Con su movida en la mañana del jueves de adquirir al lanzador Jon Lester, el gerente general de los Atléticos de Oakland, Billy Beane, envió un claro mensaje, no solo a los Angelinos de Los Angeles, sino a toda la Liga Americana de que este es el año de los A's.

Jon Lester
AP Photo/Michael DwyerJon Lester va camino a Oakland, en donde reforzará una ya poderosa rotación
Beane envió a Yoenis Céspedes a Boston a cambio de Lester y al jardinero Jonny Gomes en un cambio que, en su faz, hace sentido para ambos equipos.

Para los A's, el reforzar la rotación de abridores había sido su misión desde que cerraron el negocio con los Cachorros de Chicago para traer a Jeff Samardzija y Jason Hammel. Sin embargo, Hammel tenía marca de 0-4 en sus cuatro salidas con los A's y salir a buscar a otro abridor se convirtió nuevamente en una prioridad.

En Lester, los A's adquieren a un veterano cuyo ERA de postemporada de por vida es de 2.11 para liderar una rotación de postemporada que incluirá a Sonny Gray, Scott Kazmir y Samardzija , lo que finalmente le da a los A's el elemento que necesitaban para llegar lejos en octubre - una rotación sólida y profunda.

Muchos dirán que el precio que pagaron en Céspedes es demasiado alto, pero en efecto, la inclusión de Gomes en el acuerdo minimiza el impacto ofensivo en los A's que dejará la partida del cubano hacia Boston.

Céspedes estaba bateando para .256 con 17 cuadrangulares y 67 RBI al momento de darse el acuerdo, lo que lo ponía detrás de Brandon Moss y Josh Donaldson en promedio y RBI. Asimismo, Gomes, quien ha estado lidiando con lesiones este año, estaba bateando para .234 con seis cuadrangulares y 32 RBI.

Además, los A's están disfrutando de una inesperada producción de parte de Stephen Vogt, quien está bateando para .357 en el mes de julio, y de John Jaso, cuya ofensiva ha despertado para postear un promedio de .285 con la particular ventaja de que es un receptor que puede batear desde el lado izquierdo del plato.

Si algo los A's están sacrificando en la movida es un poco de defensa en el jardín izquierdo. Céspedes había probado que tenía un brazo fenomenal en esa posición, pero fuera de eso el cambio se puede decir está balanceado.

Pero lo más importante en esta ecuación es que los A's están jugando para ganar la División Oeste de la Liga Americana a toda costa y no revivir los errores de pasadas temporadas. La adición de Lester le da al dirigente Bob Melvin la comodidad de tener un abridor probado y un jardinero que podría fácilmente entrar en un "platoon" que le ayudaría a tener la flexibilidad para maximizar las fortalezas de Coco Crisp, Alberto Callaspo y Vogt en cualquier situación que se presente.

Para Boston, el cambio representa un futuro prometedor en miras a su reconstrucción en el 2015. Si algo los Medias Rojas necesitan es rehacer su cuerpo de guardabosques ya que, tras la salida de Jacoby Ellsbury durante el pasado invierno, Boston nunca pudo montar mucho en cuanto a una alineación productiva se refiere. Con la adición de Céspedes, a un precio relativamente módico y bajo control del equipo por las próxmas tres temporadas, los Medias Rojas tienen la piedra angular que necesitaban, con un poco de comodidad en su nómina, para entrar de lleno en el mercado de agentes libres una vez culmine la temporada.

La pregunta que ahora queda es básica: ¿Ripostarán los Angelinos?

En el mercado de cambios todavía hay varios lanzadores. Cliff Lee, Bartolo Colon y posiblemente David Price están en situaciones similares a la Lester, si es que los Philadelphia Phillies, Mets de Nueva York o Rays de Tampa Bay, deciden moverlos.

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Los Cardenales de San Luis estaban en una posición difícil y necesitaban una respuesta rápida para reforzar su rotación antes de que fuera demasiado tarde.

Los últimos 10 días han sido desastrosos para los Cardenales, quienes tienen el peor récord en su división en el mes de julio. Han perdido cinco de sus últimos siete partidos, cayendo al tercer puesto de la División Central de la Liga Nacional al haber sido pasados por los Piratas de Pittsburgh.

Justin Masterson
AP Photo/Chris CarlsonMasterson tuvo marca de 4-3 con efectividad de 2.81 en la segunda mitad del 2013 con los Indios.
Y para añadir sal a la herida, esta semana trascendió que su estrella de hace un año Michael Wacha, no brillará por buen tiempo.

