Primero, vio cómo San Francisco desperdiciaba una amplia ventaja. Luego, tuvo que quedarse a ver cómo la Serie Mundial se les escapaba. Finalmente, recibió una llamada donde le dijeron que ya no lanzaría más para los Gigantes.

Ortiz fue negociado en diciembre a los Bravos de Atlanta, una medida para recortar costos, que ocurrió a menos de dos meses después de que los Gigantes perdieran la Serie Mundial ante Anaheim en siete partidos.

Sin embargo, este lanzador ha aprendido a soportar bien los golpes.

"Supongo que puedo caber en cualquier lugar", señaló Ortiz con una sonrisa.

Ciertamente no quiere hablar de la Serie Mundial, que terminó para él cuando los Gigantes estaban a ocho outs de la victoria.

Ortiz, que avanzaba con una ventaja de 5-0 en el cuarto partido de la Serie Mundial, concedió sencillos consecutivos en la séptima entrada, lo que llevó a su piloto, Dusty Baker, a llamar a un relevista.

Antes de sacarlo del partido, Baker le regaló a su abridor una pelota del partido, como aliciente de un trabajo bien hecho.

Sin embargo, el muy debatido cambio de Ortiz estuvo seguido de un derrumbe. Los Gigantes concedieron tres carreras en la séptima entrada otras tres en la octava, para perder 6-5.

Al día siguiente, Anaheim concluyó el trabajo al vencer a los Gigantes por 4-1.