El ejemplo más reciente que tenemos con experiencia en la NFL es el ala defensiva Jadeveon Clowney, quien fue tomado por los Houston Texans en el draft del 2014. La selección de Clowney fue interpretada por muchos analistas como la decisión obvia, al tener "el mejor jugador disponible" más allá de tus necesidades.
Hubo quien cuestionó la decisión de Houston, argumentando que el último año colegial de Clowney no ofreció mucho más para alimentar sus expectativas como jugador profesional, con la mayor parte de su valoración salida de su desempeño en el 2012 con los South Carolina Gamecocks.
Resultaba evidente que Clowney poseía las virtudes físicas para volverse un ala defensiva dominante alineado en la misma imaginaria que J.J. Watt. Lo que no saltaba a la vista era que las lesiones mermarían la mayor parte de la temporada de Clowney y lo mandarían a la primavera y verano con un signo de interrogación masivo en la frente.
Y esa interrogante se maximiza con la etiqueta que Clowney nunca podría sacudirse: recluta global N° 1. Clowney está en la encrucijada de convertirse en otro fiasco de draft o enmendar sus carencias de lo poco que jugó en el 2014 con una serie de temporadas exitosas. Nadie quiere ser JaMarcus Russell y todos quieren ser Peyton Manning.
Pero hay un elemento ejemplar que Clowney fácilmente puede utilizar como referencia: Mario Williams, ex recluta global N° 1, considerado por muchos un fracaso con los mismos Texans y que, en un nuevo equipo, dio la vuelta a su carrera y actualmente es un ala defensiva All-Pro.
Una de las encuestas mejor empleadas al término del primer día del sorteo colegial es la que gira en torno a las predicciones del nuevo jugador N° 1. ¿Cuál es el futuro de Jameis Winston en la NFL? Agrada preguntar, con opciones a elegir desde titular, All-Pro, fiasco hasta Salón de la Fama. Las cuatro respuestas podrían aplicar para Williams si construye desde sus últimas dos temporadas en los Buffalo Bills.
En el resumen de su carrera, tendremos a un ex recluta primero global que llegó a ser primer equipo All-Pro. Fríamente, suena como todo lo contrario a un fiasco de draft. Pero no olvidemos que Williams prácticamente embaucó a los Texans y no recibió contrato nuevo, y tenía todo el potencial de hacerle lo mismo a Buffalo, quienes le ofrecieron 100 millones de dólares.
Después de una campaña de novato en que sumó 4.5 capturas en 16 juegos como titular, Williams fue al Pro Bowl en dos ocasiones y tuvo temporadas de doble dígito en capturas en el 2007 y 2008, sin embargo, se perdió tres partidos en el 2010 y 11 más en el 2011, año en que acumuló cinco capturas pese a la inactividad. Williams pulsó el botón de reinicio y llegó a Buffalo a anclar una de las líneas defensivas más poderosas en la actualidad.
Los Bills fueron pacientes con un Mario que llegó lesionado de la muñeca y registró apenas 4.5 capturas al término de ocho juegos. Cuando vino la semana de descanso en plena temporada, Williams se operó la muñeca y desde entonces acumula 33.5 capturas, con la campaña del 2014 enviándolo a su 4° Pro Bowl y a su primer llamado All-Pro.
Es seguro apostar que lo que menos desea Clowney es que los Texans no le renueven el contrato dentro de cuatro años. Quizá en su mente exista la posibilidad de ni siquiera ejercer opción de quinto año y renovarlo de forma multimillonaria en el 2017, pero debe mantener la calma una vez que regrese completamente saludable rumbo a la temporada del 2015. Williams es un claro ejemplo que la etiqueta de N° 1 puede pesar, mas no define el rumbo de un jugador profesional.
Ahora que hay un nuevo recluta principal que acapara los reflectores --Winston-- es momento que Clowney construya desde lo mucho que le ofrecen los Texans, aprenda de Watt y demuestre que las lesiones estuvieron fuera de su control, pero lo demás no será así. Todo recae en él.
MÉXICO -- Los Buffalo Bills han sido una de las franquicias más activas en los últimos meses. No es para menos. Se trata del equipo que ha sufrido la ausencia más prolongada de la postemporada de la NFL, después de 15 años sin playoffs.
