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Serena Williams y Kerber llegaron a la definición

La estadounidense Serena Williams, con 36 años, avanzó a su 30ª final de Grand Slam al vencer a Goerges por 6-2 y 6-4 y así regresó a su lugar en el circuito femenino: el de las grandes finales.

La ex Nº1 del mundo, dueña de 23 títulos Majors, juega su segundo como mamá y busca igualar el récord de Court de 24 títulos de esta clase. Llegó a su décima final en Wimbledon, con siete títulos, suma 20 triunfos seguidos en La Catedral y faltó el año pasado al estar embarazada.

La menor de las Williams ganó 72 títulos en su carrera, pasó 319 semanas como número uno y posee siete bandejas de plata del All England Club. Incluso, se convirtió, siendo Nº 181, la de peor ubicación en llegar a una final de Grand Slam. "No pensaba regresar así. Estoy sin presiones, sin nada que perder".

Su rival será Angelique Kerber, 10 del mundo y 11ª cabeza de serie, que aún echa de menos aquel glorioso 2016 que la coronó como número uno y le deparó los éxitos de Melbourne y Nueva York. Angie avanzó a su cuarta final de Grand Slam, segunda en Wimbledon y 28ª de su carrera al ganarle a Jelena Ostapenko (12ª) por 6-3 y 6-3.

Como antecedente cabe destacar que la estadounidense y la alemana jugaron dos finales de Grand Slam: en 2016 ganó la alemana en Australia y la estadounidense en Wimbledon.