El derbi romano, precedido por la acción de los "ultras" laciales que no ocuparon su zona de la Curva Sur hasta los cinco minutos de iniciado el partido como protesta por las medidas anti-violencia en los estadios puestas en práctica por el Gobierno italiano, estuvo sin duda marcado por el resultado de la ida.

Así, se presentó sobre el campo una Roma precavida, conservadora, sin arriesgar y con un ritmo bajo, sabedor de que su eterno rival debía anotar al menos dos goles para alcanzar la final. Lazio, en cambio, salió con una mayor ambición.

Además, Roberto Mancini, técnico lacial, intentó romper a la Roma por las bandas, donde ubicó a los rápidos argentinos Lucas Castroman y Claudio "Piojo" López.

La medida le dio mayor presencia ofensiva a la Lazio, que imprimió más velocidad a su juego y justo con Castroman (m.22) y con Claudio López (m.24) estuvo muy cerca de adelantarse en el marcador.

De ambas, la más favorable, sin duda, fue la del "Piojo" López, que de inicio anduvo listo en seguir la acción, pero al final no aprovechó de un claro error del meta romanista Pelizzoli -al tragarse un bote alto del balón al borde del área- y sólo, de cabeza, envió el esférico por fuera junto a la cepa del poste derecho.

La ocasión del "Piojo" metió miedo al técnico romanista Fabio Capello, quien ordenó rápidamente el cambio de posiciones entre Candela y Lima, pasando el primero al lateral izquierdo defensivo para tapar la velocidad de Castroman y el brasileño a la parte derecha del centro del campo.

La decisión de Capello funcionó para su equipo, por lo que el partido se equilibró y, a la vez, se tornó anodino ya que hasta el descanso se derivó en una lucha de fuera en el centro del campo, con continuos errores por parte.

En el descanso, Capello dejó en la caseta a Cassano y sacó a Montella, mientras que Mancini cambió al cansado Castroman para dar entrada al brasileño César, otro corredor de banda.

César (m.49), precisamente, estuvo muy cerca de poner por delante en el marcador a la Lazio, pero su peligroso disparo desde dentro del área, tras gran jugada de Claudio López, fue desviado a córner por Pelizzoli.

Siete minutos después quien atinó fue Montella, que no tuvo más que tocar un balón que había quedado suelto sobre la línea de meta tras un grave error del portero lacial Luca Marchegiani, quien no atenazó un remate de cabeza de Samuel.

La Lazio intentó sobre ponerse al "mazazo" y siguió buscando la meta romanista, sabedor de que seguía necesitando los dos goles -ahora para forzar la prórroga-. Pero ya quedaban menos minutos y la Roma, además, creció en seguridad, cierre y control de la situación.

Mancini intentó revitalizar el espíritu y garra de su equipo con la entrada del centrocampista argentino Diego Pablo Simeone por el defensa Sinisa Mihajlovic (m.70).

Pero ya era tarde, pese a que pudo llegar el merecido empate en acciones de Negro (m.80), de Chiesa (m.83) o sin el árbitro no anula un tanto por fuera de juego a Stankovic (m.93).

La final, pues, enfrentará a la Roma, que no gana la Copa de Italia desde 1991 (siete trofeos en su haber), ante un Milan que no la obtiene desde 1977 (cuatro en su haber) y, por tanto, nunca bajo la propiedad de Silvio Berlusconi (1986).

Lo curioso es que el técnico que gane estrenará su palmarés en la competición, pues ni el romanista, ex-milanista, Fabio Capello ni el milanista Carlo Ancelotti han obtenido aún como entrenador este trofeo.