Por ende, la decisión de halar el gatillo al cambio el miércoles para adquirir a Justin Masterson, de los Indios de Cleveland, se puede ver más como un alquiler de desesperación que una movida a largo plazo. O sea, una adquisición de necesidad y no necesariamente un lujo.

Wacha, quien estaba rehabilitando una lesión en su hombro de lanzar, fue sometido a una prueba de resonancia magnética que demostró cierto nivel de progreso, pero no suficiente como para que resumiera sus actividades, por lo que el calendario de su regreso para la última semana de agosto quedó a la deriva.

El plan maestro de los Cardenales para la segunda mitad era mantener la nave a flote en lo que Wacha regresaba y concentrar sus esfuerzos en la fecha de cambio para adquirir una pieza clave y duradera. Sin embargo, las lesión de Yadier Molina revolcó el avispero ofensivo y los reemplazos que Mike Metheny ha utilizado para llenar el vacío de Wacha -- Carlos Martínez, Tyler Lyons y Marco Gonzales -- han posteado efectividad combinada de 6.02, permitiendo 43 carreras limpias en poco más de 60 entradas.

He ahí donde entra Justin Masterson, quien está pautado para ser activado de la lista de lesionados para hacer su primera salida para los Cardenales el próximo sábado en el segundo partido de una crucial serie contra los Cerveceros de Milwaukee, líderes actuales de la división.

Además, mirando hacia el resto del mes de agosto, los Cardenales tienen series interligas consecutivas contra los Medias Rojas y los Orioles de Baltimore, tres de los cuales son en Busch Stadium -- en dónde San Luis tiene marca de 1-6 contra equipos de la Liga Americana este año -- y el conocimiento de Masterson de la Liga Americana será útil para sus compañeros en la rotación.

Masterson no ha sido el lanzador que fue en el 2011 cuando lanzó 216 entradas con porcentaje de carreras limpias de 3.21, pero a sus 29 años, tiene 10 partidos de postemporada en su resume, nueve de ellos cuando lanzaba para los Medias Rojas de Boston en el 2008 y el año pasado tuvo marca de 4-3 con efectividad de 2.81 en la segunda mitad. Números que no son impresionantes, pero al menos no son mediocres.

Asimismo, el costo del cambio, el jardinero James Ramsey y poco menos de $2 millones de los que queda del salario de Masterson para esta temporada no es un precio caro para pagar. Con esos elementos sobre la mesa, el cambio hace sentido.

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Entrando a la temporada de cambios, los San Francisco Giants eran uno de esos equipos que se esperaba que, en caso de hacer una movida drástica, la haría para ampliar su ofensiva. Sin embargo, todo eso cambió el pasado lunes cuando Matt Cain tuvo que ser puesto en la lista de inactivos por tercera ocasión esta temporada.

Tras someterse a una prueba de resonancia magnética el lunes, los Gigantes recibieron buenas y malas noticias a la misma vez.

Jake Peavy
AP Photo/Michael DwyerPeavy ya no es el as de antaño, pero provee experiencia a la parte trasera de la rotación de San Francisco.
La buena noticia era que la prognosis inicial era alentadora -- no hay daño estructural.

La mala, no hay forma de saber cuándo Cain estaría disponible para regresar a lanzar. Y peor aún, tienen que esperar a que la inflamación baje antes de determinar si rehabilita o si se somete a un cirugía que sin duda significará el final de su temporada.

La salida de Cain de la rotación de abridores creó un enorme hueco para los Gigantes, cuya frágil ventaja de medio juego sobre los Los Angeles Dodgers entrando a la acción del sábado en parte estaba vigente gracias al trabajo de su cuerpo monticular.

Es ahí de donde nació la necesidad de hacer una movida rápida y esa se concretizó con la adquisición de Jake Peavy en un cambio con los Boston Red Sox que se espera sea final antes de que culmine el fin de semana.

Peavy, quien ha tenido una pésima campaña con los Medias Rojas, ya no es el as que fue hace hace siete años con los San Diego Padres. Su marca de 1-9 con efectividad de 4.72, la segunda peor en sus 13 temporadas en las mayores, es evidencia de que sus días como lanzador dominante han llegado a su final.

