Una gran mezcla de sabores

David Nalbandian tuvo el gran mérito de haber llegado a los cuartos de final del primer Grand Slam del año y de ingresar al selecto grupo de los top-ten, pero su despedida de Australia dejó un sabor amargo al perder ante un rival de los accesibles

OTRA VEZ SERA
Aunque parecía que llegaría más lejos, David Nalbandian quedó eliminado en cuartos de final del Abierto de Australia
(AP)
BUENOS AIRES -- Cara y ceca. Este Abierto de Australia versión 2003 quedará grabado para siempre en la mente de David Nalbandian, ya que por primera vez en su corta carrera profesional logró ser top-ten, algo que solamente habían conseguido cuatro varones argentinos.

Aunque, por otro lado, su despedida en los cuartos de final le dejó el sabor amargo de no haber rendido bien y así desaprovechó una inmejorable oportunidad de seguir escalando en el torneo y en el ranking mundial.

Está claro que el saldo de este primer Grand Slam del año fue muy importante para Nalbandian: hay que ser positivo y mirar la mitad del vaso llena, no la vacía. Es decir, valorar más su escalada hasta el 9° puesto del listado de la ATP gracias a sus cuatro triunfos en Melbourne y no la chance desperdiciada por una dura derrota ante un rival claramente accesible.

Eso, al fin de cuentas, debe quedar bien en claro, porque significa el justo reconocimiento para este gran jugador que apenas tiene 21 años y un maravilloso futuro por delante. Haber sido finalista de Wimbledon y llegado a los cuartos en Australia sobre los tres últimos Grand Slam en juego (todos en canchas rápidas) es un balance altamente favorable. Además, no hay que olvidarse que recién lleva tres temporadas en el circuito mayor, luego de un exitoso paso como juvenil.

UN LUGAR EN LA ELITE
Por su versatilidad para moverse bárbaro en cualquier tipo de superficie, su solidez y sobre todo su mentalidad ganadora, se ganó un lugar en la elite del tenis internacional. Claro que estuvo lejos de su mejor nivel en el traspié contra el alemán Rainer Schuettler, lo que le impidió escalar aún más, por eso su desembarco entre los top-ten se apoyó en lo hecho en los cuatro primeros encuentros en Australia.

Se había planteado el objetivo de quedar entre los 10 mejores para esta temporada y, de movida nomás, ya lo cumplió. Pasó de estar 12° a 9°, porque superó en la clasificación al checo Jiri Novak, al inglés Tim Henman y al alemán Tommy Haas. ¿Qué significa esto? Muy simple: ahora tendrá la posibilidad de seguir creciendo, ya que, a diferencia de otras figuras, Nalbandian sabe jugar con muchísimo criterio en los distintos pisos y eso vale doble.

Porque si bien el pupilo de Gabriel Markus se siente cómodo en polvo de ladrillo, la tradicional cancha de los latinos, el cordobés se crió en una de cemento. De ahí que tenga aceleración, sepa tomar la pelota rápido y conoce el libreto ofensivo, porque sube y volea bien, más allá de que su fuerte sea la devolución de saque y la regularidad desde la base.

Este presente de David es histórico, ya que sólo Guillermo Vilas, José Luis Clerc, Alberto Mancini y Martín Jaite habían sido los argentinos que se ganaron un puesto entre los 10 primeros. Veamos: Willy Vilas se ubicó 2° en 1975 y 1977, en ésta última temporada siendo el mejor de todos; Batata Clerc llegó a estar 4° en 1981; Luli Mancini (ahora entrenador de Guillermo Coria) fue 8° en 1989, y Jaite (director del torneo de Buenos Aires, la Copa AT&T) se colocó 10° en 1990.

Por eso, pasaron 12 años y medio para que se repitiera la hazaña, desde que Jaite consiguió aquella ubicación en julio del '90. Si bien Vilas festejó títulos y grandes victorias sobre superficies rápidas, el caso de Nalbandian es diferente porque es el primero en llegar a meterse top-ten sumando casi todos los puntos fuera de la arcilla. Y ahí radica una diferencia importante respecto de las generaciones anteriores y que permite que los fanáticos pueden soñar despiertos, ya que el hecho de ser todoterreno le abre todas las puertas.

Sin ir más lejos, haber alcanzado la final sobre el veloz césped de Wimbledon, el único en conseguirlo para el tenis masculino de su país y el segundo en América Latina, es un antecedente de Primer Mundo. Y ahora, para volver a estar en boca de todos, logró ser el primer argentino que llega por lo menos hasta los cuartos de Australia en más de 22 años.

