La argentina Delfina Brea es, sin dudas, la jugadora del momento en el planeta pádel. Número cinco del ránking mundial, integra con la española Gemma Triay la dupla que disputó seis de las siete finales posibles este año, sumando cuatro títulos, uno de ellos, en el Major de Qatar, primer 'grande' de la temporada.
¿Cómo es la vida de una profesional de pádel? ¿Siempre tiene ganas de jugar? ¿De qué forma maneja la presión? ¿Cómo palpita el torneo que se jugará en su ciudad, el P1 de Buenos Aires, en apenas semanas? Son algunas de las preguntas que responde en esta nota.
"No todos los días me gusta jugar al pádel", sorprende Brea, de 25 años. Fresca, suelta, la argentina se desenvuelve con comodidad en una charla online que une su ubicación, en la habitación de un hotel de Bruselas, la capital de Bélgica, con Buenos Aires, Argentina.
"No todos los días se disfruta. No todos los días tengo ganas de ir a entrenar. Hay dias que son muy duros, sobre todo cuando estás cansada, cuando recién volvés de un viaje. Es un reseteo muy rápido y a veces te pasa que necesitarías un día más de tranquilidad y de no tocar la paleta... terminamos medio quemadas.
Se impone la repregunta.
ESPN.com: -¿Y cómo hacés en esos días que no estás con ganas ni de tocar la paleta?
Delfina Brea: -Intento tomármelo como mi trabajo, como 100% mi trabajo. Tengo la suerte de que hay una parte que me gusta y la disfruto. Y después hay otra parte que estoy acá, que a mí me pagan por hacer esto, y es mi trabajo. Es como si estuviese en una oficina y tengo que trabajar. A veces no queda otra y no se puede elegir. Lo intento pensar un poco así. Todos tenemos obligaciones y cosas que tenemos que cumplir, que aunque no nos guste, hay días que hay que ponerse y decir "lo saco".
Su unión con Gemma Triay
Brea jugó toda la temporada pasada con la española Bea González. Formaron una gran pareja, que les ganó a todas las top y hasta amagó con disputarles el Nº1 a las ibéricas Ariana Sánchez y Paula Josemaría.
Todo eso, hasta que González entró en una seguidilla de lesiones que la obligó a bajarse de varios torneos y no jugar el 100% en otros. No obstante, ganaron títulos y parecían encaminadas a forjar una dinastía.
Sin embargo, a fines del año pasado, Delfi sorprendió a todos al decidir disolver la pareja para unirse con su actual compañera, la más experimentada Triay (32 años).
ESPN.com: -¿Qué diferencias notás entre lo que era tu pareja con Bea y ahora jugar con Gemma?
D. B.: Son dos jugadoras muy diferentes. Tiene cosas en común pero son muy distintas. Son sensaciones diferentes. Con Bea también teníamos un vínculo emocional muy fuerte, que nos unía para sacar esos partidos adelante y lucharlos de una forma distinta, porque nos mirábamos y sabíamos que podíamos.
Con Gemma estamos en un nivel de pádel que es un poco superior. Yo considero que mejoré en estos meses como jugadora. Y Gemma es una jugadora muy muy completa, a la que le podés pedir todo y ella te lo puede dar. En defensa, en ataque. Tenerla enfrente era muy difícil. Y eso te da el parámetro de con qué tipo de jugadora yo quería estar. Que tal vez es un poquito más sólida o rocosa en esos momentos.
Pero Bea también tenía eso y además contaba con una valentía casi desmedida y poco pensada que era espectacular. Fue un cambio mucho más por sensación mía que por diferencia real entre ellas en el nivel de juego. Creía que era momento de un cambio y por ahora está saliendo bien. Pero eso puede cambiar de un torneo a otro. Ahora estoy muy contenta de que estamos en una muy buena dinámica de nivel de pádel.
ESPN.com: -¿Te sorprendió lo rápido que se ensamblaron y se empezaron a entender como dupla?
D.B: No me sorprendió porque somos dos jugadoras muy trabajadoras y muy implicadas en lo que es el proyecto. Apenas terminó Riad nos pusimos a laburar mucho para que las cosas funcionen lo antes posible. Tenemos un juego que se puede enganchar muy bien. Pero necesitábamos eso, un tiempo para rodarlo, más entrenamientos. La pretemporada fue muy corta porque el año pasado terminamos el 23 de diciembre de jugar y muy pronto ya estábamos con torneos. Y no es que te ponés a jugar con alguien y de un día para el otro ya estás funcionando bárbaro. También hay una adaptación con los entrenadores. La verdad es que lo hicimos muy rápido.