En octubre pasado, Terry y Kim Pegula se convirtieron en los nuevos propietarios de la franquicia, unos meses después del fallecimiento del fundador del equipo, Ralph Wilson. En enero pasado, contrataron a Rex Ryan, el entrenador de mayor perfil que ha arribado a la franquicia desde que Marv Levy condujera al equipo a cuatro apariciones consecutivas de Super Bowl a principios de la década de los '90s.
Al inicio del receso de temporada, los Bills se negaron a quedarse cruzados de brazos. Primero, concretaron el canje más sorpresivo en lo que va del año, enviando al apoyador Kiko Alonso --quien se perdiera la temporada pasada por lesión-- a los Philadelphia Eagles, a cambio del corredor All-Pro, LeSean McCoy.
Luego, canjearon para conseguir al mariscal de campo Matt Cassel, proveniente de los Minnesota Vikings, otorgaron a Charles Clay el contrato para ala cerrada con mayor cantidad de dinero garantizado en la historia de la liga para desprenderlo de los Miami Dolphins, firmaron al fullback de Pro Bowl Jerome Felton, y le extendieron (¿últimas?) oportunidades al explosivo receptor abierto Percy Harvin y al polémico guardia Richie Incognito.
Por si fuera poco, retuvieron por cinco temporadas y 45 millones de dólares al ala defensiva Jerry Hughes, pieza fundamental para la que es considerada por muchos como la mejor línea defensiva de la liga.
Ahora, la atención de los Bills se torna hacia otra pieza de la línea defensiva, una todavía más importante que Hughes: el tackle defensivo Marcell Dareus.
"En el futuro cercano", subrayó el gerente general del club, Doug Whaley, de acuerdo al Buffalo News. "Será la prioridad N° 1 una vez que se asiente el polvo después del draft, quizás incluso antes de eso, simplemente para echar a rodar la pelota".
Whaley se refiere a un inminente comienzo de pláticas contractuales con Dareus, quien está por comenzar la última temporada de su contrato original de novato, una que le pagará 8.06 millones de dólares en el 2015.
Será interesante ver hasta dónde puede ascender el nuevo contrato de Dareus. Se trata de un jugador de 25 años de edad, que viene de dos temporadas consecutivas de Pro Bowl, y una elección como All-Pro. En el 2014, el tercer recluta global del Draft 2011, procedente de Alabama, impuso una nueva marca personal con 10 capturas de mariscal de campo, un año después de conseguir 7.5, números impresionantes para un liniero defensivo interior. Los Bills lideraron a la liga en capturas durante el 2014, con 52, y Dareus es el elemento más joven entre los cuatro titulares: Hughes (26 años de edad), el tackle defensivo Kyle Williams (31) y el ala defensiva Mario Williams (30).
En octubre pasado, Gerald McCoy firmó un contrato por siete temporadas y hasta 98 millones de dólares con los Tampa Bay Buccaneers. A mediados de este mes, los Dolphins "ganaron" la agencia libre firmando al jugador más codiciado, Ndamukong Suh, por seis campañas y hasta 114 millones de dólares. Para efectos de referencia, vale la pena también mencionar los contratos de J.J. Watt (seis temporadas y hasta 100 millones de dólares, firmado en septiembre pasado) y Mario Williams (seis campañas y hasta 100 millones de dólares, firmado en marzo del 2012).
Dareus no está --al menos todavía-- al nivel de Suh, Watt ni McCoy, pero también es más joven que los tres. Eso es lo positivo.
¿Lo negativo? Carga con bagaje extradeportivo. Fue arrestado en mayo del año pasado en Alabama por posesión de mariguana sintética, luego de ser detenido por exceder el límite de velocidad en una carretera interestatal. Dos semanas más tarde --y dos días después de enfrentar a los medios para discutir su problema legal en Alabama-- fue arrestado nuevamente, esta vez en el estado de New York, acusado de participar en carreras ilícitas después de chocar su automóvil. Hughes admitió más tarde conducir el automóvil "rival".
El juicio de Dareus por el arresto en New York tiene programado comenzar en mayo. El liniero defensivo aceptó ingresar a un programa por abuso de sustancias de la NFL para librarse del cargo de Alabama. Todavía no hay que descartar una eventual sanción de la liga, bajo la nueva política de conducta personal.