Precisamente al revés de sus antecesores, que siempre se la pasaron acumulando puntos en cualquier torneo sobre polvo de ladrillo y remaron contra la corriente en canchas rápidas.

De esta manera, desde que se crearon los rankings oficiales, Nalbandian es el sexto jugador de Argentina en quedar top-ten, incluyendo a Gabriela Sabatini, quien fue 3ª en la primera mitad de la década del '90. Y ella sí había podido hacer ruido, como Vilas, fuera de la arcilla, ya que festejó en el US Open 90, arribó a otra final en ese campeonato y a una en Wimbledon y se adjudicó dos veces el Masters. Un camino, en los Grand Slam, más parecido al de David, el rey de los latinos.

Por eso, mientras los argentinos (en realidad, los latinoamericanos en general) se la pasaron esperando Roland Garros y su extensa gira previa para llegar a las ruedas decisivas, con Nalbandian uno sabe muy bien que en cualquier momento puede prenderse en la lucha por un título, sea grande o chico, en arcilla, en cemento, en carpeta sintética o en pasto. Y por su nivel, ahora depende en gran medida de él mismo, porque creció y maduró tanto que ya es superior a la mayoría.

LA CHANCE DESPERDICIADA
Es por esa razón que lamentó mucho su derrota contra Schuettler (36° del mundo) en los cuartos de final. Se trata de un adversario muy ganable para Nalbandian, ya que es un jugador distinto al argentino en el sentido de que el alemán arriesga demasiado. Así, se torna complicado cuando está derecho y se derrumba rápidamente si del otro lado encuentra a un rival sólido, firme y con paciencia. Eso, justamente, es Nalbandian en su versión standard, no en la que se vio en este extraño partido.

David dependía de sí mismo para dar otro paso en el rebound ace de Melbourne y, al haber rendido mal, se quedó afuera. Se apuró más de la cuenta, careció de regularidad y de tranquilidad para elegir el mejor tiro en varias ocasiones y así le dejó la puerta abierta al europeo.

Después de haberse recuperado de un arranque flojo, se puso set iguales entre aciertos propios y errores ajenos, pero se desdibujó. Es que, en lugar de pasar a dominar la situación psicológicamente, se desesperó y no supo llevar el control del encuentro.

Cómo habrá sido la historia, que aún perdiendo 2-1 en sets y 4-0 en el cuarto con el saque de Schuettler, todo indicaba que si Nalbandian no se descontrolaba, podía darlo vuelta y salir adelante. Por primera vez en su trayectoria, el argentino perdió dos sets seguidos 6-1 y 6-0. Y eso que ese resultado, para la primera lectura, parece mostrar una paliza a favor del alemán, cuando en realidad fueron dos capítulos muy parejos, ya que casi todos los games fueron resueltos en ventajas.

Fue raro ver a Nalbandian con una imagen tan pálida, buscando una respuesta mirando a cada rato a Markus. Y su coach siguió convencido en cada punto, sabiendo que si su pollo levantaba cabeza podía terminar festejando. Pero no fue así. David cometió errores infantiles, algunos tácticos y otros por desconcentración, y dio la sensación de que nunca se terminó de recuperar mentalmente de tantas equivocaciones. Pareció que pasaban los puntos y no se terminaba de perdonar semejante descontrol.

Por todo esto, quedó un sabor amargo, que se agrava si se tiene en cuenta que ahora Schuettler será rival de Nalbandian y los demás argentinos en la Copa Davis. Es cierto que la serie se disputará en Buenos Aires y en polvo de ladrillo disminuye el potencial de los europeos, pero ahora David quedó 1-3 en los enfrentamientos personales con este peligroso rival. La salvedad es que el nuevo top-ten ganó el único choque entre ambos en canchas lentas.

Vale la pena, entonces, darle la dimensión exacta a lo que hizo Nalbandian, que fue muy positivo en su paso por Australia. Se metió mucho más en la historia del tenis argentino y latinoamericano (es el único top-ten de la región) y es de esperar que esta derrota le sirva como lección. Es fuerte mentalmente y por ahí pasará la clave para una inminente recuperación con vistas al importante compromiso por la Davis. Dependerá pura y exclusivamente de él.

GUSTAVO GOITÍA es periodista especializado en tenis desde 1989. Se desempeñó como redactor en el diario La Nación, la revista VIVA de Clarín y el diario deportivo Olé, todos de Buenos Aires, y además fue comentarista en el canal TyC Sports. Actualmente es redactor del diario Clarín y columnista de ESPNdeportes.com.

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miércoles, 22 de enero