La vida de Marco Scutaro llegó al celuloide cuando apenas tenía 30 años de edad. Qué fama, ¿verdad?

No, en realidad. El pequeño bateador derecho, campocorto en sus orígenes y devenido camarero de excepcional seguridad, fue convertido en el sujeto de un documental precisamente por ser todo lo contrario: por su discreción.

Marco Scutaro
AP Images/Wilfredo LeeMarco Scutaro solo pudo jugar en cinco juegos en el 2014 por sus problemas de espalda. Y ya no pudo volver a juego.
Repentinamente famoso por ser alguien que, 11 años después de firmar para jugar profesionalmente, era el emblema del oscuro guerrero, del pelotero insistente y poco dotado, del jornalero. Candidato a utility en las mayores, en el mejor de los casos.

A player to be named later, se llamó la película. El jugador a ser nombrado después. Es el típico apunte que a menudo aparece en el hilo de transacciones, cuando un equipo de la MLB envía a un pelotero a otra divisa, sin que esté claro qué o quién recibirá a cambio.

Eso era Scutaro en 2005, cuando su carrera empezaba a dar un giro inesperado y feliz.

Aquellas temporadas en Oakland del yaracuyano cambiaron su imagen y su destino, luego de un largo período sin fruto en las menores de los Indios y dos campañas de subidas y bajadas con los New York Mets.

Los Atléticos de Oakland apostaron por él como jugador de la banca durante cuatro torneos, en los que jugó en la intermedia, la antesala, campocorto, jardín izquierdo, jardín derecho y eventualmente designado. Nunca tomó menos de 379 apariciones en el plato. Construyó su propia fama, literalmente.

Muy pocos vieron el documental que en cierto modo inmortalizó al venezolano. Pero muchos lo vieron en los playoffs con los californianos. Sobre todo la gerencia de los Azulejos de Toronto, que en 2008 puso fin a la carrera como suplente de Scutaro, convirtiéndole en su torpedero titular.

Eficiente con el guante. Bateador profesional, que esperaba su pitcheo en cada turno. De Toronto pasó a Boston, de Boston a Colorado y de allí a San Francisco. Demasiados saltos para alguien tan disciplinado, capaz de sobreponerse a sus límites y sacar lo mejor de sí.

Lo demostró con los Gigantes, a la edad en que supuestamente tenía que preparar su fondo de retiro.

Nunca dejó de ser titular, después de la experiencia canadiense. Pero en la bahía mostró más: resiliencia, esa resistencia al dolor que le hizo un favorito del cuerpo técnico, y una sangre fría para dominar los nervios, lo que le llevó a un Juego de Estrellas y le convirtió en el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de 2012, camino a la Serie Mundial.

Inolvidable aquella mirada en paz, casi extática, sonriendo mientras sostenía su premio bajo la lluvia de otoño, sabiendo que había metido a su equipo en el clásico de octubre, gracias a 14 hits en 28 turnos.

Aquella serena seguridad en sí mismo, forjada en años y años de luchar contra sus propios límites y los prejuicios de otros, fue la misma con que respondió a los periodistas tras ayudar decisivamente a que San Francisco completara su gran celebración en aquel torneo.

Las lesiones han querido que su carrera terminara antes de tiempo y la gerencia de San Francisco quiso agradecerle con un contrato simbólico, para que su adiós no sea como agente libre.

Se marcha "el pelotero a ser nombrado después". Se va antes de lo que quisiéramos verle despedirse, pero lo hace, eso sí, después de ganar fama, fortuna y respeto.

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La temporada 2015 de las Grandes Ligas cumplió dos meses de acción este viernes 5 de junio, buen momento para evaluar la huella de la expedición venezolana en el segundo mes de campaña.

Rodriguez
Rodríguez
Hernandez
Hernández
Félix Hernández retomó las cosas exactamente donde las había dejado en abril: dominando a los bateadores contrarios y sumando páginas a su propio libro de récords.

El derecho de Flor Amarillo se convirtió en el primer lanzador de su país con 2.000 ponches. Ya en abril había dejado atrás la marca de Johan Santana. Le faltaba esto.

El Rey llegó a la cifra antes de cumplir 30 años de nacido. Notable. Porque únicamente Bert Blyleven, Sam McDowell y Walter Johnson lo consiguieron a menor edad que él.

Hernández igualó y superó también los 132 juegos ganados de Carlos Zambrano, para pasar al tercer peldaño entre sus paisanos en el escalafón histórico, sólo por detrás de Freddy García y Santana.

A Santana, además, le arrebató el récord de 10 blanqueos para un connacional, al tirar su segunda lechada de 2015 y la undécima de su historial.

Yohan Pino también tuvo su momento de fama. Y duró más de 15 minutos. O 13.0 innings, para ser exactos.