Además, estamos con una psicóloga en común con Gemma, de la pareja, apuntada más a lo deportivo y al tema de jugar en dupla. Es terapia de pareja, literal. Nunca hice terapia de pareja pero creo que debe ser muy similar a lo que hacemos nosotras. Es poner en común sensaciones propias, con la otra, cosas que le transmite la otra, formas de comunicarse. Nos estamos conociendo y hay sensibilidades que cada uno tiene en ciertos temas y, como todo, se habla.
La lucha por el Nº1 del ránking mundial
Después de caer en semifinales en el primer torneo del año, en Arabia Saudita, las recién unidas Brea y Triay alcanzaron seis finales consecutivas, conquistando en cuatro ocasiones el título y perdiendo solamente una vez (la restante, en el P1 de Santiago, Chile, no se pudo terminar de disputar por inclemencias climáticas).
Además, se quedaron con el primer Major de la temporada, en Qatar, donde Delfi se transformó en la primera jugadora no nacida en España en ganar uno de los cuatro 'grandes' del circuito.
Esa catarata de buenos resultados puso a la flamante pareja en camino a disputarles la cima del ránking a Sánchez-Josemaría.
Las redes se convirtieron en un hervidero, con muchos ya dando por sentado que Brea-Triay se quedarán con el cetro.
"En cuanto a la presión, obviamente está, porque es innegable, de parte de toda la gente que te viene a decir 'te veo como Nº1'. Pero por lo demás, si uno no lo ve y no está pendiente de ese mundo, tampoco es que exista mucho. Yo en redes, en Twitter y en todo ese ámbito, donde se dan más esos comentarios, no estoy muy metida. Después de los partidos no me meto a ver las redes, ni cuando ganamos ni cuando perdemos. No soy mucho de mirar eso porque ahí es donde capaz uno se va apropiando de un tema que en realidad es mejor dejarlo donde está, que es en la gente, en las redes, que son importantes, porque le dan una visibilidad y una difusión mayor a nuestro deporte", explica la porteña.
Palpitando el Premier Padel P1 de Buenos Aires
Nacida en la Ciudad de Buenos Aires, Brea pasó por varios deportes hasta que llegó al pádel, de la mano de su padre, el reconocido entrenador Nito Brea. El club El Monasterio, en el barrio de Parque Chacabuco, se convirtió en su segunda casa.
Rápidamente se destacó en el tour argentino y llegó a la selección albiceleste. A los 15 años se fue a vivir a España, epicentro del circuito mundial (World Padel Tour en aquel momento).
Desde aquel momento, nunca pudo volver a competir de forma profesional en su ciudad natal. Esa racha se romperá en apenas unas semanas, ya que del 25 de mayo al 1 de junio disputará el Premier Padel P1 de Buenos Aires, en Parque Roca.
"Es increíble. Todavía no lo puedo creer. Lo voy a creer cuando llegue, cuando esté entrando a Parque Roca y diga 'es acá'. Ya el torneo de Mar del Plata (el año pasado) fue una locura y fue súper súper especial. Pero este, que va a poder venir más gente de la mía, va a ser espectacular. Es el torneo más esperado del año por mí y por muchos de mis compañeros. Ya lo estamos siguiendo, vemos todo, cómo viene la venta de entradas, los comentarios de la gente... Estamos impacientes pero ya va a llegar", se ilusiona.
Ser referente
Muchas niñas (y no tan niñas) argentinas la tienen como espejo. Tiene una gran cantidad de fans, que siguen cada paso suyo, tanto en el circuito como fuera de él.
Y ella no gambetea la responsabilidad.
"Creo que soy referente para las generaciones futuras de jugadoras de pádel. Y eso me motiva a ser cada vez mejor. También mejor comunicadora, en todos los aspectos. Porque entiendo que hay una responsabilidad que viene con el trabajo que hago y me gusta hacer. Que es que los demás nos miren, que se proyecten un poco en nosotros. Para mí es un privilegio estar donde estoy y que creo que es un espejo y una muestra de que se puede llegar, que se puede hacer", se sincera.
