Llegó septiembre y lo que no llegó es la tercera pelea con Golovkin, sino un par de contiendas en los tribunales de Los Angeles en una demanda por 280 millones de dólares contra DAZN y contra el promotor Oscar De La Hoya. Saúl Álvarez quiere que le cumplan lo que prometieron en el espectacular contrato de hacer un par de años (11 peleas por 365 millones de dólares), pero los tiempos de la pandemia han contagiado a la industria del boxeo. Tal parece que ni la empresa de "streaming" ni Golden Boy pueden cumplir con ese pacto. Lo peor para "El Canelo", para el boxeo y para los aficionados al boxeo es la inactividad de uno de los mejores boxeadores de esta época y de todas las épocas....
SAN DIEGO, California.- No todo lo que brilla es oro, ni siquiera un espectacular y millonario contrato que hace un par de años colocaban al boxeador mexicano Saúl "Canelo" Álvarez en la élite de los deportistas mejor pagados de este y de todos los tiempos. Los 365 millones de dólares por 11 peleas se han "contagiado" de una época poco propicia y recomendable para contagiarse.
El "Canelo" ha dejado de boxear. Está congelado, lo cual supone ser la peor para parte para él, para el boxeo y también para el aficionado al boxeo. Uno de los mejores boxeadores de la era y de la historia está detenido por un tema contractual. Esperábamos, ansiosamente, que, para septiembre, se pudiese montar la esperada tercera pelea entre "Canelo" y Gennady Golovkin en Las Vegas. A cambio de ello, tenemos un giro inesperado, una "Canelo" vs. DAZN y una "Canelo" vs. "Golden Boy" en los tribunales de Los Angeles, por 280 millones de dólares.
El trato de 11 pelas y 365 mdd había comenzado. Quedaron en el camino el combate ante el británico Rocky Fielding, cuando Álvarez subió de división para ganar el cetro de los supermedianos de la WBA; el triunfo ante Daniel Jacobs, cuando le arrebató el título mediano de la FIB y la última pelea que ha sostenido el "Canelo", el combate ante el ruso Sergei Kovalev cuando conquistó el campeonato de los semicompletos de la OMB. DAZN había garantizado 40 millones por combate, pero ello incluía el pago al contendiente del "Canelo" y la participación de Golden Boy, que era de 5 mdd más los ingresos que se generaban por taquilla y derrama de los casinos. Muchas industrias se han visto colapsadas en la crisis del covid-19. Es evidente que DAZN, una empresa dedicada al "streaming", ha perdido suscriptores -o no ha ganado más- y que Golden Boy depende de que se abran nuevamente las arenas al público, situación que hoy, al menos en Las Vegas y en la mayor parte de los Estados Unidos, no es viable.
El "Canelo" parece estar exigiendo lo que le corresponde, pero debe entender que los tiempos de la pandemia han alterado a todas las industrias. Hay muchas personas en esta crisis que han perdido su trabajo y por ende la forma de mantener a sus familias. Hay que sentarse y negociar e indudablemente, considerar el hecho de cambiar las pretensiones.
El mundo de hoy -la industria del boxeo, incluida- es diferente a lo que se vivía cuando "Canelo" firmó aquel gigantesco contrato en Nueva York. Adaptarse a los "nuevos tiempos" como lo han hecho otras industrias, la del futbol europeo, la del mexicano, los deportes de Estados Unidos -MLB, NBA y la NFL- es una necesidad, no una opción.
El "Canelo" tiene 30 años de edad y está en un momento sublime de su carrera. Físicamente, impecable y mentalmente, maduro. Creo que él está en su derecho de defender lo que siente que le corresponde, pero la mejor pelea del "Canelo" debe ser encima del ring y no en los tribunales.
Anoche la tuvo o quizás se acercó a ella, pero hubo quienes decidieron tomar otro camino y buscar vacío, duda, incertidumbre, cuando en realidad lo que sobró fue valentía y condiciones boxísticas de dos auténticos "guerreros" del ring. Golovkin y "El Canelo" nos brindaron 36 minutos de una batalla fragorosa y memorable. Hubo muchas personas que, al final, se concentraron en lo más importante de lo menos importante. Qué pena, porque yo, por primera vez en 35 años cubriendo boxeo en Las Vegas, al sonido de la campana final, me levanté a aplaudirle a los dos boxeadores. Había presenciado una gran exhibición y un empate perfecto.