El derecho permitió carreras el 11 de mayo por primera vez en la zafra. Tuvo tiempo de convertirse en el noveno monticulista venezolano que comienza un torneo con una seguidilla que supera los 10.0 episodios en blanco.

Curiosamente, Pino fue bajado a triple A por los Reales de Kansas City, al quebrarse la buena racha.

Andrus
Andrus
Cabrera
Cabrera
Asdrúbal Cabrera y Elvis Andrus superaron los 1.000 hits. Con ellos, subió a 28 la lista de toleteros nacidos en Venezuela con tal cantidad. Para Andrus, la cifra tuvo un mérito extra: sólo Miguel Cabrera lo consiguió a menor edad, al lograrlo el campocorto con 26 años y 272 días de nacido.

El propio Miguel Cabrera tuvo su apoteosis en mayo, como suele ocurrirle en cada mes. Primero alcanzó los 399 jonrones de Andrés Galarraga, líder de todos los tiempos entre sus compatriotas, y siguió de largo para llegar a los 400, también.

Como además alcanzó las 1.400 impulsadas, el inicialista igualó a las cinco leyendas que habían sumado 400 bambinazos y 1.400 remolques antes de cumplir 33 años de edad: nada menos que Alex Rodríguez, Albert Pujols, Jimmy Foxx, Hank Aaron y Mel Ott.

Hubo tiempo para curiosidades: el torpedero Dixon Machado se convirtió en el primer nativo del estado Táchira que ve acción en la gran carpa, al estrenarse con los Tigres de Detroit. Poco después, el jardinero Ramón Flores resultó el primer pelotero original del estado Barinas en jugar arriba, al debutar con los Yankees de Nueva York.

Wilmer Flores le disputó al dominicano Johnny Peralta el privilegio de ser el shortstop con más vuelacercas en las mayores. Y Williams Pérez tuvo uno de los peores estrenos de venezolano alguno, al encajar 4 carreras merecidas y sólo sacar un out, contrastante preludio con sus brillantes presentaciones a partir de allí.

Como Pérez, el pitcher novato Eduardo Rodríguez brilló como abridor. Aquel lo hizo con los Bravos de Atlanta, este con los Medias Rojas de Boston.

Rodríguez es el cuarto venezolano que se anota la victoria en sus primeros dos juegos en la MLB. Pero es mucho más que eso, en realidad. Es el primer pitcher en la historia que debuta con dos aperturas de 7.0 o más innings, 7 o más ponches, 3 o menos hits, 2 o menos boletos y una o menos carreras, de acuerdo con Elias Sports Bureau.

Esa es una forma brillante de empezar una carrera y de terminar el segundo mes de la temporada.

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Cabrera GalarragaAP Photo/LM Otero
Son dos grandes del beisbol latinoamericano.

Andrés Galarraga dio 399 jonrones en 19 temporadas y 8.916 apariciones en el plato.

Miguel Cabrera llegó a 399 en su duodécima campaña, tras 7.967 viajes al home.

Galarraga impulsó 1.425 carreras, la mayor cifra en la historia para un bateador venezolano.

Cabrera se puso este viernes en 1.397, muy cerca de adueñarse de esa marca también.

El Gran Gato fue el primer jugador de su país en ganar un título de bateo. Lo hizo en 1993, con Colorado, en la Liga Nacional.

El tigre mayor fue líder bate de la Liga Americana en 2011, 2012 y 2013, con Detroit.

Galarraga ganó los tres componentes de la Triple Corona en torneos distintos, pues también fue el máximo empujador del viejo circuito en 1996 y 1997, y el rey de los jonroneros en 1996.

Cabrera fue el primer triplecoronado de Venezuela en 2012, al dominar las tres categorías en la misma zafra. Y también dominó a los jonroneros en 2008 y a los productores en 2010.

El caraqueño logró topes personales de 150 impulsadas, 47 cuadrangulares y .370 de average.

El maracayero tiene marcas personales de 139 remolques, 44 vuelacercas y .348 puntos.

El mentor dijo adiós con una línea ofensiva de .288/.347/.499.

El heredero mantiene una línea de .320/.397/.564.

El ex inicialista de los Colorado Rockies jugó hasta los 43 años de edad. El primera base de los Tigres tiene 32 años de nacido.

A Galarraga no querían firmarlo a comienzos de los años 80, porque era visto como un gordito en plena adolescencia.

A Cabrera le dieron el bono más alto para un venezolano en su momento, 1,6 millones de dólares, por firmar en 1999 con los Marlins.

El primero ya tiene una estatuilla en el Salón de la Fama de Valencia. El segundo está labrando su placa en Cooperstown.
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La cara de felicidad de Carlos Pérez, pisando las almohadillas. El chapuzón amarillo en que fue sumido, en medio de la desquiciada celebración de los Angelinos de Los Ángeles. El aplauso frenético del público en Anaheim.