Sin embargo, los Gigantes necesitan a alguien con experiencia en la parte de atrás de la rotación de Tim Hudson, Madison Bumgarner, Tim Lincecum y Ryan Vogelsong para mantener el balance, no solo de la rotación, sino del staff completo ya que, de no conseguir a alguien capacitado de darle al menos seis entradas por salida, el cuerpo de relevistas sufriría por sobre uso.

Peavy está promediando 6.1 entradas por salida, siendo esa la razón principal para halar el gatillo en esta transacción.

Por otro lado, Peavy, al haber lanzado para los Padres por siete temporadas, conoce lo que es lanzar en la División Oeste de la Liga Nacional y esa experiencia será particularmente útil en la segunda mitad de septiembre, cuando los Gigantes jueguen siete de sus últimos 10 partidos contra San Diego y los otros tres contra los Dodgers.

En una división que ha estado cerrada por los primeros cuatro meses de la temporada, no hay razón para pensar que no lo estará en los últimos dos.

Los Gigantes se están tomando un riesgo asumiendo el resto del salario de poco más de $16 millones de Peavy, pero es un riesgo que se tienen que tomar. Peavy no ha ganado un partido desde el 29 de mayo y ese es un detalle que no puede pasar por desapercibido. Sin embargo, de los lanzadores para alquiler disponibles en este mercado de cambios, era el único con la experiencia necesaria para mantener relevantes a los Gigantes.

Por otro lado, Peavy no es el único ex Todos Estrellas que los Gigantes necesitan que regrese a su antigua forma.

Ante la lesión de Marco Scutaro, los Gigantes subieron a Dan Uggla, quien fuera dejado en libertad por los Atlanta Braves tras postear un promedio de bateo de .162 durante la primera mitad de la campaña.

Los Gigantes necesitan que la energía positiva que están emanando Lincecum, Buster Posey, Hunter Pence y Pablo Sandoval sea contagiosa porque si ese no es el caso, podrían terminar respirando el polvo detrás del paso de los Dodgers en septiembre.

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En los días a finales de abril, cuando la NBA dio a conocer la sanción impuesta al cuasi-exiliado dueño de Los Ángeles Clippers, Donald Sterling, todo el mundo y unos cuantos más se pararon en fila para aplaudir la suspensión de por vida dada a conocer por el comisionado Adam Silver por los comentarios racistas que habían sido publicados unos días antes.

Desde Snoop Dogg hasta Kareem Abdul-Jabbar, los alcaldes de Los Ángeles y Sacramento, celebridades y hasta las estrellas más grandes de la liga utilizaron todo tipo de plataforma para expresar su indignación sobre los comentarios de Sterling y su aprobación a las acciones de la liga.

Otro, como los retirados veteranos Dominique Wilkins y James Worthy, hicieron alarde del largo historial de racismo de Sterling y que se alegraban que, después de tanto tiempo, el verdadero Donald Sterling estaba siendo expuesto como el racista que es, y siempre fue.

Sin embargo, unos meses más tarde, en una sala de tribunal se sigue disipando y argumentando la demanda que Sterling entabló intentando detener la venta de los Clippers, cuestionando el poder de autoridad de su esposa, Shelly Sterling, para cerrar la venta de la franquicia por $2,000 millones de dólares al ex ejecutivo de Microsoft, Steve Ballmer.

Sterling
Kirby Lee/USA TODAY SportsDe pronto todas las críticas sobre Donald Sterling se aplacaron.

Por las últimas tres semanas, el desfile de testimonio en el caso ha sido tan absurdo y ridículo como el hecho de que todavía, a estas alturas, exista una ínfima posibilidad de que Sterling se mantenga en el poder del equipo.

Pero más absurdo ha sido el silencio unísono de la comunidad de la NBA. Salvo a las voces del dirigente Doc Rivers y del armador Chris Paul, quien a su vez es el presidente de Asociación de Jugadores, nadie ha levantado una voz de alerta.

Tanto Rivers como Paul dijeron esta semana que si Sterling seguía al mando del equipo cuando comience la temporada dentro de dos meses, ellos posiblemente hagan un boicot. Rivers ha sido particularmente vocal en su deseo de ser separado del equipo, y así se lo dejó saber al presidente interino Dick Parsons.

Pero toda esta situación requiere mucho más del resto de la liga. No de Silver, ya él hizo todo lo que pudo, pero del resto de los jugadores, no sólo de los Clippers, pero de los otros equipos.