El boxeo pudo haber conocido su "felicidad" plena el sábado por la noche en Las Vegas. Una pelea a sangre y fuego entre dos guerreros del cuadrilátero. Al final, en lugar de pararse y aplaudir (yo lo hice por primera vez en mi carrera de más de 30 años de periodista) hubo quienes abuchearon, lamentaron y criticaron la decisión. La mayor parte de los expertos, boxeadores, ex boxeadores y aficionados se concentraron en la tarjeta de una juez que evidentemente estaba equivocada y en preguntarse si en realidad un pugilista u otro merecían más la victoria. Casi nadie reparo o se detuvo a pensar que habíamos sido testigos de uno de los combates más emocionantes en la historia de la división mediana, una tremenda exhibición de 12 rounds donde Gennady Golovkin y Saúl "El Canelo" Alvarez habían dejado sobre el ring hasta la última gota de sudor, de clase y de capacidad boxística y mental que tenían. Una demostración impresionante, que nos tuvo a todos al borde de la butaca y con las pulsaciones aceleradas. El kazajo fiel a su estilo de ir al frente, de conectar el jab una y otra vez y de sacudir la mano derecha como un poderoso "pistón" que hace daño. Y "El Canelo", también, en lo suyo: contragolpeando, mostrando destreza e inteligencia para quitarse golpes, para no detenerse en una zona que prácticamente significaría un "suicidio" y pegando con gran fortaleza a las zonas "blandas" de su rival.
No tengo nada que reclamarle a ninguno de los dos boxeadores. Fueron un ejemplo de entrega absoluta de acuerdo con las grandes virtudes y también con los defectos que cada uno de ellos posee. Golovkin y "El Canelo" no se guardaron nada. Los dos entendieron eso y saltaron a los brazos de sus manejadores festejando el triunfo cuando la campana (tristemente) detuvo el gran espectáculo que estábamos disfrutando. Y todo ello para que, al final, un grupo de "ignorantes" boxísticos (es la forma más decente de llamarles) abucheara al "Canelo" o reclamara algún tipo de despojo en la decisión de la pelea.
Nunca, en muchos años de cubrir boxeo en Las Vegas, había presenciado una pelea que en realidad mereciera un empate. Los empates en el boxeo son complicados porque al ser un deporte de apreciación requiere de un equilibrio casi perfecto, exacto y esta pelea la tuvo. Nombrar a un ganador corría el riesgo de cometer una injusticia. Esta vez no la hubo. Fue un empate perfecto.
El boxeo ha visto como su credibilidad ha descendido dramáticamente en los últimos años. Esta pelea había cumplido con creces, sobre el ring, para volver a creer en el deporte. La reacción en las graderías de la T-Mobile Arena y en las redes sociales me parece totalmente inapropiada y ajena a lo que vimos y disfrutamos plenamente sobre el cuadrilátero de Las Vegas.
¿Quién me puede asegurar plenamente que Golovkin ganó la pelea? ¿Quién me puede afirmar que "El Canelo" mereció el triunfo? Las estadísticas indican que el mexicano aterrizó más golpes de poder. ¿Por qué la mayor parte de los boxeadores activos y retirados creen que Golovkin fue despojado de una clara victoria?
Todos perdimos el tiempo en ello en lugar de apreciar las grandes condiciones del combate y la entrega absoluta de los dos boxeadores. Lo único que en verdad lamenté fue el final de la maravillosa exhibición y que no hubo más rounds para seguir disfrutando del gran boxeo y de la valentía incondicional de GGG y del "Canelo".
Después de tanto buscarlo en la última época, el boxeo pudo haber conocido una "felicidad" casi perfecta, pero hubo quien decidió elegir otro camino: el amargo, el que indicaba despojo, vacío, duda e incertidumbre...El camino más fácil de tomar.