Altuve
Altuve
Esta semana, exactamente el 5 de mayo, se cumplió el primer mes de temporada en las Grandes Ligas. Y en esa noche californiana, el novato de los querubines hizo feliz a miles de aficionados en su tierra natal.

Pérez puso su nombre en el libro de récords. Sólo cuatro peloteros en la historia de las mayores han logrado estrenarse con un jonrón que dejó en el terreno a sus rivales.

Uno de ese cuarteto es compatriota del recluta: Miguel Cabrera. Y ha sido al ritmo de Cabrera, de José Altuve y de Félix Hernández, cómo ha bailado la expedición suramericana en el primer mes de acción.

Hernández superó los 1.988 ponches de Johan Santana, para apoderarse del trono en Venezuela. Quedó apenas a 5 de convertirse también en el primer lanzador de su tierra sobre los dos millares.

El Rey, en el encuentro anterior a ese, dejó atrás los 2.093 innings lanzados por Jamie Moyer, alzándose como el número uno de todos los tiempos en la franquicia de los Marineros de Seattle.

Cabrera
Cabrera
La participación de Hernández en el inicio de este torneo ya auguraba eso y muchas otras cosas. Después de todo, hizo su octava apertura inaugural y la séptima consecutiva, cifras que son registros máximos tanto en Venezuela como en Seattle.

Su primer blanqueo de la justa también le permitió implantar otro hito: el de más lechadas entre sus compatriotas, 10, igualado con Santana.

Altuve hilvanó una seguidilla de 9 juegos multihits, lo que le dio dos marcas: quebró la de Andrés Galarraga y Magglio Ordóñez para venezolanos, que estaba en 8, e igualó la de Jesus Alou y Billy Hatcher para peloteros de los Astros de Houston.

Cabrera recibió un premio al Jugador de la Semana en la Liga Americana y Altuve otro. Para el inicialista de Tigres de Detroit, fue el número 13 en su carrera, tope entre sus paisanos. Para el camarero de Houston, fue el primero.

El jonronero de los Tigres también superó a Joe Carter en la lista de todos los tiempos, con 396, y quedó únicamente a 3 de empatar a Galarraga con la máxima cantidad de tablazos de vuelta completa para los de su país.

Hernández
Hernández
Pero hubo más récords, curiosidades y hazañas entre los herederos de Luis Aparicio.

Francisco Rodríguez llegó a 350 salvados y se convirtió en el pitcher más joven en la historia con esa cifra, adelantándose a Trevor Hoffman por un año.

Rafael Betancourt, otro relevista, cumplió años el 29 de abril y lanzó el 6 de mayo. Le tomó casi una semana de espera para poder convertirse en el primer pitcher venezolano en la gran carpa que consigue lanzar después de soplar las 40 velitas.

Y Melvin Mora fue elegido en Baltimore para formar parte del Salón de la Fama de los Orioles.

Así transcurrió el primer mes de acción en la expedición venezolana en las Grandes Ligas, con un epílogo de fuegos artificiales que encendieron de colores la noche en Anaheim, mientras Pérez recorría las bases.

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Melvin Mora
AP Photo/Lynne SladkyMelvin Mora será inmortalizado por la organización de los Orioles de Baltimore
John Carrillo, gerente general del Magallanes a comienzos de la década de los 90, no olvida el día en que Melvin Mora entró a su oficina para firmar su primer contrato con los turcos.

"Melvin fue el último", relata este analista del beisbol venezolano, que desarrolló una corta carrera como ejecutivo, pues también estuvo al frente de los Caribes.

Richard Hidalgo y varios otros prospectos jóvenes, muy jóvenes, pasaron por el despacho de Carrillo y estamparon sus rúbricas.

Cuando la jornada estaba por terminar, tocó el turno de Mora.

"Deme el bono que usted quiera", cuenta Carrillo que le soltó el yaracuyano, con gran seguridad. "Deme lo que quiera por firmar, porque yo voy a ser mejor que todos esos que acaban de pasar por aquí".

Ronnie Blanco, otro ex gerente de los Navegantes, director de operaciones de los Rays de Tampa Bay en Venezuela actualmente, ríe al escuchar la anécdota. Para él, resulta el retrato perfecto de un pelotero que parecía quedarse en el camino, pero que terminó triunfando gracias a su enorme empeño y confianza en sí mismo.

Mora fue seleccionado esta semana como nuevo integrante del Salón de la Fama de los Orioles de Baltimore. Sus dos selecciones al Juego de Estrellas, el Bate de Plata que consiguió en 2004 y la reputación de jugador combativo le ganaron la inmortalidad.

Es el quinto venezolano que resulta elegido para un pabellón de la gran carpa, emulando a Luis Aparicio (Medias Blancas de Chicago y Baltimore), David Concepción (Rojos de Cincinnati), Andrés Galarraga (Rockies de Colorado) y Omar Vizquel (Indios de Cleveland).

