", recordó Ryan. Por lo cual cuando Ryan comenzó a luchar desde chico, eligió usar los protectores de orejas. Y aun cuando paró cuando su carrera en la MMA comenzó, siguió protegiendo y descansando sus orejas. Nunca ha tenido que drenárselas y tiene muy poquita coliflor visible. "Si mi papá tiene el peor escenario posible, yo tengo el mejor", expresó.

Durante mucho tiempo, Ryan trabajó de día en un banco, detrás de un vestíbulo como cajero, cobrando cheques a los clientes. Algunos días, llegaba al trabajo después de alguna sesión de guanteo y tenía moretones y cortaduras. "La gente pensaba que habían asaltado al banco, y me sentía raro al respecto", compartió. En esos días, se sentía especialmente agradecido de que al menos no estaba distorsionando su estilo de traje y corbata con un caso espantoso de orejas de coliflor.

"Puede que parezcan rudas y geniales para algunos", comentó. Pero desde mi experiencia, todo lo que realmente te consiguen son miradas extrañas de por vida".

Sigan a The Mag por Twitter (@ESPNmag) y denle un "me gusta" a la página en Facebook.