En una liga cuyos protagonistas son, en su gran mayoría, miembros de una minoría, es imprescindible que haya unidad para lidiar con el prejuicio. Entendido, la agencia libre es importante, pero también es importante deshacerse de ejecutivos cuya mentalidad remonta al siglo XIX, y eso debe tener cierto nivel de prioridad.

Los jugadores, y los otros ejecutivos, no pueden permitir que Sterling tenga la más mínima opción de retomar el equipo.

¿Y qué exactamente es lo que deben hacer?

No sé, pero lo que sea, tiene que ir más allá de unos mensajes en Twitter.

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Yankees consiguen a Chase Headley
No fue un cambio que agarró mucha atención, pero la movida que los Yankees de Nueva York se jugaron el martes al enviar al venezolano Yangervis Solarte a los Padres de San Diego a cambio de Chase Headley es una que no solo responde a las necesidades inmediatas del equipo, sino también podría ser una de las piedras angulares necesarias para reconstruir una franquicia a partir de la próxima temporada.

Para aquellos que han dado un poco de pensamiento a sobre como lucirán los Yankees del 2015 - sin Derek Jeter y muy probablemente sin Alex Rodriguez -- la adición de Headley, y dando por sentado que Nueva York lo retenga en su agencia libre, es un paso positivo.

Headley estaba en una mala situación en San Diego y esa podría ser la razón por la cual su promedio ha caído a .229 esta temporada, pero una mirada a su historial, y su reputación como uno de los mejores antesalistas defensivos de la Liga Nacional -- con un Guante de Oro como prueba -- justifica el que los Yankees, que estaban cortos de paciencia con Solarte, decidieran retocar su plan a corto plazo con una solución que muy bien podría ser a largo plazo.

Todavía en la batalla a cuatro juegos en la División Este de la Liga Americana entrando a la acción del martes, los Yankees podrían ver a Headley como un ente estabilizador en una alineación que de estable no ha tenido nada. Las lesiones a Carlos Beltrán y Mark Teixeira las dolencias de Jacoby Ellsbury y Brian McCann y una rotación que ya parece un hospital contrastan mucho con el historial de Headley, quien se ha perdido un total de 78 partidos en los últimos cinco años, incluyendo los 50 juegos que se perdió en el 2011 cuando se fracturó su dedo meñique cortesía de una jugada dura contra los Piratas de Pittsburgh.

También le da a Girardi una nueva dimensión a su alineación ya que Headley es un bateador ambidextro con potencial de poder en ambos lados que encajaría bien bateando quinto ante la ausencia de Teixeira o sexto cuando Teixeira regrese a la acción, dejando así tres bates de poder en ambos lados -- Beltrán, Headley y Teixeira -- en el medio de la alineación.

Pero el beneficio real de este cambio viene a mediano y largo plazo. Nadie en realidad cual podría ser el potencial de Headley, quien ha sido condenado toda su carrera a jugar en PETCO Park, un cavernoso estadio enemigo público número uno de los bateadores. En Yankee Stadium, Headley tendrá un nuevo amanecer y a sus 30 años podría convertirse en el jugador de transición, o quizás la solución permanente a los Yankees post-Alex Rodríguez.

También se hay que tener en cuenta que Headley tiene experiencia jugando en los bosques habiendo sido el jardinero izquierdo titular de los Padres en el 2009 solo para regresar a la tercera base en el 2010 cuando San Diego envió a su hasta entonces antesalista Kevin Kouzmanoff a los Atléticos de Oakland.

Los Yankees, en general, hicieron una movida sabia y quizás la primera de muchas con miras al 2015.

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ST. PETERSBURG, Florida -- Los Rays de Tampa Bay acabaron el domingo una gira en la cual acumularon marca de 9-2 y el lanzador David Price lució de maravilla en sus salidas, pero tras un bache entre mayo y junio en el cual perdieron 16 de 17 partidos, el hueco en el cual se encuentran quizás sea demasiado grande para impedir que su única representación en el Juego de Estrellas termine con otro uniforme al finalizar el mes de julio.

Los Rays, a ocho juegos y medio del puntero de la División Este de la Liga Americana, culminan su primera mitad con series contra los Reales de Kansas City y Azulejos de Toronto, y ya comenzaron a mover fichas para mover a Price y, aunque la retórica del equipo sigue siendo una de optimismo, el hecho es que los $14 millones que Price se ganará este año son un clavo caliente para los llanos bolsillos de la franquicia.