Aquel Mora de los inicios estaba muy lejos de ser este de ahora, cuyo nombre y rostro quedarán para siempre en Candem Yards.

"Se me abrieron los ojos con Hidalgo, con sus cinco herramientas", rememora Carrillo, regresando al momento de la firma. "Estaban Oscar Henríquez, Alejandro Freire y muchos más. Recuerdo haberle dicho a Andrés Reiner, viendo a Melvin: 'Pero es muy pequeño'. Y Andrés me respondió: 'Tiene grandes condiciones. Y tiene un corazón enorme. No te preocupes'. Y así lo demostró".

Reiner fue el creador de la primera academia de Grandes Ligas en Venezuela, la de los Astros de Houston. De allí salieron Hidalgo, Bob Abreu, Johan Santana, Freddy García, Carlos Guillén y muchos otros.

El ex asistente del gerente general de los Astros y los Rays está hoy en el retiro. Pero recuerda muy bien a su pupilo.

El retrato que hace Reiner es elocuente, conmovedor: "Nunca mencionan a Melvin como lo que realmente es: un ser humano muy especial, que debería ser mostrado a los jóvenes de hoy como un ejemplo de esfuerzo para llegar desde la pobreza a la cima, que es obtenible si se lucha y se trabaja sana y honradamente".

Mora en verdad luchó para llegar. Fue agente libre de seis años, sin llegar a las mayores. Se marchó a Taiwán. Consiguió una última oportunidad con los Mets de Nueva York, gracias a Cookie Rojas. Y finalmente llegó. Y cuando llegó, triunfó.

"¿Cómo era posible que un pelotero de ese talento no recibiera un contrato para seguir adelante?", todavía se sorprende Carrillo. "Pero finalmente, en 1999, pudo demostrar lo que tenía. Y a partir de 2000, con los Orioles, se enrumbó definitivamente".

Mora anunció su retiro con lágrimas en los ojos, hace un par de años. Aunque se ha radicado en Estados Unidos, todavía es figura magallanera y un ídolo de la afición local, en general.

Ahora también es inmortal. Y para Reiner, su descubridor, es todavía mucho más.

"Debería ser el ejemplo perfecto no sólo para los jugadores de beisbol", dice, "sino para toda la juventud venezolana".

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Luis Blasini deja la gerencia deportiva del Magallanes, luego de seis años. Termina una de las etapas más fructíferas en la historia de la divisa.

Dueño de una academia de beisbol y ex secretario de viajes de la nave, Blasini marcó huella y creó recuerdos imborrables como encargado del timón, antes de desembarcar para limitarse al papel de asesor.

Su salida, confirmada este jueves en Valencia, cierra un período de especulaciones iniciado en 2014, cuando el ejecutivo empezó a asomar que el fin estaba cerca. Quiere dedicarse a sus otras responsabilidades, dice.

Pocos gerentes de la LVBP han sido más activos y controvertidos en lo que va de siglo.

La cronología permite recorrer un ejercicio que comenzó con críticas y que termina con dos títulos y dos subcampeonatos en seis intentos.

En 2009, envió a Ernesto Mejía, Wladimir Sutil y Edgar Estanga, al Zulia, a cambio de Andrés Eloy Blanco y Humberto Quintero. También le entregó el equipo a Carlos García, el exitoso manager y antigua figura de la novena.

En 2010, traspasó a José Pirela y Alex Torres a las Águilas, por Alberto Callaspo.

En 2011, adquirió a Mario Lissón, entregando a Freddy Galvis.

En 2012, cambió a Quintero y José Sánchez por Carlos Maldonado y Amalio Díaz.

Todos esos pactos, origen de la crítica que hizo mella de su figura, allanaron el terreno del bicampeonato.

A Blasini le acusaron de estar exageradamente interesado en sumar receptores, pero por haber agregado a Maldonado, Eliézer Alfonzo y Ramón Hernández, celebró dos coronas, especialmente aquella que festejó en enero de 2013.

Sus contactos y diligencias le permitieron conseguir lo irrealizable: que jugaran aquí Elvis Andrus y Pablo Sandoval, siendo grandeligas establecidos, y que llegaran a la nave figuras como Carlos Zambrano, Bruce Rondón, Ronny Cedeño, Gustavo Chacín y Hassan Peña, uno de muchos buenos importados traídos por el ejecutivo.

Termina una era que incluye tres finales consecutivas y dos campeonatos, para bien de la legión magallanera.

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Estos son los 66 venezolanos que comenzaron arriba en la nueva temporada de Grandes Ligas y el papel que cada uno cumple en su equipo.

Alexi Amarista (SS, Padres de San Diego). Tiene su primera oportunidad protagónica. Visto como posible campocorto titular hace un mes, ha empezado como parte de un platoon con Clint Barmes, dependiendo de la mano del pitcher rival. Como es zurdo, eso debería garantizarle mayor tiempo de juego.