A eso hay que sumarle que fue enviado a la banca durante la porción final de la campaña del 2013 por "tardanza habitual", según reportó en su momento NFL.com. Por su eso no fuera suficiente, Dareus ha batallado con una fluctuación en el peso, y el año pasado, cuando reportó al campamento de entrenamiento, reprobó en primera instancia su prueba de acondicionamiento físico.
Entonces, ¿cuánto dinero debe cobrar Dareus a partir de su próximo convenio?
El próximo contrato de Dareus deberá rondar los 90 a 100 millones de dólares como monto máximo, aunque la cifra más importante --la que evidenciaría el tamaño del compromiso de la franquicia hacia su tackle defensivo estelar-- será el dinero garantizado. McCoy acordó 51.5 millones de dólares garantizados; Watt acordó 51.876 millones de dólares garantizados; Suh se voló la barda, rozando los 60 millones de dólares garantizados.
Convendría a los Bills protegerse de futuras "eventualidades" con Dareus. Un promedio de ocho millones de dólares garantizados por temporada, lo prometido a McCoy y Watt, suena como algo descabellado, con todo y que Suh apretó el botón de reinicio a la escala de pagos para linieros defensivos hace unas semanas. Sin embargo, los 31.4 millones que acordó Williams hace tres años se antojan como poco --relativamente hablando-- tomando en cuenta la inflación y el crecimiento proyectado para el tope salarial en los años siguientes.
Por donde se le vea, Dareus supone un riesgo para Buffalo. Por un lado, es un jugador joven, talentoso, que empieza a apenas a mostrarnos la punta de iceberg en cuanto a lo que es capaz de hacer sobre el emparrillado. Por el otro, se trata de una persona que ha tomado malas decisiones constantemente, no solamente en el rubro legal, sino también en cuanto a su preparación como profesional.
Los Bills se encuentran unos 7 millones de dólares por debajo del tope salarial, pero todavía hace falta sumar a esa cuenta a los seleccionados de draft y agentes libres novatos que firmen a partir del próximo mes. Llegar a un acuerdo con Dareus en las siguientes semanas no es imperativo desde el punto de vista financiero, pero sí recomendable.
¿Por qué?
Porque Buffalo ya ha manifestado sus planes de retener a Kyle Williams y Mario Williams hasta que se retiren. Kyle Williams, el jugador con más tiempo en la plantilla de los Bills, firmó en este mes de marzo una extensión contractual que lo mantendría con la franquicia hasta el término de la campaña del 2017. Mario Williams tiene tres años restantes en su contrato, pero los golpes financieros al tope salarial de esas temporadas son significativos: 19.4 millones de dólares en el 2015, 19.9 millones en el 2016, y 16.5 en el 2017. Sumarle años al convenio de Williams y empujar parte de esas cantidades al futuro parecen ser el camino ineludible para los Bills.
Por si fuera poco, los Bills planean ejercer la opción al quinto año contractual del esquinero Stephon Gilmore, decisión que les costará 11.082 millones de dólares para el 2016.
"[Mario Williams] podría liberar la mayor cantidad y sería lo más lógico, porque no solamente sería reestructurar, sino extender", manifestó Whaley al Buffalo News, citando una comparación con lo realizado con Kyle Williams. "Queremos sentar el precedente de que retendremos a los nuestros y los tendremos retirándose como Buffalo Bills. Pienso que se trata de un sentimiento que queremos mostrarle a los jugadores en nuestra plantilla ahora".
En Buffalo, ya se han hecho a la idea de que el año para gastar en grande fue el 2015, tras comprometer 91.5 millones de dólares entre agentes libres y reestructuraciones contractuales en la actual temporada baja, para liderar a la NFL.
"El año que viene, seremos los Green Bay Packers de la agencia libre", manifestó Whaley la semana pasada durante la reunión de propietarios de la NFL, de acuerdo a Mike Rodak de ESPN.com, haciendo referencia a la austeridad con que se suelen conducir los Packers en el mercado abierto. "Estaremos firmando a nuestros propios jugadores porque tenemos a Nigel [Bradham] a punto de terminar contrato, tenemos a Dareus a punto de terminar, tenemos a Cordy Glenn a punto de terminar y tenemos a Gilmore. Así que esa será nuestra agencia libre el año que viene".