Los Rays anunciaron el lunes oficialmente que Jeremy Hellickson, quien no ha lanzado esta temporada tras ser sometido a una operación en su codo derecho en enero, se unirá al equipo y hará su debut el martes ante los Reales, movida que ha abierto la puerta a especulación de que un cambio por Price es inminente.

Y la especulación se ha regado como las llamas luego de que surgieran varios informes de prensa ligando al gerente general de los Rays, Andrew Friedman, en conversaciones con los Cardenales de San Luis, Marineros de Seattle, Dodgers de Los Angeles y los mismos Azulejos -- todos equipos con prospectos en sus respectivos sistemas -- en conversaciones para presionar el gatillo en un cambio.

Lo cierto es que no importa cuál sea el desenlace, algo que Friedman y los Rays tienen a su favor es el factor tiempo. Luego de que los Atléticos de Oakland adquirieran a Jeff Samardzija el sábado en un cambio con los Cachorros de Chicago, Price es el único as real que está disponible en el mercado de cambios a un precio relativamente módico, ya que otros, como es el caso de Cole Hamels y Cliff Lee, con los Filis de Filadelfia, su servicios vienen con un jugoso contrato que es difícil de digerir.

En todo caso, los Rays estarían buscando un arsenal de prospectos que puedan retener a largo plazo ya que, en la paulatina reconstrucción del equipo, Evan Longoria, Wil Myers y Yunes Escobar ya han sido retenidos con contratos a largo plazo.

La vorágine de especulación incrementó aún más cuando el dueño de los Rays, Stuart Sternberg, dijo esta semana que no está listo para decidir si su equipo estará asumiendo el rol de vendedor.

Obviamente aquí tenemos que tomar unas decisiones que pueden ser hacer algo, o decidir no hacer nada, dijo Sternberg. Si hubiéramos jugado mejor el mes pasado, estuviéramos en medio de la batalla. Ahora estamos jugando mejor y esto todo puede cambiar en una semana.

Tras jugar para marca de 13-15 en junio, los Rays han ganado nueve de sus últimos 11 y proyectan, además del regreso de Hellickson, que Wil Myers podría regresar al rostes activo a mediados de agosto y que Yunel Escobar regrese después del receso del Juego de Estrellas.

El mismo Price, quien lidera la Liga American en ponches con 159 y entradas lanzadas con 139.2 en ruta a una marca de 8-7 y efectividad de 3.48, no ha querido hablar del tema, limitándose a decir solamente que eso es parte del negocio. Ahora mismo estoy con los Rays. Si eso cambio, eso no está bajo mi control.

El próximo turno de Price en la rotación sería el 12 de julio contra los Azulejos. Se decía el pasado 25 de junio, la última vez que Price lanzó desde la lomita del Tropicana Field, que esa fue su última salida en casa como miembro de los Rays. De hecho, Price hasta hizo gestos de despedirse de los fanáticos en ese matiné de miércoles. Solo el tiempo dirá si la suerte está echada.

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ST. PETERSBURG, Florida -- Es muy posible que David Price haya lanzado el miércoles su último partido en el Tropicana Field como miembro de los Rays de Tampa Bay y con un partido con 11 ponches en 8.1 entradas, los 23,761 en las gradas -- una cifra bastante grande para los alicaídos Rays -- se llevaron una memoria casi inolvidable de solo el último de las jóvenes estrellas que se marchan porque el equipo sencillamente no los puede firmar.

Price, quien se ganará $14 millones esta temporada, tiene un año más en arbitraje que sin duda lo llevará a los $18 millones, cifra que los Rays jamás podrían pagarle, razón por la cual todo el sentido común dice que Price, el más codiciado de los lanzadores en mercado de cambios que está comenzando, tiene los días contados en uniforme de los Rays.

La especulación en la prensa local es que ya los Rays están en conversaciones con varios equipos para tratar de renovarse con prospectos. Algunas fuentes dicen que Price no regresará de la gira que el equipo emprenderá a partir de mañana con 11 partidos en tres ciudades antes de regresar a casa el 7 de julio contra los Reales de Kansas City.

Nadie sabe con quién. Nadie sabe que está sobre la mesa. Nadie sabe que recibirán los Rays a cambio. Pero todo el mundo sabe que el cambio viene.

Tiene que venir.

Y así es la vida para los Rays, quienes en los últimos años ha visto a Matt Garza, Carl Crawford, B.J. Upton, Carlos Peña, entre otros, marcharse ante la realidad económica de los equipos de mercado pequeño.