Elvis Andrus (SS, Vigilantes de Texas). Un indiscutible en Texas. Ha prometido desquitarse de varias cosechas ofensivas a la baja.

Altuve
Altuve
José Altuve (2B, Astros de Houston). Inicia la defensa del título de bateo que conquistó en la Liga Americana.

Hénderson Álvarez (P, Marlins de Miami). La lesión de José Fernández y el buen desempeño que tuvo la temporada pasada le dieron el puesto como número uno en la rotación de los peces.

José Álvarez (P, Angelinos de Los Ángeles). Se ganó otra oportunidad en las mayores. Todavía es joven y viene de obtener el premio al Pitcher del Año en Venezuela.

Oswaldo Arcia (OF, Mellizos de Minnesota). Mudado del right al left, en Minnesota esperan por una cosecha de 20 jonrones, por lo menos.

Luis Avilán (P, Bravos de Atlanta). Recuperó su estatus de bigleaguer con un sólido spring training, que le dio un sitio en el bullpen como especialista zurdo.

Rafael Betancourt (P, Rockies de Colorado). Reaparece después de 17 meses, dejando atrás la cirugía Tommy John y la meta de convertirse, el 29 de abril, en el primer pitcher cuarentón nacido en la tierra de Luis Aparicio todavía activo.

Andrés Blanco (INF, Filis de Filadelfia). Compartirá con su compatriota César Hernández en la banca de los cuáqueros.

Grégor Blanco (OF, Gigantes de San Francisco). En la alborada de esta justa jugará a diario en la pradera derecha, por la lesión de Hunter Pence. Luego deberá convertirse en el cuarto jardinero de los campeones mundiales, para rotarse por todo el outfield.

Cabrera
Cabrera
Asdrúbal Cabrera (SS, Rays de Tampa Bay). Dice su manager Kevin Cash que está de vuelta a sus buenos viejos tiempos, cuando defendía a los Indios. Si recuperó su alcance en el short y batea como entonces, conseguirá el contrato multianual que no pudo obtener esta vez.

Miguel Cabrera (1B, Tigres de Detroit). Y si por primera en tres temporadas está libre de lesiones, ¿qué puede esperarse de él? ¿Otro título de bateo? ¿Acaso otra Triple Corona?

Alberto Callaspo (INF, Bravos). Iba a ser el camarero titular, pero un desempeño lento en los juegos de exhibición le envió a la reserva, como utility.

Carlos Carrasco (P, Indios de Cleveland). Va al año de su consagración, con un nuevo contrato multianual, ya multimillonario y sin reservas que le hagan dudar de su talento para sacar outs. Es el número dos en su rotación.

Francisco Cervelli (C, Piratas de Pittsburgh). Por primera vez jugará todos los días. Y estará en un equipo con aspiraciones. Son motivos para festejar su salida de los Yankees.

Robinson Chirinos (C, Vigilantes). También asume la titularidad por primera ocasión en su carrera.

Alcides Escobar (INF, -Reales de Kansas City). ¿Cuándo le darán el Guante de Oro que merece? Viene subiendo su average y sus bases robadas, conforme gana en experiencia.

Eduardo Escobar (INF, Mellizos). No empezó como regular, pero tampoco lo hizo en 2014 y entonces terminó con 35 tubeyes, gracias a su capacidad para abrirse paso en varias posiciones.

Edwin Escobar (P, Medias rojas de Boston). Está en la lista de incapacitados, esperando recuperarse para probar suerte como relevista.

Flores
Flores
Wilmer Flores (INF, Mets de Nueva York). Quiere demostrar que es capaz de compensar su menor alcance, producto de su corpulencia, con una eficiencia que sirva para acompañar la gran ofensiva que le auguran a corto plazo.

Freddy Galvis (SS, Filis). Gran compromiso: su primera experiencia como pelotero de todos los días es sustituyendo nada menos que a Jimmy Rollins, una leyenda en Filadelfia.

Avisaíl García (OF, Medias Blancas de Chicago). Comienza en el medio del lineup y en el jardín derecho, como durante tanto tiempo hiciera su compatriota Magglio Ordóñez.

Jeanmar Gómez (P, Filis). Prueba una nueva organización, con la posibilidad de abrir y relevar, según las necesidades de manager Ryne Sandberg.

Carlos González (OF, Rockies). Si elude las lesiones, ¿será este, por fin, el año del 30-30 que le auguran desde la adolescencia?

Marwin González (INF, Astros). No sólo será el principal utility en la banca, sino que eventualmente puede ayudar en tercera contra algunos lanzadores zurdos.

César Hernández (INF, Filis). Filadelfia quiere que sea el camarero dos veces por semana, a fin de mantener fresco y productivo a Chase Utley.

Hernández
Hernández
Félix Hernández (P, Marineros de Seattle). El as indiscutido en la embajada nacional, está en busca de los 2.000 ponches y su segundo premio Cy Young.