Lo más urgente para los Bills será reestructurar el convenio de Mario Williams. Extender el acuerdo de Dareus previo al inicio de la agencia libre, y del contrato monstruoso de Suh, podría haber ahorrado algo de dinero a Buffalo. Lo mismo aplica para Gilmore, si el equipo se apura a negociar con el esquinero.
Los Bills tienen intenciones claras de mantener intacta a la mejor línea defensiva de la NFL, y a partir de allí edificar al resto de la defensiva. No hay duda de que Dareus recibirá su dinero. Sólo restaría por ver si Dareus será capaz de cumplir su parte del convenio.
¿Responderá como el All-Pro que es, o se transformará en una nueva versión de Albert Haynesworth?
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MÉXICO -- Este lunes, los Cincinnati Bengals aprovecharon la reciente ola de extensiones contractuales para brindarle a su mariscal de campo Andy Dalton un alargue que lo vincula con el club hasta el 2020 a cambio de unos 96 millones de dólares, suma que puede ascender hasta los 116 millones mediante escaladores.
Este acuerdo suma seis temporadas a su contrato original de novato, el cual estaba por entrar a su última temporada en el 2014.
Mi primera reacción fue de sorpresa. Hace apenas cuatro días, los Dallas Cowboys otorgaron una extensión contractual a su tackle izquierdo Tyron Smith por ocho campañas y 110 millones de dólares. En el desierto, el esquinero Patrick Peterson recibió una extensión de 70 millones de dólares y cinco años cortesía de los Arizona Cardinals, hace cinco días. A mediados del mes pasado, los New Orleans Saints convirtieron a Jimmy Graham en el ala cerrada mejor pagado en la historia del deporte, a cambio de "apenas" 40 millones de dólares por cuatro campañas.
Tanto Smith como Peterson y Graham son jugadores que han sido elegidos All-Pro, y existen pocas dudas de que, pese a jugar posiciones distintas a la de Dalton --y distintas entre sí-- son mejores jugadores en el presente que el pasador de los Bengals. Por si fuera poco, se antoja que los tres todavía tienen mayor espacio para seguir creciendo, aunque definitivamente esta última aseveración se hace pisando el terreno de la especulación.
Lo que queda claro es el modo en que la NFL ha sobrevalorado financieramente la posición de mariscal de campo. Dalton ni siquiera es el mejor jugador en la ofensiva de Cincinnati --ese honor pertenece al receptor abierto A.J. Green--, pero ya es el décimo pasador mejor pagado de la NFL en cuanto a valor total de contrato, empatado con Peyton Manning de los Denver Broncos.
En cuanto a salarios promedio anuales, Dalton se coloca ahora decimotercero en la NFL, empatado con el ala defensiva Mario Williams de los Buffalo Bills, y por arriba de figuras como el mariscal de campo Tom Brady de los New England Patriots y el corredor Adrian Peterson de los Minnesota Vikings. De los 12 jugadores con un salario anual mayor al de Dalton en este instante, únicamente los receptores abiertos Calvin Johnson de los Detroit Lions y Larry Fitzgerald de los Cardinals no son pasadores.
Sin embargo, lo que más llama la atención de ese listado es que de los diez mariscales de campo que lo encabezan, únicamente Matthew Stafford de los Lions gana más que Dalton sin conocer, lo mismo que el pasador de los Bengals, una victoria de postemporada. Eso constituye un riesgo mayúsculo para las franquicias de Detroit y Cincinnati.
Parte de ello se explica por la urgencia que sienten Lions y Bengals de acabar con la notoria falta de éxito de playoffs recientes. Detroit no ha ganado un partido en la postemporada desde 1991, cuando Barry Sanders era aún el rey de la manada, y Cincinnati no lo ha hecho desde 1990, cuando Anthony Muñoz todavía protegía el lado ciego de Boomer Esiason. Desde aquella última victoria de playoffs, los Lions acumulan siete derrotas consecutivas en playoffs, y los Bengals seis.
Yo no soy proponente de medir la calidad de un mariscal de campo de acuerdo al récord del equipo. Sin embargo, es indiscutible que para que una franquicia logre tener éxito en la postemporada, requiere de un buen líder en la posición de pasador, y Lions y Bengals están haciendo apuestas cuantiosas a que sus actuales mariscales de campo pueden desempeñar ese rol.