El mánager Joe Maddon, públicamente, no ha querido tocar el tema de que Price está a punto de salir por la puerta de la cocina.

Para mí, a mí me importan los Rays y David es un Ray, dijo Maddon el miércoles.

Para otros, como Evan Longoria, quien optó el año pasado firmar una extensión de seis años para mantenerse en Tampa Bay hasta después de la temporada de 2022, la retórica es casi como un adiós a quien describió como el mejor compañero de equipo que he tenido en mi carrera.

Al final del día, cualquier equipo que lo tenga en su roster es un mejor equipo. A mí me gustaría que estuviera en mi equipo por el resto de mi carrera. ¿Es eso realista? Quizás si. Quizás no, dijo Longoria.

Los rumores en los pasillos del Tropicana Field eran que los Yankees de Nueva York, Azulejos de Toronto, Cardenales de San Luis, Gigantes de San Francisco, Atléticos de Oakland y Dodgers de Los Angeles, tenían escuchas en las gradas para ver la joya que lanzó ante los Piratas de Pittsburgh, en donde sus 11 ponches aumentó su total a 144 para liderar la Liga Americana sobre Félix Hernández, Max Scherzer y Masahiro Tanaka.

Un activo como Price es un atractivo para cualquier equipo con opciones de la postemporada. Son pocos los lanzadores zurdos dominantes en las Grandes Ligas y mucho menos con el poder y control que tiene Price con 144 ponches versus apenas 13 bases por bolas.

Pero hacia dónde se dirige el ganador del Cy Young de la Liga Americana en el 2012 quizás no es tan importante como lo que han significado sus seis temporadas y cambio con esta franquicia.

Price, quien fue el primer jugador escogido en el sorteo del 2007 por los Rays tras lanzar en la Universidad de Vanderbilt, llegó al equipo grande en el 2008 y desde entonces, junto a Longoria, han sido la cara de la franquicia.

El Tropicana Field está repleto de sus logros, con fotos de su victoria número 20 en el 2012, la celebración de 162 en el 2011 y el banderín de la Liga Americana del 2008.

Pero como suele suceder a estas alturas, los fanáticos de los Rays se tienen que preparar para decir adiós. Al igual que lo hicieron en el pasado. Jugadores vienen, jugadores van.

Y con la temporada por la cual atraviesan los Rays, Price quizás sea el primero, pero sin duda no será el último.

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Las teorías de conspiración están volando por todos lados en donde se respira y habla de la NBA.

LeBron James y Carmelo Anthony ejerciendo sus respectivas opciones para salirse de sus contratos con el Miami Heat y los New York Knicks, respectivamente, ha enviado una claro mensaje al resto de la liga, y la respuesta ha sido de muchos ejecutivos sacando calculadoras para ver si pueden, dentro del tope salarial, firmar a ambos y por lo menos a uno de ellos.

La decisión de Anthony se dio ante un panorama en el cual los Knicks estaban claramente a punto de comenzar un proceso de reconstrucción y el delantero tenía otra visión de su futuro inmediato: jugar para un ganador, ahora.

El caso de James es muy distinto, ya que contrario a Anthony, James ya tiene sus títulos y sus trofeos de Jugador Más Valioso y su decisión no era una cuestión de metas personales, sino una visión de que el Heat no va a mejorar y tras la debacle de la serie final contra los San Antonio Spurs, era el momento preciso para pasar la página un comenzar un nuevo capítulo.

A pesar de su gran éxito que comenzó en el 2010 con las firmas de James y Chris Bosch, el Heat está encaminado hacia varios años de hoyos en la carretera. Debido a su inflada nómina, el Heat jugó por tercer año consecutivo por encima del tope salarial, lo que bajo el nuevo convenio colectivo los pone en un renglón de impuesto de lujo cuyo único adjetivo es prohibitivo.

Tanto Wade como Bosch tienen la misma opción de James mientras que el delantero Udonis Haslem tiene su opción para salirse de su contrato y el presidente del Heat, Pat Riley, había dejado claro que en este caso, el equipo no estaba en posición para invertir más.

Todo lo contrario, tenían que recortar y eso, no solo para LeBron, sino para cualquier jugador, es una nota discordante.

Para James, la coyuntura representa una oportunidad magistral y para varios equipos, este mercado de agentes libres se ha convertido en una temporada de pesca sin precedentes, pero para la cual necesitan la caña y carnada necesaria para llevarse el "peje gordo", en términos más sencillos: crear suficiente espacio dentro del tope salarial para acomodarlo.