Óscar Hernández (C, Diamondbacks de Arizona). Fue tomado en el draft de la regla 5 y se fracturó el hueso ganchoso. Regresará a finales de abril o comienzos de mayo, y entonces Arizona decidirá si se queda arriba o si regresa a Tampa Bay.

Jonathan Herrera (INF, Cachorros de Chicago). Se ganó su puesto como utility en el equipo de Joe Maddon.

Odúbel Herrera (OF, Filis). Otro regla 5. Su velocidad y contacto han cautivado a Filadelfia. Nunca había sido jardinero a tiempo completo, hasta que probó y triunfó en la pelota invernal.

Ender Inciarte (OF, Diamondbacks). Va a jugar con frecuencia, prometió el manager Chip Hale, incluso si no es dueño de una posición fija.

Omar Infante (2B, Reales). La duda está en las astillas óseas que le causan dolor en el codo derecho, aunque él ha dicho que jugará con la molestia, hasta finalmente operarse al final de la temporada.

Maicer Iztúris (2B, Azulejos de Toronto). Empieza lesionado, pero la posibilidad de disputar la intermedia al salir de la lista de incapacitados.

César Jiménez (P, Filis). Obtuvo un nuevo chance de mostrarse como especialista zurdo con los cuáqueros.

Sandy León (C, Medias Rojas). No tenía cupo en Washington, por la presencia de dos receptores con mayor experiencia que él, pero halló un lugar en las mayores con el cambio que le envió a Boston, donde es el catcher suplente.

José Lobatón (C, Nacionales de Washington). Repite como el guardaespaldas de Wilson Ramos.

Jean Machí (P, Gigantes de San Francisco). Volverá a ser responsable de los innings finales, antes de la aparición del cerrador Santiago Casilla.

Cruz
Martínez
Víctor Martínez (BD, Tigres). Viene de la mejor temporada de su vida, lo que le impone un doble reto, al tener ya 36 años de edad. En el primer año de la extensión que firmó, ¿superará los rigores del tiempo y volverá a dar 30 jonrones?

Yoervis Medina (P, Marineros). Tiene un puesto garantizado como uno de los setups de Seattle.

Miguel Montero (C, Chicago Cubs). Jugará a diario detrás de plato de su nuevo equipo, salvo que el abridor se llame Jon Lester.

Franklin Morales (P, Reales). Se ganó un puesto en el bullpen, en principio como especialista, aunque con potencial de ayudar con trabajos más largos. Todavía busca consolidarse.

Edward Mujica (P, Medias Rojas). La lesión de Koji Uehara le dejó con la responsabilidad de ser el cerrador en las primeras de cambio, un papel que ya cumplió en San Luis, hace dos campañas, y en Boston, a finales de 2014.

Dioner Navarro (C, Azulejos). Ya no es el titular y todavía no le consiguen equipo, a pesar de haber solicitado un cambio. Por ello, se rotará entre la suplencia, el puesto del designado y hasta la inicial, ha dicho el manager John Gibbons.

Ángel Nesbitt (P, Tigres). Es una de las tres novedades en la cuenta de venezolanos al inicio del torneo. Estará en los innings intermedios.

Rougned Odor (2B, Vigilantes). Va a su segunda incursión en el cuadro de los texanos, sin rivales y con grandes expectativas.

Gerardo Parra (OF, Cerveceros de Milwaukee). Tiene dos guantes de oro y pocas oportunidades, sin embargo, de aparecer a menudo en el lineup. A pesar de ello, el piloto Ron Roenicke le prometió que no será un cuarto outfielder cualquiera. Veremos.

David Peralta (OF, Diamondbacks). Le queda pendiente resolver el enigma que le presentan los pitchers de su mano, pero en principio será el cuarto bate contra los derechos, lo que no está mal para alguien que hace no mucho era lanzador.

Hernán Pérez (INF, Tigres). Repite como uno de los infielders, suplente del cuadro.

Perez
Pérez
Martín Pérez (P, Vigilantes). Aspira a reaparecer a mediados de la justa, si se recupera, tal como espera, de la cirugía Tommy John a la que se sometió en 2014, cuando más brillaba en la rotación.

Salvador Pérez (C, Reales). Busca otro Guante de Oro y recibir todos los juegos de su equipo. Quizás esta vez sí le den algo más de descanso, sin embargo, y así eviten que vuelva a acusar cansancio en la recta final.

Gregorio Petit (IF, Yankees de Nueva York). Se hallaba listo para reportarse a la sucursal triple A de los Astros, cuando las lesiones en Nueva York le convirtieron en una solución de continuidad para los bombarderos. Será utility.

Yusmeiro Petit (P, Gigantes). Después del récord de outs consecutivos, que impuso el año pasado, y tras brillar como abridor en la postemporada, se esperaba que estuviera en la rotación de 2015. En cambio, vuelve a aparecer como swingman: relevista largo y abridor ocasional.