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Ese es el verdadero secreto del 'estilo mexicano' para boxear. No es el gancho al hígado, la potencia de los golpes, el caminar sobre el ring o algún otro aspecto técnico, físico o mental. No, es la forma en la cual se adaptan a las distintas circunstancias que enfrentan en una compleja pelea de boxeo. Y este sábado, el resultado del esperado combate no dependerá tanto del poder descomunal de los puños del kazajo o del letal contragolpe del mexicano. La verdadera diferencia la hará la inteligencia que tengan sobre el ring. Y ahí, me parece, que la ventaja puede ser del 'Canelo', siempre y cuando entienda el plan de pelea y haga los ajustes que sean necesarios mientras los rounds avancen. Golovkin es favorito. 'El Canelo' debe y puede ganar...
No perdamos el tiempo en preguntarnos quien pega más fuerte. Los números son contundentes con Gennady Golovkin. El campeón mundial de los medianos tiene una impresionante cantidad de nocauts, pero nunca antes se ha enfrentado a un boxeador con la fortaleza de Saúl Álvarez. De ahí que imaginar la pelea suele ser un martirio para la mayor parte de los expertos.
Sabemos que Golovkin acostumbra a boxear hacia adelante. Que dispara y aterriza más jabs que nadie en este negocio y que tiene una despiadada mano derecha. Sabemos que 'El Canelo' es un magnifico contragolpeador, que sabe mover la cintura y que tira tremendas combinaciones con ambas manos además de un brutal 'uppercaut'. Eso es lo que sabemos. La cuestión es saber lo que no sabemos.
¿Puede Golovkin improvisar y transformarse en un boxeador mucho más flexible? ¿Tiene algo más que su jab y la temible pegada? ¿Puede 'El Canelo' cambiar la idea de un contragolpeador para presionar y atacar a Golovkin? ¿Cómo sería el kazajo peleando hacia atrás? Y hay otra infinidad de preguntas cuyas respuestas --algunas de ellas-- sólo conoceremos una vez que haya sonado la campana.
Lo que debe quedarnos claro es que las peleas no se ganan pegando más fuerte. Las peleas, en el boxeo, se ganan con inteligencia y que aquel que logre ser más inteligente round a round y adaptarse a las condiciones de la contienda, tendrá una mayor oportunidad de terminar siendo el vencedor.
Según entiendo o según se desprende las últimas declaraciones del entorno del 'Canelo', la idea --su idea-- es sacar a Golovkin de su zona de confort. ¿Cómo hacerlo? Presionando desde el primer round con el riesgo de quemarse físicamente muy temprano en el combate y meterse en una zona que lejos del confort, será peligrosa. Ahora bien, no hay nada más peligroso que ponerse a los golpes con Golovkin. Si lo hace, 'El Canelo' estaría firmando un suicidio. Y así, hay muchas situaciones y alternativas que puede cambiar los planes originales y el script completo de la pelea.
Durante la semana, los dos, tanto 'Canelo' como Golovkin han hablado de imponerse con un 'estilo mexicano'. ¿El 'estilo mexicano' tiene que ver más que con la valentía, los golpes, la intensidad de estos, los ganchos, los impactos al cuerpo? No, el 'estilo mexicano' tiene más que ver con la inteligencia: Chávez, Márquez, Morales, 'Finito' López, Barrera, Olivares, 'Mantequilla' o Zarate fueron lo que fueron porque antes que nada, eran sumamente inteligentes para boxear.
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Algunos años más tarde, he tenido que forzar "la retirada". "La retirada" desde una trinchera donde no me cansaba de ser y presumirme como su detractor número uno. Para mi, el 'Canelo' no era más que un invento de la publicidad, de la televisión, de la necesidad de la industria y del negocio. Hoy me doy cuenta de mi error. Lo acepto, tal y como es, sin rodeos, como lo hace el propio 'Canelo' cuando embiste al rival y cuando me confronta en una entrevista: Me equivoqué. Me tapó la boca un boxeador que ha mejorado noche con noche, que nos han enseñado valentía sobre el ring y disciplina y trabajo fuera de él y que este sábado tiene una gran oportunidades de dar el salto hacia una privilegiada y sagrada zona del boxeo mexicano. El 'Canelo' me tapó la boca.