Mucho se está especulando de que los Chicago Bulls, Cleveland Cavaliers, Houston Rockets y Los Angeles Lakers tienen espacio para maniobrar una firma conjunta, pero lo cierto es que el futuro inmediato del panorama de la NBA dependerá de las conversaciones y negociaciones que se den en los horas antes y durante el sorteo de novatos el jueves en la noche.

Con la salida de Anthony, los Knicks ahora son jugadores. Los Minnesota Timberwolves, se ha reportado, están buscando y escuchando ofertas por Kevin Love y el Orlando Magic tiene un muy versátil cuarto turno en el sorteo con la posibilidad de tener sobre $23 millones de espacio en el tope salarial.

Todo el posible en la viña del Señor.

Cualquier intento de predecir el futuro de James, Anthony, y los muchos otros agentes libres, es mera especulación. El jueves, con un sorteo de novatos no muy profundo y más de una docena de equipos cargando con contratos no garantizados, podría cambiar la cara de la NBA por los próximos tres años. Sin duda alguna, será una noche muy importante.

En el caso de James, el hacer pública su decisión de salirse de su contrato en Miami con seis días de antelación envía un mensaje muy claro a la liga: Estoy disponible.

Algunos criticarán que su decisión de irse de Miami después de cuatro años, al igual que hizo en Cleveland después de siete temporadas, es una falta de lealtad. Quizás lo es, pero la NBA ya no se trata de lealtad, sino de talento y negocios.

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Esta era la realidad la última vez que los Reales de Kansas City se vieron en una postemporada.

1. El presidente de los Estados Unidos era Ronald Reagan.
2. Wham!, Madonna y Foreigner estaban al tope de las listas de Billboard.
3. Los líderes ofensivos del equipo eran George Brett, Willie Wilson y Steve Balboni.

Ha llovido mucho desde 1985, cuando los Reales ganaron la Serie Mundial y, partiendo de la premisa que han tenido solo dos temporadas ganadoras en las últimas dos décadas, el concepto de verlos al tope de la División Central de la Liga Americana y en medio de un mes de junio con marca de 12-4 -- a medio juego por encima de los temidos Tigres de Detroit y su elenco de estrellas probadas -- es algo foráneo, pero al menos refrescante.

Sin embargo, y si hacemos memoria, aunque no tan lejana, el hecho de que los Reales se han convertido en un equipo contendor no debe ser en realidad una gran sorpresa.

La cosecha que los Reales disfrutan hoy viene de una siembra de casi una década, decisiones sabias de sus cazatalentos, cambios oportunos y una genial labor de desarrollo en sus ligas menores.

En fin, un análisis al roster de los Reales del 2014 es un perfecto ejemplo de la nueva realidad de los equipos de mercado pequeño en el béisbol de las Grandes Ligas. El éxito de Kansas City ahora es el resultado de la realización hace muchos años de que para ser exitosos en el este béisbol, hay fabricar las piezas de su maquinaria en casa en vez de comprarlas.

A modo de ejemplo, de la alineación que los Reales utilizaron el miércoles contra los Tigres, cuatro jugadores fueron escogidos por los Reales en el sorteo amateur -- Billy Butler (2004), Alex Gordon (2005), Mike Moustakas (2007) y Eric Hosmer (2008). Un quinto jugador, Salvador Pérez, fue firmado por los Reales como un juvenil agente libre en Venezuela en el 2006.

Este núcleo, por años, jugó dentro del sistema de los Reales, que se dedicó a desarrollarlo como una unidad al tiempo que utilizaron otros activos en su sistema para complementar la maquinaria.

Por ejemplo, el jardinero Wil Myers, obtenido por los Reales en la primera ronda del sorteo del 2009, fue enviado a los Rays de Tampa Bay, a cambio de James Shields y Wade Davis en el 2012 para ayudar en el proceso de maduración de Danny Duffy, quien fue adquirido por Kansas City en la tercera ronda del sorteo del 2007.

Y así sucesivamente se ven los casos de Yordano Ventura, adquirido por los Reales a los 18 años como agente libre en el 2008 y Jarrod Dyson, adquirido en la 50ma ronda del sorteo del 2006, etc., etc.

En fin, los Reales del 2014 tienen una serie de jugadores que ni siquiera se ponen el uniforme, como el caso del gerente general Dayton Moore y Lonnie Goldberg, el poco conocido pero muy valioso director de cazatalentos.

