Joachim Löw sorprendió en los días previos y decidió darle descanso a la enorme mayoría de los titulares. Muchos pensaron que el fútbol teutón estaba menospreciando la competencia, por eso la consagración fue una gran sorpresa para buena parte de la opinión pública. Solo el entrenador y sus jugadores estaban convencidos que tenían material suficiente para lograr el título. Ahora, Alemania le sumó 23 futbolistas más a su amplia base de cara a la Copa del Mundo. La jugada fue redonda para los campeones reinantes.
Como de costumbre, Blogski 2018 analiza cada juego con la mente puesta en el Mundial y, claro está, este "ensayo general" no podía escaparle a nuestra manera de sentir el fútbol. De cara al Mundial, presentamos el equipo ideal de la Copa Confederaciones.
MARC-ANDRÉ TER STEGEN Sí, es cierto que la actuación de Claudio Bravo fue sobresaliente y bien merecido tuvo el premio al mejor arquero de la competencia. Sin embargo, con una óptica mundialista, lo hecho por el guardavallas de Barcelona fue realmente bueno. Transmitió seguridad y fue una de las grandes figuras de la final. Aunque nadie duda de que Manuel Neuer será el titular en Rusia, el nivel de Ter Stegen lo pone en carrera por el puesto.
JOSHUA KIMMICH El heredero natural de Phillip Lahm. En esta Copa jugó de marcador de punta derecho y de mediocampista, según el juego lo necesitó. Alemania muchas veces salió con un esquema 3-5-2 y Kimmich demostró todo su despliegue y capacidad física. Tiene solo 22 años y será uno de los números puestos en el Mundial.
GARY MEDEL Otra vez, un gran torneo del defensor de Inter. Líder espiritual y futbolístico de Chile, fue protagonista de una de las fotos más recordadas del certamen, cuando a pesar de su aparente debilidad física le ganó en un salto a Cristiano Ronaldo, ni más ni menos. De todos modos, su aporte no se reduce a una simple jugada. Es un pilar fundamental de esta generación y será clave tanto en las Eliminatorias como en el Mundial.
PEPE A pesar de su poca continuidad en Real Madrid, el defensor se transforma cuando se pone la camiseta de la Selección. Como en la Euro, fue uno de los mejores jugadores de su equipo y su presencia es muy importante para el campeón de Europa. Su edad podrá ser avanzada, pero nadie duda que su aporte será muy valioso para el cuadro lusitano el próximo año.
JONAS HECTOR A los 27 años, tuvo su torneo consagratorio con la Selección. Cuando Alemania se coronaba en Brasil, Hector ascendía a la Bundesliga. Con personalidad se ganó un lugar y hoy está para pelear el lugar de marcador de punta izquierdo en la Selección A.
CHARLES ARANGUIZ El mediocampista de Bayer Leverkusen fue el mejor jugador de campo chileno en la semi y en la final. Eso habla de su invalorable aporte en el subcampeón de la Copa Confederaciones. Mostró su mejor nivel cuando más se lo necesitó. Contra Portugal y Alemania expuso sus mejores virtudes: quite, toque criterioso y capacidad de relevos. Es el socio perfecto de Arturo Vidal en el centro del campo y otro de los pilares de la Roja.
ARTURO VIDAL La mezcla justa de talento, sacrificio, vergüenza deportiva y liderazgo. Es el símbolo de Chile y volvió a demostrarlo en esta Copa Confederaciones. A los 30 años, se convirtió en el típico "jugador de Selección", que crece cuando se pone la camiseta nacional. La Roja lo necesita más que a nadie para buscar la clasificación e intentar la revancha dentro de un año en estas mismas canchas.
LEON GORETZKA Quizás la gran revelación de esta Copa Confederaciones. Pocos tenían en cuenta a este mediocampista de 22 años antes de este campeonato, en el que se graduó de futbolista de Selección. Un equipo con la identidad que tiene Alemania necesita de sus mediocentros más que de nadie. Ellos marcan los tiempos y manejan los contragolpes, el arma más importante del campeón. Por eso, su aporte fue tan importante. Mostró el despliegue de Sami Khedira y a eso le sumó gol, ya que convirtió en tres ocasiones.
JULIAN DRAXLER La usina de fútbol del campeón. Ganó el Balón de Oro al mejor futbolista del torneo y nadie puede discutir la decisión. EL hombre de PSG brilló durante todo el certamen y cumplió las expectativas que lo señalaban como el líder futbolístico del equipo. Utilizó la cinta de capitán y jugó como tal. Sin dudas, peleará un lugar entre los titulares en la Copa del Mundo.