José Pirela (INF, Yankees). El choque contra una pared en el outfield evitó que fuera bajado, a pesar de su gran desempeño primaveral. Pero también le tiene en la lista de incapacitados, a la espera de su total recuperación.

Martín Prado (INF, Marlins). En Miami ya están contentos con la ética de trabajo y la entrega de uno de los profesionales más cabales de la expedición nacional. Estará en la antesala.

Wilson Ramos (C, Nacionales). Si se mantiene sano, espera disputar más de 100 encuentros detrás del plato. Si lo consigue, posiblemente tenga su primera cosecha de 20 jonrones.

Francisco Rodríguez (P, Cerveceros). Necesita dos salvados para ser el pitcher más joven en la historia con 350 rescates en las Grandes Ligas. ¿Qué otra presentación puede necesitar?

Bruce Rondón (P, Tigres). Cuando estaba recuperado de la cirugía Tommy John, apareció una inflamación en el hombro derecho. Por eso, en lugar de estar lanzando en el séptimo u octavo tramo, inicia en la lista de incapacitados.

Héctor Rondón (P, Cachorros). Va a su segunda experiencia como cerrojo arriba, la primera desde el comienzo.

Sanchez
Sánchez
Aníbal Sánchez (P, Tigres). Nunca ha completado 200 innings, pero ya en 2013 fue campeón en efectividad de la Liga Americana. Posee la determinación de dejar atrás un año de lesiones.

Carlos Sánchez (INF, Medias Blancas). Batallará en las primeras de cambio por la titularidad en la intermedia, con la posibilidad de, si lo hace bien, mantenerse en el equipo grande, así sea como suplente.

Héctor Sánchez (C, Gigantes). Superó al favorito Andrew Susac para el puesto de segundo receptor. La duda no estaba en sus aptitudes, demostradas en zafras anteriores, sino en la salud que le faltó, meses atrás.

Pablo Sandoval (3B, Medias Rojas). Nuevo equipo, nueva ciudad y las mismas expectativas: conseguir su primera cosecha de 30 cuadrangulares y 100 remolques, pelear el título de bateo y, eso sí lo ha hecho, volver a ser una fuerza en postemporada.

Yangervis Solarte (INF, Padres). Ya no será el tercera base de todos los días. En cambio, le han pedido que compre más guantes. Ahora es súper utility, con responsabilidades incluso en las praderas exteriores y en la primera almohadilla.

Jesús Sucre (C, Marineros). A menudo será el catcher de Félix Hernández, en su primera temporada a tiempo completo en el equipo grande.

Alex Torres (P, Mets). Sorprendió su salida de los Padres, porque ha sido muy eficiente en su carrera. Pero los Mets le recibieron con alegría, pues esperan que llegue a ser algo más que un especialista zurdo. Tiene con qué.

Luis Valbuena (3B, Astros). Es otro que cambia de escenario y uniforme. Es posible que en Houston le prueben también como antesalista contra los serpentineros de su mano, dado que ya ha demostrado ser capaz de dañar a los derechos con autoridad.

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VALENCIA -- Medio centenar de triunfos obtuvieron los Caribes entre la ronda eliminatoria y la semifinal. Cuatro victorias más les dieron su segundo título en los últimos cinco campeonatos. Nadie ganó más veces esta campaña en Venezuela que esta tribu de caciques. Nadie merece más la corona que el nuevo vencedor.

Anzoátegui mandó de punta a punta, salvo en muy pocos instantes en los que estuvo en el segundo lugar. Contó con una base firme de criollos, suficientes grandeligas y una sólida importación.

Pocas veces se cumple un plan de pretemporada como se cumplió esta vez con los orientales. Pocas cosas fallaron. La rotación fue estable, lo suficientemente adecuada como para permitir a la ofensiva y la defensa hacer lo suyo. El bullpen brilló.

Un manager debutante consiguió el título tras tomar las riendas de manos de uno de los pilotos más exitosos del país. Omar López, el sucesor de Alfredo Pedrique, festejó el 3 de enero sus 38 años de edad. Hoy celebra la obtención del cetro.

Magallanes intentó parar a este coloso con uno de los lineups más ofensivos que se recuerden en la LVBP. La tribu respondió añadiendo lo único que le faltaba para ser imbatible: más pitcheo. Bastaron cinco encuentros para demostrar que el tricampeonato era inalcanzable.

La última victoria, este miércoles, con pizarra de 8 carreras por 3, fue la prueba definitiva. Los turcos tuvieron dos veces la ventaja y dos veces la perdieron, incluso cuando pudieron usar a sus mejores bomberos, en el último tercio del encuentro.

"Empezamos a practicar el 15 de septiembre, con este objetivo", soltó Oscar Salazar, uno de los veteranos del equipo oriental. "Hoy lo hemos logrado. Estoy muy contento por eso".