Estos Reales son el "Moneyball" personificado y, por lo menos por el momento, es son un buen recuerdo de que no todo es nómina cuando se trata de ganar un campeonato.

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Dentro del furor del Mundial, la muerte de Tony Gwynn y la celebración de los San Antonio Spurs, un pedazo de noticia se coló por la cocina, casi desapercibido, cuya relevancia en el mayor contexto de las cosas puede ser cuestionada, pero no deja de ser una noticia que enciende , si no la curiosidad, al menos el sentido de debate.

Pete Rose, el máximo bateador de todos los tiempos exiliado del béisbol por ya casi 25 años, regresó al diamante como invitado para dirigir, por una noche, a los Bridgeport Bluefish -- un equipo de liga independiente que aprovechó una oportunidad promocional para atraer 5,300 fanáticos para ver a "Charlie Hustle", cuyos 4,256 hits siguen siendo la máxima proeza en el mejor béisbol del mundo.

Año tras año, cuando los periodistas de béisbol reciben sus boletas para el Salón de la Fama, la misma pregunta siempre surge. ¿Debe MLB levantar la sanción de Rose? ¿Debería Rose estar en el Salón de la Fama?

En el gran orden de la vida, el delito de Rose -- apostar en partidos de béisbol mientras era mánager de los Rojos de Cincinnati en 1989 -- parece uno menos grave cuando lo comparamos con la era de las esteroides y el hecho de que hoy día Mark McGuire se gana la vida como coach de bateo, Barry Bonds hace visitas a los entrenamientos de los Gigantes de San Francisco y Rafael Palmeiro, un usuario reincidente, sigue siendo elegible para el Salón de la Fama.

Sin embargo, las acciones de Rose en los últimos 25 años nos pone a pensar dos veces. Su convicción y encarcelamiento por cinco meses por evasión contributiva, sus negaciones -- a veces hasta enérgicas -- sobre sus prácticas de apostar en partidos en los cuales él estaba directamente involucrado y su "jaquetonería" no despertaron el cariño de la afición.

No fue hasta enero del 2004, cuando su libro, "Mi prisión sin barrotes", salió publicado que Rose se comenzó a humanizar un poco, admitiendo que en efecto apostó en los partidos porque "jamás pensé que me iban a atrapar".

Para aquellos que tuvimos el placer de ver a Rose jugar con los Rojos, los Expos de Montreal y los Filis de Filadelfia, al igual que los que lo vieron jugar béisbol invernal con los Leones del Caracas en Venezuela, vimos la manera ejemplar de jugar béisbol. Siempre dando lo último en energía y batallando hasta el último out.

Como jugador, por 23 temporadas fue un ejemplo de lo que un jugador debe ser. Aunque fogoso y a veces arrogante, nadie puede poner en tela de juicio lo que representó. No hay razón alguna para enumerar sus docenas de hazañas y marcas, pero si hay razón para ahora poner en tela de juicio la permanencia de su castigo.

Si Alex Rodríguez tendrá la oportunidad de regresar, si Manny Ramírez tuvo la oportunidad de regresar: ¿por qué Pete Rose no puede?

A sus 73 años, Rose todavía suda su pasión por el béisbol. Ver las imágenes de Rose en uniforme esta semana fue un pequeño recuerdo de lo que el juego una vez fue, y eso tiene que contar para algo. ¿No creen?

En 1995, el ex presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, redactó una interesante columna publicada por el diario USA Today, en la cual sentó las bases para hacerse la pregunta: ¿Llegó el momento para perdonar a Pete Rose?

"La elección al Salón de la Fama nunca ha sido una afirmación del carácter impecable de un jugado, pero sí un reconocimiento a sus logros extraordinarios en el diamante. Es precisamente esto lo que hace que el caso de Pete Rose sea uno particularmente agonizante", dijo Carter.

"Una de las decisiones más difíciles que tiene que tomar una sociedad es sobre si existe un momento para para extender un perdón a alguien que ha cometido un crimen o cometido un error ... En todos los casos, es necesario tomar en consideración la ofensa, las circunstancias extenuantes, evidencia de restitución y remordimiento y la receptibilidad de las víctimas de echar a un lado las consecuencias del crimen", continuó.

Quizás Carter tenía razón. Quizás ha llegado el momento para que nosotros los fanáticos le demos la oportunidad de redención.

¿Qué piensan ustedes?
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Javier Maymi, MLB, Beisbol

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