El 'Canelo' es un tipo serio. A veces, parece antipático, arrogante, soberbio -'mamón', como diríamos aquellos que crecimos en las calles de la Ciudad de México-, pero también es un hombre serio, que a pesar de la gran fortuna y de la fama que ha acumulado a su joven edad, sigue conservando el hambre del trabajo, del gimnasio, de la disciplina por su profesión y el respeto por sus manejadores y mentores, el 'Chepo' y Eddie Reynoso, sin duda, los dos hombres que lo han conducido magistralmente en el difícil mundo del boxeo. La realidad es la realidad: ha mejorado mucho boxísticamente mientras ha madurado en el ring. Hoy, no es más ese boxeador parado que basado en su gran fortaleza tiraba golpes al son por son descuidando su defensa. El 'Canelo' es ahora un boxeador más equilibrado. Temible al contragolpe, con un "uppercaut" que asusta a cualquiera y con condiciones que le permiten caminar sobre el ring, quitarse golpes y mantenerse a salvo en los momentos más delicados de la pelea. El 'Canelo' ha avanzado, se ha hecho mejor boxeador desde aquellos días donde José Miguel Cotto, el hermano del seis veces campeón mundial Miguel Cotto, estuvo a nada de llevarlo a la lona en el primer round de una pelea que ganó más tarde por nocaut, desde que abusaba de la veteranía de Carlos Baldomir o de la inocencia de Mathhew Hatton o tal vez desde aquella etapa donde parecía sólo dispuesto a pelear ante boxeadores más chicos que él, ventaja que hacia evidente sobre el ring.
Yo le digo 'Canelo' y él me habla de usted. Es un chico de pocas palabras, pero al igual que como es sobre el ring, le gusta ir de frente. Dice lo que tiene que decir en frases breves, puntuales y nada más. Todos podemos cometer un error al momento en que juzgamos, en que damos un punto de vista, en que tomamos riegos. Yo lo hice con el 'Canelo'. Le di la espalda porque pensaba que su carrera se fincaba sobre bases endebles, poco sólidas. Algunos años más tarde, la verdad es que me equivoqué. Él no es ni será, tal vez, un Julio Cesar Chávez. Tampoco se acercará a las condiciones de Rubén Olivares y quizá no tenga los dones técnicos de Ricardo López, del 'Mantequilla' Nápoles o de Erik Morales. Pero dentro de sus aptitudes -que las tiene de sobra- es un gran boxeador, un boxeador que me tapó la boca.
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El boxeo es un deporte caprichoso, extraño, lleno de circunstancias, accidentes, decisiones, momentos, detalles. En apariencia, todo ello está por debajo de las condiciones técnicas, físicas y mentales de los dos protagonistas del combate en la T-Mobile Arena, pero uno nunca sabe. Lo que parece claro es que tanto el mexicano como el kazajo tendrán una responsabilidad mucho más marcada que su propia gloria particular en la cita de este sábado: la de darle credibilidad a todo un deporte que ha conocido una de sus peores crisis en los últimos tiempos. 'Canelo' y Golovkin tienen todo para hacerlo, pero...
Tenemos dos grandes boxeadores, auténticos merecedores de la expectativa que ha generado la pelea. Dos personajes que pueden respirar o aproximarse a figuras legendarias en el filo de las 160 libras: Sugar Ray Robinson, Sugar Ray Leonard, Tommy Hearns, Marvin Hagler, Carlos Monzón, Archie Moore, Marcel Cerdán o Roberto 'Manos de Piedra' Duran. El boxeo presiente y cree que tiene en sus manos una noche en la que nada puede fallar para vivir una memorable jornada de emociones, de buen pugilismo, de equilibrio, de argumentos técnicos y físicos. El mismo boxeo que en el pasado reciente ha vivido de la incertidumbre, de las carencias, de momentos que resultaron traicionados por los propios protagonistas de la industria, de cuestiones más apegadas a la necesidad de un espectáculo y de un circo que a la seriedad e historia que establece este deporte. 'Canelo' y Golovkin pueden y deben darle la certeza que tanto ha buscado el boxeo en los últimos tiempos. Las condiciones de ambos, las estadísticas, los hechos fehacientes indican que nada puede fallar, pero el boxeo es un deporte donde siempre hay espacio para incidentes, circunstancias y accidentes. Cualquier detalle puede terminar lastimando lo que parece una combinación perfecta. No falta mucho para que suene la campana. Veremos qué sucede.
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