MÉXICO -- Hacía mucho tiempo que no me pegaban un grito así en el trabajo. En ese momento no lo entendí pero al final estaba justificado.
Uno de mis jefes llegó a exigirme que no hiciera más la "broma" de llamar el "Técnico Caipirinha" a Pedro Caixinha.
Lo dije antes de ir a una pausa comercial ante mi molestia -en cierto sentido- de que un club mexicano con buenos recursos como Santos haya apostado por un entrenador extranjero, desconocido, que no había ganado nada hasta ese momento, en lugar de dar la oportunidad a un técnico nacional. Vamos, me envolví groseramente en la bandera. Al final del día SportsCenter es un programa que permite ciertas libertades editoriales.
Es una empresa porque así la gestiona, es un C.E.O. con magníficas capacidades técnico tácticas, diseña planes a corto, mediano y largo plazo, es un brillante director de Recursos Humanos y fue capaz de digerir la voracidad financiera de la liga vendiendo caro y comprando barato.
Sus horarios no son los convencionales de un entrenador de futbol de este lado del mundo. Llega primero que todos y es el último en irse. Casi casi podría checar tarjeta, cumple sus ocho, diez o las horas que sean necesarias en su espacio laboral. Disfruta por igual la cancha que su sala de videos, una especie de laboratorio en donde con sus auxiliares -Gerentes, Directores o cualquier otra denominación empresarial- estudian qué es lo que su competencia hace bien para limitarlo y qué hace mal para explotarlo.
Pedro Caixinha no está casado con ninguna escuela de pensamiento futbolístico a la que el futbol mexicano hubiera estado familiarizado, pero no tiene que ver con jugar con línea de 3 o 4 defensores, achicar los espacios, jugar por fuera, no. Puede jugar de cualquier forma que cada partido le presente.
El futbol mexicano no estaba familiarizado con la escuela de pensamiento futbolístico que desde ahora podemos bautizar como el #Caixinhismo, que no es otra cosa más que tomar al toro por los cuernos (necesitada referencia a su pasado como forcado) de principio a fin. De abordar la dirección técnica de un equipo de futbol no con un silbato y un pizarrón, sino con todos los recursos humanos, tecnológicos e infraestructurales que una institución como Santos es capaz de ofrecer.
Así que desde aquí el reconocimiento para usted, Pedro Caixinha, por sus métodos; un agradecimiento por atreverse a hacer el futbol mexicano más profesional; una felicitación por su título de liga.
Y una disculpa por haberlo llamado Caipirinha.
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