Masuoka recibió un regalo de Peterhansel

El francés, dominador de casi toda la carrera en autos, sucumbió como un principiante fruto de una larga secuencia de errores en la penúltima etapa, y terminó sirviéndole en bandeja el triunfo al japonés

NI EL LO PUEDE CREER
Hiroshi Masuoka festeja una victoria que parecía destinada a Stephane Peterhansel
(AP)
MADRID -- El japonés Hiroshi Masuoka (Mitsubishi) recibió en bandeja la victoria en el rally Telefónica Dakar de manos de su compañero de escudería, el francés Stephane Peterhansel, al que lo traicionaron los nervios en el peor momento y la dureza de la carrera africana le pasó una terrible factura.

Masuoka, vencedor por segunda vez consecutiva de la dura prueba africana, no tuvo que hacer el más mínimo esfuerzo para adjudicarse la victoria en la presente edición de la prueba, ya que su máximo y casi único rival a lo largo de toda la competición se lo entregó directamente merced a los errores que en el penúltimo día cometió el seis veces vencedor de esta prueba en la categoría de motos.

Peterhansel, dominador de casi toda la carrera sucumbió como un principiante fruto de sus propios errores en su primera actuación en la prueba africana, pero en su caso no era así, ya que su experiencia en el Dakar es difícilmente equiparable a la de sus rivales, al haber ganado por primera vez esta dura carrera en 1991.

El francés fue líder casi desde el principio de la carrera y nadie osó en momento alguno contestar su hegemonía, casi todos, incluido el propio Masuoka, dieron muestras de conformarse con lo que dejase el francés tras él o esperaron un error, en el que nadie creía pero que al final acabó por producirse y que, precisamente llegó cuando todos se habían olvidado de tal circunstancia, en la penúltima jornada.

PETERHANSEL HIZO TODO MAL EL SABADO
Una rotura de radiador hizo que Peterhansel perdiese un tiempo precioso en la reparación, unos veinte minutos, lo que hizo que su estado anímico se acelerase.

Re-emprendió la marcha como un poseso pensando que Hiroshi Masuoka, su único rival ya en las cercanías de Sharm el Sheij, final de la competición, lo sabía y había apretado el ritmo -se equivocó, pues el japonés llegó a meta sin saber todos los problemas de su rival- y Africa resultó implacable con el francés, que vio como poco después pinchaba una rueda y tenía que pararse a reparar, lo que le hizo perder más tiempo y aumentar su estado de nerviosismo.

Volvió nuevamente a la carrera, pero su ritmo era ya desenfrenado y en una senda en la que sólo cabía un coche se encontró a la alemana Jutta Kleinchsmidt (Volkswagen) por delante y volvió a cometer un error de principiante, se salió de la ruta para intentar superar a su rival y ceder así el menor tiempo posible, pero una inmensa piedra arrancó el trapecio delantero izquierdo y con ello la rueda completa de su Mitsubishi.

Se había consumado la tragedia y Stephane Peterhansel entregaba en bandeja el Telefónica Dakar a Hiroshi Masuoka, que con mantenerse a la expectativa y sin arriesgar en exceso logró la segunda victoria consecutiva para su palmarés.

Por detrás de ellos hubo un alto nivel de competencia y competidores, entre los que destacaron dos ex-campeones mundiales, el de rallys, el finlandés Ari Vatanen y el de esquí, el francés Luc Alphand.

Vatanen, veterano en todas las lides y ganador del Dakar en cuatro ocasiones, aceptó una oferta de Nissan para regresar a la carrera africana, pero con una condición, ninguna presión y así fue como llegaron sus espectaculares victorias parciales y un séptimo puesto final en la general que tanto para Nissan como para el propio piloto tienen que haber sabido a gloria, pues el finés se había retirado de la competición hacía ya algún tiempo.

Luc Alphand dio muestras de ser un firme candidato al triunfo en el Dakar y el ex-esquiador realizó auténticas diabluras con el BMW X-5 que fueron dignas de los elogios de sus rivales. La novena plaza final fue toda una clarividencia.

EN MOTOS ERA UNA CUESTION DE TRES
El triunfo en motos debía ser cosa de tres, el francés Richard Sainct, el italiano Fabrizio Meoni y el español Juan Roma, como así fue, hasta que la carrera hizo su propia selección.

Un problema de motor en el caso de Meoni y la caída y consiguiente lesión de Roma dejaron a Richard Sainct sólo ante la victoria y lo aprovechó sin errores, a pesar de los triunfos parciales de su compatriota Cyril Despres, quien más cerca estuvo de él al final del rally, o de las excelentes actuaciones de jóvenes revelaciones como el español Marc Coma, el noruego Pal Anders Ullevalseter o el sueco Per Gunnar Lundmark.

Todos ellos, desde el primero al último de los favoritos dominaban la potencia de sendas KTM, la única marca con opciones a la victoria en la edición 2003 del Telefónica Dakar.

-EFE

 ENVÍALO | MÁS ENVIADOS

Rally Dakar
lunes, 20 de enero
Portada