Más de 5.000 personas siguieron las acciones a la distancia, desde Puerto La Cruz. Las puertas del estadio Alfonso Chico Carrasquel fueron abiertas para que la afición viera la transmisión del partido a través de la pantalla gigante, a 500 kilómetros de distancia y con la misma felicidad.

"Que se lo gocen humildemente", recomendó Niuman Romero, el capitán. "Esto es para ellos. Que nos esperen allá".

Anzoátegui planea ahora asistir con casi la misma nómina a su segunda Serie del Caribe. Tiene un nuevo objetivo: llevar su buena racha al clásico de la región.

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VALENCIA -- Caribes no ha sido un equipo perfecto. No puede serlo quien recibe 19 carreras en cuatro encuentros, una media que es más dañina cuando se remite a los últimos tres juegos. Pero algo han dejado claro los aborígenes con los primeros cuatro choques de la serie decisiva en Venezuela: el equipo más completo de la temporada sigue siéndolo en la final.

La tribu está en pie de guerra desde octubre y volvió a demostrarlo este martes, con una adecuada apertura del dominicano César Valdez, una explosión ofensiva encabezada por las cinco empujadas del cubano Félix Pérez y el relevo de cierre de Pedro Rodríguez, que apagó toda esperanza del Magallanes.

La victoria 8 por 4 sobre los Navegantes, en el estadio José Bernardo Pérez, ha puesto a soñar al alto mando y a toda la novena oriental. Sólo les resta un triunfo para la celebración.

La ventaja de tres duelos contra uno no se fraguó exclusivamente en el draft previo a la final. Los indígenas ya eran la divisa más balanceada y mejor armada desde octubre. Por eso galoparon la ronda eliminatoria y por eso encabezaron la semifinal.

Pero los turcos apostaron por sumar más bateo y este martes les hizo falta un abridor. Echaron mano del grandeliga David Martínez, cuya temporada había terminado por propia voluntad, tres semanas atrás, y ocurrió lo previsible: el abridor de emergencia no pudo completar tres episodios. El daño estaba hecho cuando se marchó.

No está todo perdido para los bicampeones. Chris Leroux, Omar Poveda y Josh Lowey deberán lanzar con tres días de descanso y ganar los juegos cinco, seis y siete. Es un verdadero desafío. Pero también han sido lanzadores dominantes en enero, descontando la decepción ocurrida el fin de semana. Si se sobreponen a la exigencia de trabajar con menos reposo del habitual, tienen las herramientas para hacer que el tope regrese a Puerto La Cruz.

No pueden fallar. Lo que, ya está visto, resulta muy complicado frente a esta tribu en pie de guerra.

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PUERTO LA CRUZ -- Magallanes llegó a la final del béisbol venezolano con la convicción de que su potente lineup sería suficiente para buscar el tricampeonato.

Anzoátegui llegó con la esperanza de adormecer esos maderos con un pitcheo superior.

Dos juegos después, los Caribes dominan la serie con dos victorias, porque han tenido mejores pitchers, sí, pero también mejores bateadores.

El duelo entre los dos equipos más sobresalientes de la LVBP se traslada este lunes a Valencia. No hay fechas libres, lo que obliga a administrar los brazos y el cansancio. Junior Guerra está anunciado por la tribu. Josh Lowey subirá a la lomita por la nave.

Los turcos necesitan con urgencia reaccionar. Su linaje de bicampeón está a prueba, ahora que dependen de Lowey, tirador de ligas independientes, y luego, probablemente, de David Martínez, que tiene más de dos semanas sin lanzar.

Si superan ambas pruebas, a pesar de Guerra y el dominicano César Valdez, deberán apelar al bullpen desde el primer inning en el hipotético quinto choque, ante la perspectiva de que Johan Santana no pueda regresar.

Los Navegantes tienen que sortear tales escollos, para ganar al menos dos veces y volver a Puerto La Cruz. No es fácil. Ninguno de sus abridores ha completado tres episodios y sólo han dado 14 hits en dos encuentros.

Tampoco es imposible. Esta divisa ha ganado dos coronas al hilo precisamente porque se ha levantado de grandes caídas. ¿Podrá hacerlo esta vez?

Los indígenas llegan a Valencia con 2.50 de efectividad colectiva, cinco jonrones y 14 carreras anotadas en 17 entradas. Es un panorama casi perfecto que responde a lo hecho anteriormente. Fueron líderes de la eliminatoria y de la semifinal, la novena con más cuadrangulares hasta ahora.

Reforzaron su staff con Guerra, el mayor ponchador de la eliminatoria, y Aceves, el grandeliga mexicano, que suma ya dos relevos en blanco.

Lowey está obligado a ejercer como muro de contención. Una tercera salida en falso y Anzoátegui comenzará a preparar la fiesta. Magallanes espera recuperar el ímpetu en casa. La tribu tiene el pitcheo y el bateo para evitarlo.

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