Emanuel Ginóbilli busca el equilibrio

En este ligero balance sobre la actuación del argentino salta a la vista que se está acomodando, buscando su función, su lugar y su momento dentro del plantel de San Antonio y la NBA

Emanuel Ginóbili y Nené Hilario (AP)
BUENOS AIRES -- No es para alarmarse. Solo debe aceptarse que todo transcurre dentro de lo normal. Ahora, que esa insistente lesión de tobillo se niega de dejarlo en paz y lo obliga a un descanso indeseado, es bueno repasar lo que el argentino Emanuel Ginóbili produjo en sus primeros 19 juegos con San Antonio Spurs en la NBA.

Claro, es entendible que los antecedentes como figura del básquetbol europeo con los que llegó alentaban mayores expectativas. Mucho más cuando sus primeras actuaciones fueron destacables. Sin embargo, con el desarrollo de la temporada quedaron expuestas la dureza y las exigencias a las que somete la NBA.

Cierto es que el arranque estuvo por encima de lo soñado hasta por el propio Ginóbili. Integrante del quinteto inicial en el segundo juego (en total lo hizo en cinco), favorecido por la lesión de Steve Smith, pareció no pesarle esa responsabilidad.

Entonces, desde afuera, se sospechó todo más fácil de lo esperado, a juzgar por sus 7 primeros partidos con 22 minutos de cancha y 7 puntos de promedio, con un pico de 30 y 11 ante Golden State en su segundo juego.

Después, hay que reconocerlo, no pudo sostener esa producción, aunque hasta su lesión, estuvo entre los ocho jugadores que habían disputado todos los partidos. En estos 19 juegos sus promedios marcan 17,4 minutos (8 veces por encima de los 20), 5,6 puntos, 1,9 rebotes, 1,4 asistencias y 1,1 recuperos.

Estos números, tal vez, se hubiesen aceptado sin reclamos antes de aquel estimulante comienzo. Igualmente es el noveno jugador con más minutos de promedio en los Spurs, por delante de veteranos como Danny Ferry o Steve Kerr, como tercer recambio en la rotación.

En este apartado está dentro de lo previsto en la planificación del equipo o al menos en lo que le prometieron para su temporada de novato.

Si se repasa en lo que en su año de debutantes promediaron en cancha figuras indiscutidas como Tony Kukoc (25 minutos), Predrag Stojakovic (20) o con menos brillo el mexicano Eduardo Nájera (11), lo de Ginóbili está dentro de lo valorable. Sobre todo si no se olvida que con él los Spurs siempre hablaron de una apuesta a futuro.

Está dicho que Ginóbili no logró consolidarse tras las primeras y buenas jornadas. Aunque se podría teorizar sobre una lesión -la primera de su carrera- que parece haberlo afectado en lo físico y también en lo psicológico o que el sorprendente buen rendimiento de Stephen Jackson (pasó de promedios de 10 minutos y 3,9 en el torneo anterior a 23 y 11,9 en este) le quitó oportunidades.

Lo concreto es que su efectividad, sin ser mala, tampoco invita al elogio: 44,2% en dobles y 30,3 % en triples.

En este ligero balance sobre la actuación del argentino salta a la vista que se está acomodando, buscando su función, su lugar y su momento dentro del plantel de San Antonio y la NBA.

No se debe perder de vista que está adaptándose a una competencia con estilo y reglas propias. Ginóbili, se sabe, era gran protagonista en aquel Kinder Bologna campeón de Italia y Europa y casi todas las ofensivas pasaban por él.

Lo del estilo de juego parece haberlo sintonizado rápidamente, ya que su facilidad para desequilibrar en el uno contra uno y su elogiada habilidad para juntar más y descargar, resultan ideales para esta ambiente.

Pero Ginóbili aterrizó en un buen equipo como los Spurs, con excelentes jugadores y armado para pelear por un puesto entre los mejores. Un equipo que gira alrededor de lo que generan sus hombres altos, sobre todo el fantástico Tim Duncan, y en el que los perimetrales deben estar atentos para tomar lo que sobra.

Pocas chances (en Italia tomaba 12 tiros por partido y en San Antonio no llega a 5), poco contacto con el balón y la obligación de no fallar. Panorama sin muchas opciones.

Si las respuestas no son las acertadas, y encima el equipo, como está pasando, comienza a recibir más derrotas de las esperadas, el técnico Gregg Popovich se queda sin margen de maniobra y le quita minutos. Esto, apenas, es una demostración más, por si hiciera falta, de que en el brillante mundo de la NBA nada es gratis.

ALEJANDRO PÉREZ es periodista especializado en básquetbol desde 1986. Se desempeña como cronista del diario Clarín desde 1994. Además, es el relator de los partidos de básquetbol internacional de ESPN, columnista del SportsCenter Latino y de ESPNdeportes.com.

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martes, 10 de diciembre