TIMO WERNER En la final, el atacante de RB Leipzig dio un verdadero recital. A los 21 años jugó su primer gran torneo internacional y no sufrió miedo escénico ni nada de eso. Además de hacer goles, que es la obligación de todo centrodelantero, participó del circuito de juego alemán y fue clave su presencia para presionar a la salida de los rivales. Terminó con tres goles y recibió el Botín de Oro al máximo artillero gracias a sus dos asistencias.
CRISTIANO RONALDO A pesar de que solo mostró un poco de su talento en la fase de grupos y ni siquiera jugó el partido por el tercer puesto, el crack portugués dejó en claro que será uno de los principales protagonistas de la Copa del Mundo. Portugal es un equipo serio y con identidad, que sabe como cuidar a su estrella, y está en condiciones de competir contra cualquiera.
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RÍO DE JANEIRO.-- Los alemanes no lloran. Ni por el intenso dolor de la alegría. Los alemanes no lloran. Ni por el intenso suplicio del placer de la victoria.
Los alemanes no lloran, porque su genética es hacer llorar al mundo. O por el placer de verlos jugar al futbol o por el martirio profano de someterlos, como hicieron con los dos más poderosos representantes de América.
Las Copas, a Alemania, le sirven para beber la sangre ajena más que las lágrimas propias. Y su copa sigue medio vacía. Y mientras maquino, esto, los veo aquí, en la cancha del Maracaná, lanzando al aire la Copa FIFA, como si fuera un trofeo más, y no el Cáliz Sagrado.
A Brasil le desfiguraron el rostro para la eternidad con un 7-1, y a Argentina le arrebataron una Copa FIFA que sentía suya, especialmente porque soñaba, anhelaba, suponía, que Lionel Messi, ahora sí, esta vez sí, saldría de la caja de regalo en que lleva catatónico o con pilas de medio pelo, desde hace un año.
Y el universo del futbol tiene un serio problema con estos insensibles de su dolor festivo y del dolor agónico ajeno: tiene una generación de futbolistas que les garantiza el reinado de esa fauna salvaje y maravillosa del futbol.
Los imberbes de hoy llegarán en plenitud a Rusia. Y la generación que debe relevar a los que pretendan asaltar Moscú, está saliendo de los cuneros alemanes.
Lo explicaba Joachim Löw en conferencia de prensa previa al choque con Francia.
"Aprendimos la lección. Cambiamos nuestra manera de trabajar y de armar los equipos en la BundesLiga. Cambiamos todo, porque teníamos que recuperar la grandeza. Hoy -dijo entonces- sabemos que podemos ser campeones del mundo", explicó.
Löw, el hombre que lleva tres mundiales al frente de Alemania, porque es sabido que Jürgen Klinsmann era el parapeto ornamentado en Alemania 2006, porque en realidad era Löw quien ejercía el derecho a poner orden en esa selección.
En esa misma tanda de artillería de los medios, Löw explicaba que no tenía intenciones ni pretensiones de hablar de su permanencia al frente de Alemania, ante las dudas reptantes, entonces, sobre si podría o no vencer a Francia.
Hoy, tras despachar a tres campeones del mundo de manera lineal, Löw se coloca del otro lado de la mesa. No espera negociar. La Copa FIFA es el mejor notario de sus intereses.
Tras el tsunami que cimbró Brasil, con la ominosa goliza de 7-1, en un ejercicio de crueldad extrema, ante Argentina encontró una oposición distinta.
Debió encarar a una Argentina que estaba dispuesta a morderle las pantorrillas y el pescuezo en cada jugada, pero además, con jugadores talentosos y convencidos de que su inferioridad colectiva, podrían equilibrarla con la superioridad en la habilidad pensante y espontánea de su futbol.
Alemania demuestra que la perseverancia y la inmunidad, la insensibilidad a las presiones y a los flagelos, le permiten ignorar los peligros, porque asumen que en los termómetros de la depredación, han vuelto a estar por encima de sus adversarios.
Hoy no sólo son mejores que los favoritos. Hoy son superiores a los mejores.
Y de esa manera Gary Lineker se convierte en el Julio Verne de las fábulas futbolísticas.
Cuando Lineker musitó con dientes apretados aquella parábola anciana de que "el futbol es un deporte que inventaron los ingleses para que siempre ganen los alemanes", no estaba siendo un comediante de dudoso gusto, sino estrictamente profético.
Por eso, en Maracaná, en el Mundial de Brasil, en la supuestamente infranqueable América para los europeos, los alemanes han extendido su tierra de conquista, y que amenazan, con esa generación de futbolistas, y las que ya empiezan a derribar muros europeos, que es el principio de una era en la que el dolor de otros será un placer de ellos, aunque sean tan resistentes al llanto aún por el propio dolor de su felicidad.
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