Está claro que en la NFL, se paga por la producción que está por venir, o que se cree está por venir, y no por la que fue. Prácticamente todos los contratos son una tirada de dados, y más si se trata de acuerdos de esta magnitud. Sin embargo, también creo que uno de los mejores indicadores de la potencial producción futura es la producción pasada, y ahí es donde me sorprende el tamaño del riesgo que han asumido Lions y Bengals para construir alrededor de Stafford y Dalton, respectivamente.
A eso debemos sumarle que Dalton jamás tuvo que pelear realmente su puesto titular en Cincinnati, ni ha tenido competencia seria por la titularidad desde entonces. A su llegada, Carson Palmer pidió salir y emigró a los Oakland Raiders. Las llaves de la nave ofensiva le fueron entregadas sin mayores obstáculos a Dalton en su año de novato, en el 2011. Los Bengals han optado por la certeza y estabilidad en la posición desde aquel momento, y el equipo nunca se ha atrevido a sumar a la plantilla a alguien que le amenace el puesto.
No estoy diciendo que Dalton jamás va a ganar un partido de playoffs, pero me parece que lo prudente por parte de los Bengals hubiera sido esperar hasta el término del 2014, su último año de contrato vigente, para evaluar la situación y determinar entonces si se extendería o no el acuerdo. Después de todo, no le veo nada de malo a que un jugador y su equipo cumplan totalmente con el pacto que él mismo aceptó años atrás. La apuesta en ese caso es que Dalton gozara de una temporada de destape, ganara el Super Bowl, y sus bonos se dispararan en un año, como sucedió con el caso Joe Flacco y los Baltimore Ravens.
Francamente, me parece que se trataba de un riesgo menor, y uno que felizmente debe asumir cualquier organización: pagar más después de la consecución de un título de Super Bowl. En otras palabras, esperar un año hubiera sido como lanzar una moneda al aire sabiendo que cayendo de cualquier lado, se gana. Si Dalton lidera a la franquicia a su primer título Trofeo Lombardi en el 2014, los Bengals no tendrán empacho en otorgar un contrato superior al que entregaron hoy, a un jugador probado en el escenario más grande. De no ser así, los Bengals hubieran tenido mayor palanca para negociar números favorables con Dalton, a sabiendas que en el draft se pueden conseguir pasadores a un precio ostensiblemente menor para los primeros tres años de carrera del jugador. En cambio para Dalton, otro año de fracaso en playoffs no le hubiera dado impulso suficiente de cara a la agencia libre como para exigir un cheque tan grande en Cincinnati.
Desde el punto de vista del jugador, también hay repercusiones serias. Dalton se ha comprado tiempo en Cincinnati, y ahora no salta al campo con la mente desviada hacia el siguiente contrato. No obstante, el precio es casi tan alto como la cifra en el documento que acaba de firmar. La presión sobre Dalton ahora se centra en el hecho de que el mariscal de campo debe justificar sobre el campo la decisión que tomó el equipo en las oficinas al entregarle un cheque tan grande. El dinero de su extensión contractual eleva exponencialmente las expectativas que hay respecto a su desempeño. Cualquier excusa que se pudiera esgrimir respecto a la relación entre su sueldo de 1.7 millones de dólares para el 2014 y su desempeño ha salido por la ventana. No es aceptable, de ninguna manera, que Dalton siga registrando un Total QBR de 18.1 en postemporada, como ha acumulado hasta ahora en sus tres apariciones. Desde las tribunas, los abucheos serán más sonoros con cada intercepción.
La estrategia de los Bengals en los años recientes ha sido clara: recompensar a los jugadores de núcleo antes que adquirir agentes libres del exterior. El acuerdo con Dalton sigue ese lineamiento, pero el dinero involucrado claramente se desvía de la tradicional noción de que los Bengals eran un club que no gastaba lo necesario para ser competitivo. Pero con el cambio crecen las expectativas. Si Dalton no se gana la recompensa que le ha sido entregada a priori, Cincy podría estar amarrado al menos unas tres temporadas más a un pesado lastre financiero en la posición más importante del juego.
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